
De la Casa Blanca al Eliseo, Se vive una aceleración de la crisis en las más altas esferas.
Para Biden, resulta “preocupante” esa encuesta de la cadena NBC News, en la que el 56% del electorado estadounidense (y el 70% de aquellos de entre 18 y 34 años) desaprueban su política en Palestina. El 51% del electorado del Partido Demócrata piensa que “Israel ha ido demasiado lejos”. El 49% se oponen ya a la “ayuda norteamericana a Israel”, que consta de muchos miles de millones de dólares cada año.
Nunca en los Estados Unidos el rechazo a la política pro-israelita había alcanzado estos niveles. Se han producido las manifestaciones más importantes de apoyo a Palestina en toda su historia: hasta 300,000 participantes en Washington.
Es aún más preocupante para Biden la nota del Associated Press del 19 de noviembre: “Desde el Departamento de Estado (ministro de asuntos extranjeros, ndlr) hasta la NASA, los altos funcionarios circulan cartas abiertas solicitando al presidente Biden que se alcance un cese al fuego”, y añade que existe un “desacuerdo inhabitual contra su apoyo a la ofensiva israelita”.
¿Es necesario buscar en otra parte las razones de las modificaciones al discurso de la administración Biden en estos últimos días? Proclamaba ayer con arrogancia “el derecho de Israel a defenderse”, y propone “una solución de dos Estados (…), único medio de asegurar la seguridad a largo plazo de los pueblos tanto israelita como palestino”. (Washington Post del 19 de noviembre). La administración Biden amenaza incluso con “sanciones” a los “colonos extremistas” de Cisjordania. No tiene de toda evidencia la intención de sancionar a los colonos, así como no cree en realidad en la pretendida “solución de dos Estados”. Pero no puede actuar como si la opinión pública estadounidense -y sectores enteros del aparato de Estado- no estuvieran a punto de escapársele…
¿Y en Francia? Macron, después de haber reiterado bajo todos los tonos durante semanas enteras “el derecho de Israel a defenderse”, prohibiendo las manifestaciones y acusado a diestra y siniestra de “apología del terrorismo” a cualquier crítica contra Netanyahu… he aquí que ahora se pronuncia por un “cese al fuego”. La presidenta de la Asamblea Nacional, que se plantaba a los lados de los oficiales israelitas proclamando su “apoyo incondicional” a Israel, hizo bruscamente marcha atrás. Declara sin sonrojarse: “En ningún caso aportaré mi apoyo (…) al gobierno israelita” (¡!) (France 3 del 3 de noviembre) Y es que el alineamiento al lado de Biden y Netanyahu provocó estragos en las más altas esferas de la V República, agudizando los conflictos ya existentes. “El ambiente es tóxico en todos los niveles”, se inquieta un consejero de Macron, citado por Europa I el 20 de noviembre: “En el Eliseo, la guerra interna sobre Israel causa estragos”, de ahí los “zigzags de Emmanuel Macron sobre el conflicto”. Entre los fanáticos partidarios de Netanyahu y aquellos que “no están muy lejos de pensar que Hamas es un movimiento de resistencia” -según un consejero de Macron, citado por Europa I– no se dirigen la palabra. Europa I se entristece: “He aquí cómo incluso el corazón del poder se revela estar a la imagen de una parte de la sociedad”.
Jean Alain

