
El presidente argentino de extrema derecha Javier Milei acaba de sufrir una primera derrota. Habiendo sido investido el 10 de diciembre del 2023, intentó inmediatamente llevar a la adopción por el Congreso Nacional (Parlamento) de dos súper-proyectos de ley: el decreto de necesidad de urgencia, por un lado, y una ley “Ómnibus”, por el otro. Dos proyectos que contienen 300 y 600 artículos respectivamente, y que intentan imponer una desreglamentación y privatización generalizadas. Destrucción metódica de la legislación del trabajo, privatización de todas las empresas públicas, liquidación de las riquezas naturales en beneficio de las multinacionales, etc.
Pero dos meses después de su entrada en función, Milei se ve forzado a renunciar a su ley “Ómnibus”, en todo caso de manera momentánea. Su partido que se define como “libertario” *, como no dispone de la mayoría parlamentaria, no consiguió encontrar los aliados necesarios para hacer adoptar este plan anti-obrero en el Parlamento.
Entre tanto, desde los partidos de “oposición”, los partidarios del antiguo presidente de derecha Macri, hasta los peronistas (“izquierda” nacionalista que perdió el poder en diciembre del 2023), habían aceptado llevar a cabo un “diálogo constructivo” con Milei y su gobierno. Gobierno, repitámoslo, compuesto de nostálgicos de la dictadura militar (1976-1983). Pero entonces, ¿por qué se alinearon todos?
Porque el 24 de enero desde las altas llanuras de los Andes en el norte hasta la Patagonia al sur, los trabajadores, llevando consigo a todas las organizaciones obreras, populares y democráticas se les enfrentaron, unidos por cientos de miles, por el retiro de los dos proyectos anti-obreros. Eso, a pesar de todas las disposiciones represivas de Milei contra el derecho de huelga y el de manifestar. Por supuesto, Milei no ha renunciado ni a la ley Ómnibus ni a las otras. Sus parlamentarios acaban de enviar un proyecto de ley que pretende prohibir el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.
Pero ha quedado demostrado que aún un gobierno de extrema derecha puede ser conducido al fracaso, desde el momento en que la clase obrera realiza su unidad por sus propios intereses.
Jean Alain

