
Aproximadamente ochenta trabajadores, jóvenes y militantes políticos y sindicales de Bélgica, Francia y Austria participaron el viernes 15 de marzo en Bruselas en un debate organizado por la Maison de la Famille (La Casa de la Familia MdF) sobre el tema: «¿Qué Estado democrático en Palestina? Después de unas palabras de bienvenida de Anne Vanesse, Presidenta de la MdF, tomaron la palabra los oradores: Ilan Pappé, profesor universitario israelí y autor, entre otros, del libro Le nettoyage ethnique de la Palestine, (Limpieza étnica de Palestina), Naji El Khatib, antiguo profesor de la Universidad An-Najah de Nablus y animador de la “One Democratic State Iniciative”, (Iniciativa por un solo Estado Democrático»), Eitan Bronstein-Aparicio, militante israelí y codirector de De-Colonizer, y Suheil Yassin, estudiante palestino de la Universidad de Amberes y militante de “One Democratic State Iniciative».
Al introducir los debates, Dominique Ferré, de la redacción de La Tribune des travailleurs, señaló que «ninguna de las “soluciones” que los grandes de este mundo han querido imponer a Palestina desde hace más de setenta y cinco años ha sido fruto de una decisión democrática de los habitantes de Palestina». Ni la Resolución 181 de la ONU, de 29 de noviembre de 1947, fruto de un acuerdo en la cumbre entre el imperialismo estadounidense y Stalin, que impuso la partición, es decir, la división artificial de Palestina por motivos étnicos y religiosos (…). Esta partición fue el origen de la Nakba de mayo de 1948 y de todas las tragedias que han golpeado al pueblo palestino y a la población judía hasta nuestros días. Ni los Acuerdos de Oslo firmados en septiembre de 1993 frente a la Casa Blanca, porque una vez más era en Washington donde se decidía el futuro de 20 millones de habitantes de Palestina».
Y concluyó diciendo, «Estamos orgullosos de poder ofrecer una tribuna a los partidarios de una solución democrática en Palestina. Se trata de una tradición que nunca ha dejado de existir, tanto en el movimiento de liberación palestino como, aunque minoritariamente, en la población judía israelí, como demuestra la plataforma de esta conferencia.»
J. A.
«En las tinieblas ya surge el alba de una Palestina liberada y democrática»
Ilan Pappé, profesor universitario israelí y autor de La limpieza étnica de Palestina

Después de denunciar «la complicidad estadounidense, europea y belga en el genocidio», Ilan Pappé esbozó lo que él considera «grietas cada vez más profundas en el edificio del proyecto sionista». Entre ellas cita «la incapacidad de crear cohesión nacional en la sociedad judía israelí. Y esto no tiene nada que ver con los palestinos. De hecho, hay dos Estados en Israel: el Estado de Tel Aviv y el Estado de Judea. El Estado de Judea nació en los asentamientos de colonos en Cisjordania. Él considera que el Estado judío debe ser teocrático y racista y que tiene todo el derecho sobre los palestinos. También considera que los judíos israelíes laicos han prestado un buen servicio en la historia, pero que ya no tienen ningún papel que desempeñar. Ellos consideran que Dios está de su parte y no necesitan legitimidad internacional (…). Son fanáticos mesiánicos, pero extremadamente poderosos. Frente a ellos, el Estado de Tel Aviv es más laico, más pluralista, más democrático, y tan partidario de la ocupación y del genocidio, como partidario de un apartheid más liberal. Pero está perdiendo la batalla en todos los frentes, electoral, económico y político: sigue siendo la élite, pero está siendo sustituido cada vez más por el Estado de Judea (…).Lo único que asegura una cohesión por el momento al Estado de Judea y al Estado de Tel Aviv es que tienen un enemigo común. Así que, para mantener esta unidad, se requiere la guerra, el derramamiento de sangre y la violencia».
Otra contradicción que socava el Estado de Israel, según Ilan Pappé, es que «la brecha (entre los que tienen dinero y los que no – ndlr) en Israel se ensancha sin cesar. Nunca antes habíamos visto a tanta gente por debajo del umbral de la pobreza, especialmente desde el 7 de octubre. Sin la ayuda eco nómica de Europa y de los Estados Unidos, Israel no podría sobrevivir».
Destacando que «la emergencia de una nueva generación de palestinos (…), una generación que aún no está organizada, pero que está unida por esta visión de un Estado único», concluye Ilan Pappé:
Ilan Pappé concluye: «No debemos perder la esperanza. En las tinieblas ya surge el alba de una Palestina liberada y democrática, permitiendo el regreso de los refugiados y permitiendo a todos sus ciudadanos vivir en igualdad de condiciones. Esta igualdad ha sido negada a los palestinos desde el comienzo mismo del proyecto sionista. Creo sincera- mente en esta perspectiva como militante, como académico y como residente de esta región”.
El pueblo palestino ha pagado un alto precio por la ficción de una solución de dos Estados»

Naji El Khatib, profesor universitario, militante palestino de la «Iniciativa por un solo Estado Democrático» (One Democratic State Initiative, ODSI)
En su discurso, Naji El Khatib se preguntó: «¿Hay lugar para las palabras, las ideas y el debate en el contexto de genocidio y barbarie que se vive hoy en Gaza?
Nosotros creemos firmemente que la propuesta de un solo Estado democrático es la única vía posible para detener las masacres y esta nueva Nakba en Gaza.
Nuestro grupo, la Iniciativa por un solo Estado, Laico y Democrático en Palestina (ODSI), se considera la continuación de una herencia programática palestina que comenzó en 1943, cuando la Liga de Liberación Nacional abrió la perspectiva de un Estado palestino laico y democrático para todos sus ciudadanos, perspectiva confirmada por el Consejo Nacional Palestino en 1968 como objetivo último de la lucha de liberación.
Desgraciadamente, este programa sufrió su primera derrota en 1974, cuando otro Consejo Palestino lo sustituyó por el «Programa de Diez Puntos», también conocido como «Lucha por Etapas», una renuncia a la perspectiva de una Palestina democrática y laica, y la aceptación por parte de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de la época de crear «un Estado junto al Estado de Israel» si este último, decía, representa un paso hacia la consecución de los derechos nacionales del pueblo palestino.
1974 desembocó desgraciadamente en los acuerdos de Oslo de 1993-1994. Desde entonces, han transcurrido treinta años de negociaciones completamente surrealistas, durante los cuales hemos pasado de 160 000 colonos en Cisjordania y Gaza en 1993 a casi 900 000 en la actualidad en Cisjordania, todo ello bajo la apariencia de negociaciones interminables. En 1993, los Acuerdos de Oslo establecían que el futuro «Estado palestino» se construiría en el 23 % de los territorios de la Palestina histórica. Y hoy, la Autoridad Palestina (nacida de los acuerdos de Oslo) sólo gobierna el 9,2 % de ese 23 % de territorios. Esta ficción de la «solución de los dos Estados» fue una farsa, por la que los palestinos han pagado un precio muy alto».

