Extractos del informe político discutido en la Dirección Nacional de la LCI el pasado 9 de junio de 2024

Claudia Sheinbaum, primera mujer presidenta, elegida por 35,7 millones
- México ha rechazado a la oligarquía y sus partidos tradicionales.
- Con la mayoría en las dos Cámaras –la Cámara de Diputados y el Senado– debemos exigir al nuevo gobierno que cumpla con el mandato del pueblo: la aprobación de las reformas prometidas durante la Cuarta Transformación (4T) de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). y la renacionalización de todas las industrias y sectores privatizados del país .[1]
- En este contexto, se vuelve más urgente la necesidad de que los trabajadores de México construyan su propia opción política independiente que exprese genuinamente sus intereses y lleve adelante la verdadera transformación nacional.

El pueblo rechazó a la oligarquía y sus partidos tradicionales
El pueblo de México ha rechazado a la oligarquía y sus viejos partidos. La candidata de la derecha, Xóchitl Gálvez, obtuvo el 26% de los votos, lo que representa una pérdida del 12,5% con relación al voto de los partidos de su coalición en 2018, es decir, casi 12 millones de votos menos. Esto representa una debacle para la coalición electoral formada por el PRI-PAN y el PRD [2], que aun yendo juntos no lograron ni siquiera mantener sus posiciones.
El PAN pasó de ser la segunda fuerza electoral al tercer lugar, superado por MORENA y el Partido Verde. El PRI pasó a ser la quinta fuerza, superado por el PT. Movimiento Ciudadano se mantuvo como sexta fuerza, mientras que el PRD perdió su registro electoral nacional.
La candidatura de Jorge Álvarez Máynez registró una votación del 10,4%, el doble de lo esperado. Su partido, Movimiento Ciudadano (MC), logró incrementar su voto gracias a una campaña de marketing centrada en el voto juvenil, pero también atrajo a sectores de la intelectualidad y progresistas siendo el único candidato que fijó posiciones claras en relación a los derechos sociales, como la legalización del aborto, la lucha contra la militarización y la reducción de la jornada laboral. Sin embargo, este fenómeno sólo se dio a nivel de la candidatura presidencial; MC retrocedió en el número de legisladores electos y de presidencias municipales. Los antiguos partidos sólo pudieron retener dos de las nueve gubernaturas en juego.

El rechazo al modelo neoliberal, la corrupción, la discriminación y la pérdida de derechos fue muy claro: la mayoría de los mexicanos no quieren que regresen los viejos partidos.
Un mandato dado a Sheinbaum y la coalición MORENA
35.7 millones de mexicanos votaron por Claudia Sheinbaum, dándole continuidad al proyecto 4T iniciado por AMLO, el presidente saliente. Obtuvieron cinco millones de votos más, en relación a 2018; Sheinbaum obtuvo más votos que cualquier otro candidato en la historia de México.
Al triunfo electoral hay que sumarle la victoria que representó la elección de una mujer a la presidencia, la primera en 200 años de vida independiente de nuestra nación. Su triunfo es una afrenta a la cultura conservadora y machista, un avance que muestra el poder del movimiento de mujeres para luchar por sus derechos y contra la violencia que viven. Marca un cambio en la conciencia de la población.
Si bien desde hace meses estaba claro que Sheinbaum lideraba las encuestas, la sorpresa fue la contundencia con la que ganó (margen de 2 a 1) además del voto masivo a la coalición de MORENA-VERDE-PT en las gubernaturas y elecciones legislativas.
Los datos preliminares muestran que MORENA, sus aliados del PT y el Partido Verde obtendrán una mayoría calificada en la Cámara de Diputados y Senadores, lo que no les dará impedimento –al menos formalmente– para modificar la Constitución. No tendrán que negociar con la oposición para aprobar ninguna de las reformas presentadas por el presidente AMLO en febrero pasado. ¡El famoso Plan C, que consistía en lograr la mayoría en el Congreso, se ha cumplido!
Pero la fuerte oposición de la oligarquía y el imperialismo no se hizo esperar. Los partidos de derecha que el domingo reconocieron su derrota, sólo unos días después denunciaron fraude en las elecciones legislativas y presentaron recursos para anular los resultados. Los “intelectuales” de los medios de comunicación hablan de una regresión democrática y de una deriva autoritaria, incitando a quienes votaron por la derecha a actuar contra el nuevo gobierno.
Por su parte, los “mercados internacionales” reaccionaron al voto mayoritario, presionando la economía del país, sacando inversiones del mercado bursátil (caída del 6,7% durante dos días consecutivos) y especulando con el peso. – tipo de cambio del dólar, que en 48 horas pasó de $16.5 pesos a $18 por dólar estadounidense.

La elite corporativa mexicana, y detrás de ella el imperialismo estadounidense, están conscientes de que se ha abierto una oportunidad para derrocar las instituciones y leyes heredadas del PRIAN[3]. Están conscientes de que la mayoría del pueblo le ha dado a Sheinbaum un mandato para seguir adelante. un camino progresista, en particular implementando la reforma del poder judicial, que fue uno de los lemas de campaña de Sheinbaum, así como la recuperación del sector energético por parte del Estado mexicano.
Una mayoría contradictoria
La elección de esta nueva mayoría encierra una gran contradicción. El voto mayoritario a MORENA y sus aliados expresó el deseo, la voluntad de avanzar hacia el cambio y el rechazo a los partidos tradicionales por parte de amplios sectores de la población. Pero la construcción de la alianza electoral se basó en un pacto previo de la dirección de MORENA y el gobierno de la 4T con los grupos de poder nacional y las oligarquías locales. Estos últimos aceptaron negociar su apoyo a MORENA a cambio de mantener sus posiciones.

