SRI LANKA: Dos años después del levantamiento popular, persisten las mismas preguntas

Hace dos años, a finales de marzo de 2022, decenas de miles de trabajadores y jóvenes asaltaron la residencia del presidente Rajapaksa, que ejecutaba el trabajo sucio para el Fondo Monetario Internacional (FMI), y lo expulsaron del poder. A falta de una alternativa política, los sucesivos gobiernos han prolongado la subordinación del país a las multinacionales y las instituciones financieras.

En abril de 2023, el gobierno firmó un acuerdo con el FMI, basado en un préstamo de 2 900 millones de dólares, con condiciones desastrosas, entre las cuales el aumento de los impuestos de los ciudadanos del nivel más bajo, la privatización de empresas públicas, el aumento de los precios de la energía, la «reforma» del Código Laboral, el saqueo de los fondos de pensiones por jubilación de los trabajado- res, la reforma de la ley del suelo que permite a las multinacionales acaparar tierras, etc.

Para sacar adelante tal programa, las autoridades están atacando las libertades democráticas: prohibiendo manifestaciones y concentraciones, una operación policial que ha provocado la detención de miles de personas en contravención de la ley. Se han tomado medidas para censurar los medios de comunicación mediante la «ley de regulación de los medios de comunicación», así como las redes sociales en nombre de una «ley de seguridad en línea» y de la «ley antiterrorista», que también pueden utilizarse para perseguir a sindicatos, organizaciones estudiantiles, partidos políticos y organizaciones progresistas. Esta política va acompañada de una injerencia que incrementa dominio por parte del gobierno indio y sus multinacionales. Por ejemplo, el puerto de Trincomalee, uno de los más estratégicos del océano Índico, ha sido adquirido por India, lo que le da una participación del 51 % en el puerto de Colombo. Se ha firmado un «acuerdo de desarrollo» para el puerto de Kankesanthurai con el Exim Bank de India.

Las cuestiones planteadas durante el levantamiento obrero y popular de 2022 siguen en el orden del día.

 Con corresponsales en Sri Lanka

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