Artículo extraído de Tribune des Travailleurs # 437, semanario del Partido de Trabajadores (Francia)

Multiplicando las provocaciones militares contra blancos iraníes, Netanyahu esperaba -y espera todavía- forzar la mano de los Estados Unidos y arrastrarlos en una guerra regional que podría salvarle el pellejo. Después del bombardeo israelita al consulado iraní de Damas (Siria) el 1° de abril, “el ataque de Irán (los 13 y 14 de abril), ndlr) fue mesurado. No tenía por objetivo el de causar daños significativos a Israel (…). Israel prometió reaccionar, pero el viernes 19 de abril se constató que Israel había renunciado a su tentativa de escalada de las tensiones con Irán, muy probablemente porque había comprendido que los Estados Unidos iban a hacer todo lo posible para quedar fuera de una guerra regional”, escribe el medio estadounidense Mondoweiss el 19 de abril. Netanyahu está sentado en una silla eyectable. A la vez que le hacía un nuevo regalo de miles de millones de dólares en armamento, la administración estadounidense evocó por la primera vez hipotéticas “sanciones” contra una unidad del ejército israelí implicada en exacciones contra los Palestinos de Cisjordania.

Entonces, “el gabinete de guerra (compuesto del ministro de la Defensa Gallant, de Netanyahu y de su principal “oponente”, Gantz, ndlr) se aflige sobre la continuación de las operaciones en Gaza” (le Figaro del 23 de abril). Netanyahu debe además hacer frente a la amenaza de un mandato de detención internacional por “crímenes de guerra” emitido por la Corte Penal Internacional: “él toma esta amenaza en su contra (…) muy en serio” (Les Échos del 23 de abril).

 Entonces, una vez más, es el pueblo palestino quien va a pagar con su sangre el precio de esas maniobras en la cumbre. En particular, un millón y medio de Palestinos amontonados, hambrientos y abandonados en Rafah. “Parece muy probable que las informaciones según las cuales Israel ofrecería a elegir a los Estados Unidos entre: o bien atacamos a Irán, o bien invadimos Rafah eran exactas y que era exacto que los Estados Unidos dieron su luz verde al asalto contra Rafah (…). La administración Biden lo niega, pero le ha bajado el tono a sus advertencias repetidas contra una invasión a Rafah” (Mondoweiss del 19 de abril).

Jean Alain

  

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