EDITORIAL DE LA Tribune des Travailleurs #431 semanario del Partido de los Trabajadores (Francia)
Por Daniel Gluckstein

Ni Moscú ni Washington: ¡independencia del movimiento obrero!
El debate en la Asamblea Nacional sobre el acuerdo Francia-Ucrania es un vuelo de prueba. La Constitución estipula en efecto que, en caso de intervención militar, el gobierno debe informar al Parlamento dentro de los siguientes tres días. Este 12 de marzo tiene entonces el valor de una repetición antes de la intervención: ¿todos los componentes del Parlamento se ubicaron dentro del mismo bando?
Lo hicieron, en efecto.
Macronistas, la derecha, el PS y los Verdes votaron por el acuerdo Macron-Zelensky. El RN (Rassemblement National, extrema derecha, ndlt) se abstuvo dado su desacuerdo sobre algunas cláusulas. La Francia Insumisa y el Partido Comunista, hostiles al envío de tropas, votaron en contra. Sin embargo, todos reivindican estar del mismo lado en el “apoyo a Ucrania”.
Dejemos a un lado la hipocresía que distingue el envío de tropas con la entrega de armas y municiones. Es notorio que militares franceses están presentes en Ucrania como “consejeros”, oficialmente. Haciendo memoria: a principios de los años 1960, los Estados Unidos reconocían la presencia de algunos cientos de “consejeros” en Vietnam; pero fueron 550,000 jóvenes estadounidenses los involucrados finalmente, de los cuales 58,000 perdieron la vida sacrificados en la intervención imperialista contra el pueblo vietnamita.
Así pues, Francia se moviliza. Partidarios o no del acuerdo Macron-Zelensky, todos los grupos contribuyeron con su voto al envío de armas y municiones a Ucrania. Se acordó otorgarle una cantidad de doscientos mil millones de euros por parte de las instituciones europeas y los Estados miembros. Votaron a favor de estas enormes dotaciones los diputados “comunistas”, “socialistas” y Verdes en la Asamblea Nacional y (siete veces) los diputados “socialistas”, Verdes e Insumisos en el Parlamento Europeo. El diputado LFI Paul Vannier no vacila al twittear que LFI es la “única fuerza que está contra la guerra”, pero que “¡nuestra posición no es en nada contradictoria con un apoyo financiero y al envío de algunas armas a Ucrania agredida!”
En este conflicto, ¿los trabajadores deberían situarse de uno u otro lado de los bandos en presencia?
Por un lado, los rapaces de Moscú: esos bandidos de la nomenclatura alrededor de Putin que han saqueado la propiedad del Estado para constituir inmensos imperios militares e industriales; esos mismos que envían a la carnicería a la juventud rusa para defender su derecho a ocupar un pequeño lugar en la mesa del festín imperialista.
Del otro lado, los voraces sin escrúpulos de Washington: ellos se enriquecen gracias a la economía de armamento tomando como pretexto la “soberanía de Ucrania” para ampliar la OTAN, coalición militar cuya principal función es la de preservar y extender la dominación del capital financiero de los Estados Unidos.
El único bando en el cual los trabajadores pueden alinearse, es el de las mujeres rusas que exigen el regreso de sus hermanos y esposos del frente al que se les envía por la fuerza, y el de los jóvenes ucranianos cada vez más opuestos a la esta carnicería.
Nadie puede pretender oponerse a la guerra votando los créditos de guerra.
¡Ni Moscú ni Washington, independencia del movimiento obrero!
¡Ni una moneda, ni un arma para los fabricantes de guerras!
¡Los cientos de miles de millones de la guerra para la escuela, para los hospitales!

