El Estado de Israel “es nuestra mejor inversión, representa 3 mil millones de dólares (al año, ndlr). Si el Estado de Israel no existiera, sería necesario que los Estados Unidos de América inventara uno, para proteger sus intereses en la región”

   Estas palabras de Joe Biden fueron pronunciadas el 5 de junio de 1986 cuando era senador, y están totalmente en conformidad con la realidad. El imperialismo americano financia al Estado de Israel desde 1948, a condición de que Israel “proteja los intereses norteamericanos”.

   Los dirigentes israelitas, con Netanyahu a la cabeza, tienen su propia lógica: la del sionismo, que extiende la colonización cada vez más lejos expulsando y masacrando al pueblo palestino. Se agarraron del ataque de Hamas del 7 de octubre para desencadenar una guerra a muerte contra Gaza, provocando una nueva Nakba*

   Sin embargo, la administración estadounidense por su lado está movilizada en su guerra contra Rusia sobre territorio ucraniano y prepara activamente una guerra contra China. No tiene necesidad de un nuevo frente en el Medio Oriente, en los momentos en que el conflicto en Ucrania se atasca.

   Putin y Zelensky ya lo entendieron. El primero (no obstante amigo de Israel), comparando a Gaza con el “sitio de Leningrado por los nazis”, y el segundo pataleando en dirección de la OTAN por el temor de que “la atención del mundo se desvíe de Ucrania”

   Mientras, el 16 de octubre, la prensa estadounidense envió un torpedo a Netanyahu, haciendo público que la CIA y los servicios de inteligencia de Egipto le habían prevenido con anticipación el ataque de Hamas…

   El mismo día, la administración estadounidense deja entender que quería imponerle a Israel un “cese al fuego” y el control más estrecho del bloqueo total de Gaza, emitiendo sus reservas sobre la capacidad de Israel de lanzar su “ofensiva terrestre”.

   Para eso Biden envió a su secretario de Estado a negociar con el emirato de Qatar, sede de los Hermanos musulmanes con los cuales Hamas mantiene afiliación.

   Biden se apoyó en el mariscal Sissi quien, cómplice de dieciséis años de bloqueo israelita de Gaza, no quiere la llegada de dos millones de refugiados palestinos en un Egipto al borde de la explosión social.

   Biden también pasó un acuerdo tácito con Irán: Los norteamericanos no intervendrán directamente en Gaza si el Hez bolla libanés no ataca a Israel del lado norte.

   Una nueva vez en setenta y cinco años son las grandes potencias quienes disponen de la vida, y sobre todo de la muerte, de los habitantes de Palestina, ya sean árabes o judíos.

   Es urgente que estos últimos puedan decidir por ellos mismos e imponer una solución democrática fundada en la igualdad de derechos entre todos, del Mediterráneo al río Jordán, y sobre el derecho al retorno de todos los refugiados.

Dominique Ferré

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*La Nakba, la catástrofe de la expulsión de 800,000 palestinos con la creación de Israel.