Canadá. La huelga en masa de los estibadores de la costa oeste

El 18 de julio, el acuerdo firmado entre el sindicato y el patronato fue rechazado.

El 18 de julio, 7,400 estibadores y almacenistas de los 30 puertos del oeste canadiense rechazaron el acuerdo salarial concluido la semana anterior entre el sindicato de los trabajadores de los puertos del lado oeste (ILWUC) y la Asociación de empleadores marítimos de Columbia Británica (BCMEA).

El acuerdo firmado cinco días antes debía poner fin a una huelga que duraba ya trece días. Una
huelga que, según la Cámara de comercio del Gran Vancouver, bloqueaba a 63,000 contenedores en los navíos en espera de ser descargados, por un conjunto de mercancías con un valor de cerca de 10,000 millones de dólares.
Para los patrones, el acuerdo iba “más allá del 10% aplicados en el curo de los tres últimos años en los sectores público y privado”

Ello no fue suficiente para convencer a los trabajadores, quienes rechazaron el acuerdo. La dirección del sindicato, a pesar de ser firmante, declaraba: “Con las ganancias récord que las empresas han realizado estos últimos años, los empleadores no han abordado los problemas del costo de la vida a los cuales nosotros, los trabajadores, nos enfrentamos estos dos últimos años”.

Desde el 18 de julio, los trabajadores reinstalaban la huelga en los puertos, llevando al sindicato
a depositar un nuevo preaviso para poder reiniciar la huelga a partir del 22 de julio. De inmediato, un viento de pánico sopla en las cumbres del Estado. El jefe del Partido conservador exige al Primer ministro que “anuncie un plan para ponerle un fin a la huelga en las siguientes veinticuatro horas”. Los representantes de los patrones piden una ley especial para forzar a los estibadores para que retomen el trabajo.

El 19 de julio, un nuevo escándalo: el presidente del sindicato anuncia que “el preaviso de huelga para el 22 de julio es retirado”. Algunas horas antes, el Primer Ministro del gobierno federal, Justin Trudeau, había convocado al “Grupo de intervención en caso de incidente”, compuesto de ministros y de altos funcionarios, que no se reúnen más que en caso de “crisis nacional”. Se trataba de tomar las medidas de excepción para romper la huelga. Es en esas condiciones que el sindicato levantó el preaviso, mientras que el Primer ministro de Columbia Británica, miembro del Nuevo Partido Democrático, constituido a partir de los sindicatos de los trabajadores, lanzaba un llamado para que las “dos partes” regresen a la mesa de las negociaciones “de buena fe”.

Los estibadores, quienes en junio habían decidido el principio de la huelga por un voto del
99.24%, no han dicho la última palabra.

Con nuestros corresponsales en Canadá.

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