Artículo extraído de la Tribune des Travailleurs #434 semanario del Partido de los Trabajadores (Francia)

Bassidrou Diomaye Faye fue electo desde la primera vuelta en la elección presidencial con el 54.28% de los votos. Representó un golpe para el presidente saliente Macky Sall, cuyo candidato fue derrotado, mientras que su coalición explotaba en pedazos debido a desacuerdos en torno de la atribución de concesiones de los nuevos campos petroleros y de gas offshore. El Partido Socialista Senegalés (que residía en el gobierno como el partido “comunista” PIT) alcanza menos del 5% de los votos.
Todavía hace unos días, Diomaye Faye y su mentor Ousmane Sonko estaban bajo prisión con cientos de otros militantes, y su partido, Patriotas Africanos de Senegal por su trabajo, ética y fraternidad (Pastef), estaba prohibido.
Diomaye Faye era hijo de campesinos, pasó por la Escuela de Administración (ENA) de Senegal, fue sindicalista y luego dirigente del Pastef al lado de Sonko. Se ganó una gran popularidad, en particular entre la juventud. La prensa describió la elección presidencial como un “referéndum anti-Macky Sall”. El mandato del expresidente, cercano a Macron, fue constituido sobre la base de una represión que dejó decenas de muertos. Cientos de militantes de Pastef y pan-africanistas fueron encarcelados durante las revueltas populares expresando una poderosa voluntad de cambio.
La juventud quiere vivir dignamente de su trabajo, no quiere verse forzada a emigrar poniendo en peligro su vida hacia un Eldorado ilusorio. La carestía agolpea duramente a los trabajadores y a los jóvenes. Los estudiantes no pueden más con las becas que llegan tarde ni con la falta de alojamientos. La corrupción a todos los niveles es insoportable. Inspirados en los eventos en Mali y en Burkina Faso, los trabajadores, campesinos y jóvenes vieron en el Pastef una perspectiva para la reconquista de la soberanía nacional, para la ruptura con la “Franco-áfrica”, la presencia de tropas francesas y el franco CFA, sobrevivientes del colonialismo.
Después de su primer discurso, la prensa saludó ese “discurso tranquilizador” (Le Peuple) del nuevo presidente quien, igualmente, “promete la ruptura y la reconciliación nacional” (L´Express) con sus predecesores, como también con los “socios” internacionales. Apoyándose en una aspiración que crece hacia el “pan-africarismo”, promete una CEDEAO* “más integrada”, sin por lo tanto poner en entredicho la naturaleza de esta alianza de Estados dominada por Francia. El nuevo presidente prometió luchar contra la vida cara, aunque sin impugnar los tratados internacionales que arruinan el país. Se comprometió a construir un Estado “ejemplar” sin corrupción, pero ya agrupó a sus costados al PDS, partido del expresidente Wade, y otros jefes de grupos que se alimentan de las migajas que deja el imperialismo francés. Una fracción del patronato lo apoya, la que incluye al C50PN (“Club 50% de Preferencia Nacional”), esperando hacer crecer las partes de la burguesía senegalesa haciendo un llamado a los trabajadores para que “trabajen más”.
El resultado de la elección presidencial expresó así una poderosa voluntad de ruptura por parte de los trabajadores, los campesinos y los jóvenes, independientemente de las intenciones del candidato por quien han votado. Pero para que esta ruptura se materialice en la vida, los trabajadores, los campesinos y los jóvenes deberán imponer y apoyarse en sus propias fuerzas.
Con nuestros corresponsales en Senegal
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*Comunidad Económica de los Estados de África Occidental

