Artículo extraído de LA TRIBUNE DES TRAVAILLEURS #440 (15 de mayo de 202) Semanario del Patido de Trabajadores (Francia)

El 10 de mayo, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) adoptó, por 143 votos por, 9 en contra y 25 abstenciones, una resolución para que el “Estado de Palestina” registre su candidatura a la ONU.

Un voto simbólico. Porque en la ONU las grandes potencias tienen un derecho de veto, entre ellas los Estados Unidos quienes indicaron ya que lo van a utilizar. Además, los dirigentes israelitas rechazan incluso el embrión de un “Estado de Palestina”. Solo el embajador de Macron en la ONU, entre muy pocos otros, se atrevió a retomar la fábula de la “solución de dos Estados”.

Recordemos que es en la ONU donde comenzó la tragedia del pueblo palestino. El imperialismo americano y Stalin impusieron la división de Palestina el 29 de noviembre de 1947, lo que llevó a la Nakba de 1948, la expulsión del pueblo palestino de su tierra. Esta división territorial es, desde entonces, un elemento clave del orden imperialista mundial.

El voto es como quiera revelador: Israel está cada vez más aislado. ¡Biden tuvo que movilizar a la Micronesia, Nauru, Los Palaos y la Papuasia para alcanzar nueve votos “contra”!

Pero para que el aislamiento imponga detener el genocidio, hay que ir hasta el fondo. Como lo hizo Colombia: romper toda relación diplomática, económica y militar con Israel.

En cuanto a una salida democrática, como ha insistido el Partido de los Trabajadores en su reunión del 7 de mayo en Paris: “No habrá solución sin el derecho al regreso a sus tierras, sin el derecho a la autodeterminación. No hay solución sin la instauración de una sola Palestina laica y democrática que garantice la igualdad de derechos entre árabes y judíos.

Dominique Ferré

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