Gaza. Estadounidenses y sauditas discuten sobre “el día después” … mientras que el genocidio continúa.

Extraido de La Tribune des Travailleurs 439 (7 de mayo de 2024) , semanario del Partido de Trabajadores (Francia)

   Las cifras de las instituciones internacionales son terribles, dado el tamaño de la destrucción en Gaza, al tiempo que los bombardeos continúan y se instala la hambruna. En charlas de corredor, las grandes potencias discuten sobre la post-guerra con un solo objetivo: mantener la dominación imperialista en la región.

   Según el servicio de lucha anti-minas de las Naciones Unidas, van a ser necesarios catorce años para desalojar los 37 millones de toneladas de escombros… en los cuales se encontrarán miles de cuerpos sin vida, agravando el conteo de las víctimas.

   El programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estima por su lado que serán necesarios de 30 a 40 mil millones de dólares para reconstruir… solo si la masacre se detiene hoy mismo, lo que no corresponde a los deseos de Netanyahu.

   Pero durante la guerra los negocios continúan. Sobre los escombros, “el ejército israelita remodeló Gaza según sus necesidades. Rasura y construye una “zona de seguridad” de un kilómetro de ancho en su frontera, amenazando con privar a la estrecha franja costera del 16% de su territorio, en particular de tierra agrícolas”, según los datos satelitales analizados por el periódico Le Monde del 3 de mayo. En Gaza, como en Cisjordania, el quedarse poco a poco con los “territorios palestinos” no conoce tregua alguna.

   En la costa, 1,000 militares estadounidenses están por terminar la construcción de un gigantesco puerto. Un alto responsable estadounidense precisa que “el ejército israelita ese desplegó en el terreno (…) para asegurar la protección de las fuerzas (estadounidenses)” (RFI del 2 de mayo). Es difícil de creer que se trata de un proyecto puramente “humanitario”, como lo pretende Biden.

   Al mismo tiempo estadounidenses y sauditas preparan “el día después”. Según el Courrier international,a pesar de la guerra en Gaza, las negociaciones por una normalización de las relaciones diplomáticas entre Riyad y Tel-Aviv no se han interrumpido (…) Mohammed Ben Salmane (príncipe heredero de Arabia Saudita) estaría decidido franquear una etapa, pero espera como respuesta obtener lo máximo que se pueda esperar de la parte de su aliado estadounidense” (30 de abril) “Obtener lo máximo” … sobre las espaldas del pueblo palestino.

   El cotidiano libanés L´Orient-Le Jour del 3 de mayo revela que los sauditas le transmitieron al secretario de Estado americano un plan para preparar “las etapas que deben conducir (…) al reconocimiento del Estado Palestino”. O, más exactamente, una adición de pequeños confetis de territorios en Gaza y en Cisjordania, acompañada de una “restructuración de las instituciones de seguridad y militares de la autoridad palestina”. Un plan saudita inspirado en los acuerdos de Oslo de 1993, que condujeron al impase actual.

   Sacando el balance de los acuerdos, una antigua negociadora de la Organización de la liberación de Palestina (OLP), Muzna Shihabi constata: “La noción de dos Estados es obsoleta ya que es utilizada como una herramienta al servicio de los intereses de los actores de la tragedia en Medio-Oriente. A los dirigentes israelitas, les proporciona una justificación a su política del hecho consumado. Detrás de ese escudo, y con el apoyo de un “mediador” estadounidense alineado sobre las prioridades de los Israelitas, estos últimos continúan la colonización y la anexión de territorios palestinos, así como la expulsión poco a poco de sus habitantes, a la vez que actúa pretendiendo una “solución justa del conflicto”. A ello ella opone lo que estima ser “la única vía realista”, a saber, “un Estado para todos.” Esto, en la medida en que, como entre los Palestinos, “los judíos israelitas reivindican igualmente un Estado pata todos”.

Dominique Ferré

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