Artículo extraído de la Tribune des Travailleurs #431 semanario del Partido de los Trabajadores (Francia)

Los ataques israelitas se ensañan contra la población de Gaza, hambrienta debido al bloqueo. Al mismo tiempo, 15,000 soldados fueron desplegados en Jerusalén y en Cisjordania para provocar a los Palestinos. Y tanto Biden como Macron continúan con sus envíos de armas a Israel.
Awni Al-Kayyal, un hombre de 50 años, es uno de entre los 1,500,000 refugiados amontonados en Rafah. Interrogado por la Agencia France-Presse el 11 de marzo, se expresa: “Escuché las explosiones y los bombardeos. Vi las ambulancias llevarse a los muertos y a los heridos.” En este primer día del ramadán, añade, su familia “no tendrá alimentos sobre la mesa para cenar”.
El 2 de marzo, Biden anunció que su gobierno organizaría la entrega de ayuda humanitaria con ayuda de paracaídas, a cuenta gotas. Paracaídas -acción en la que participa el gobierno francés- que, según la BBC del 7 de marzo “no responden a las necesidades” y son “un símbolo del fracaso de la entrega de la ayuda por vía terrestre” que prohíbe Israel. El 8 de marzo, cinco habitantes de Gaza murieron (y otros diez resultaron heridos) por uno de estos envíos por paracaídas “humanitarios”.
El 7 de marzo, Biden anunció que el ejército estadounidense iba a construir un “puerto temporal” sobre las costas de Gaza con el fin, según él, de enviar ayuda humanitaria proveniente de Chipre. Anuncio espectacular hecho frente a los parlamentarios americanos… aunque al día siguiente su ministro de la Defensa precisaba que la construcción de ese puerto temporal duraría “¡al menos sesenta días!” ¿cuántos morirán hasta ese entonces?
El 10 de marzo, Biden declaró que “Netanyahu hace más mal que bien por Israel”. Había recibido algunos días antes, en Washington, al rival de Netanyahu, Benny Gantz (miembro del “gabinete de guerra israelita). Biden se presentó como el campeón de las negociaciones “por una tregua de al menos seis semanas”, ejerciendo presión tanto sobre Israel como sobre Hamas… sin ningún resultado.
Pero como lo denuncia justamente Jewish Voices for Peace (la coalición de los judíos estadounidenses que se moviliza contra el genocidio): “Cientos de miles de Palestinos no mueren de hambre, son hambreados de manera deliberada por el gobierno israelita, aliado inquebrantable de los Estados Unidos, el cual continúa recibiendo miles de millones de dólares de ayuda militar americana”.
Y es que, si hay algo que el presidente de los Estados Unidos no quiere dejar a un lado, es más que nada la ayuda militar a Israel, la entrega cotidiana de armas que le permiten al Estado sionista continuar con su genocidio. Entregas de armas denunciadas por cientos de banderolas y pancartas en las manifestaciones en los Estados Unidos y en el mundo, exigiendo que “Genocide Joe” detenga toda ayuda militar y financiera a Israel. En Washington, en Chicago y en San Francisco miles de voces retoman un viejo slogan de la guerra de Vietnam, gritando: “Hey, Biden, what de you say? How many kids have you killed today? (Oye, Biden, ¿qué respondes? ¿Cuántos niños mataste hoy?)
¿Y Macron? Su gobierno también le envía armas a Israel, y continuará haciéndolo. “¡Ni una moneda, ni un arma para el Estado de Israel!”; “Hambrean y asesinan: hay que romper el bloqueo a Gaza”, gritaron, con el Partido de los Trabajadores, cientos de participantes a la manifestación del 9 de marzo en Paris.
Dominique Ferré