Si bien la mayoría de la población ejerció su voto libremente, no debemos pasar por alto que ésta también fue una elección de Estado, donde los mismos que años atrás organizaron el voto corporativo y la compra de votos para el PRIAN ahora actuaron a favor de MORENA , como se evidenció con las direcciones sindicales como el SNTE, los petroleros, los mineros… que operaron abiertamente en el proceso electoral.
Los acuerdos AMLO-Sheinbaum con estos grupos hicieron que cientos de los candidatos de la alianza MORENA fueran personas que hasta hace unos meses eran militantes del PRI y PAN, que mantendrán jefes políticos a nivel local y/o que representaran a grupos empresariales.
Para asegurar el triunfo de la alianza se dieron candidaturas plurinominales a ex gobernadores como Eruviel Ávila, Alejandro Murat ex gobernadores priistas del Estado de México y Oaxaca, a Javier Corral ex gobernador panista de Chihuahua (que reprimió a los trabajadores de las maquiladoras durante la pandemia), a ex dirigentes de partidos como Fernando Castro Trenti (PRI), Hugo Eric Flores (PES), Víctor Hugo Lobo (PRD), Manuel Espino (PAN), a dirigentes sindicales corporativos como Pedro Haces Barba ex dirigente del PRI y hoy secretario de la CATEM, Alfonso Cepeda secretario general del SNTE, entre otros además de personajes cercanos a Peña Nieto como Luis Miranda Barrera.
Por mencionar solo algunos políticos con proyección nacional que se beneficiaron con el voto a MORENA y han asegurado mantenerse en el poder.
Pero esto se repitió en todo el país, por poner el ejemplo de Baja California, en Mexicali, la candidatura a presidenta municipal llevo en cabeza de lista de regidores a dos “ex militantes” del PAN que se opusieron a la defensa del agua en 2017 , así mismo en las candidaturas al congreso local el 40% de los candidatos “morenistas” tienen un pasado cercano en el PRI, PAN y MC, destacando la candidatura de Nancy Sánchez expresidenta el PRI estatal y la candidatura al Senado por el Partido Verde de Juan Carlos Hank, hijo de Jorge Hank Rhon.

Entonces, a pesar de que la población votó en contra de los partidos del régimen, los políticos de esos mismos partidos seguirán en el poder al amparo de MORENA, debido a sus acuerdos previos.
Entonces surge la pregunta: ¿Está realmente la mayoría en las dos Cámaras del Congreso comprometida con el proyecto de Sheinbaum, con las propuestas de reforma hechas por el presidente AMLO? Como trabajadores, ¿podemos creer que aquellos que hace apenas unos años promovieron privatizaciones y reformas neoliberales, y que reprimieron al pueblo, han cambiado y ahora representan los intereses de los trabajadores y de la nación? ¿Tendrán AMLO y Sheinbaum, además, la voluntad de imponer la aprobación de las reformas a los nuevos legisladores?
La falta de expresión política propia de los trabajadores
La voluntad popular de cambio se expresó en estas elecciones, pero como analizamos anteriormente, se da de forma deformada, ante la ausencia de una alternativa por parte de los trabajadores. Millones de mexicanos han visto en AMLO y ahora en Sheinbaum la opción de enfrentar las políticas de despojo, pobreza y pérdida de derechos.
MORENA y sus aliados, sin embargo, no representan una opción revolucionaria. En el mejor de los casos, como se evidencia en el actual gobierno de AMLO, buscan negociar mejores condiciones con el imperialismo estadounidense, pero en esencia se han sometido a sus necesidades geopolíticas, (Ver documento México en el centro de los planes geoestratégicos de EUA) profundizando la integración económica con Estados Unidos, manteniendo la militarización de la nación y dejando intacto el dominio del capital financiero sobre nuestra nación (como es el caso de las AFORES o el pago de la deuda).
Las reformas propuestas por el presidente AMLO en febrero de este año presentan esta misma contradicción. Por un lado, proponen avanzar en las reformas necesarias para que el pueblo mexicano recupere algunos derechos y mantenga cierta autonomía en sectores estratégicos, pero por el otro, se mantienen planes económicos de integración subordinada a Estados Unidos. Además, se mantiene la política migratoria y se profundiza la militarización del país en un contexto guerrerista global.
En esta situación, se hace más urgente la necesidad de que los trabajadores de México construyan una opción política independiente que exprese genuinamente sus intereses y lleve adelante la verdadera transformación nacional, poniendo en el centro el interés de la nación y la organización de la clase trabajadora en una manera independiente.

Se necesita inmediatamente una política de frente único, que exija el voto a favor de las reformas.
Como lo hemos manifestado reiteradamente, para llevar a cabo una verdadera transformación del país es necesario desmantelar las instituciones heredadas del régimen del PRIAN[3], es decir, todas las leyes y tratados que limitan la soberanía nacional, que legalizan el saqueo y destrucción de derechos, reemplazándolos por instituciones que respondan a los intereses de los trabajadores y de la nación.
En cada momento de nuestra historia nacional ha sido con la convocatoria de un Congreso Constituyente libre y soberano, con la redacción de una nueva constitución, que instituciones obsoletas han sido destruidas. La forma más sencilla de lograr el cambio. Los resultados electorales muestran que la derecha como fuerza política y alternativa ha fracasado y está en minoría. Se abre una nueva situación política en el país, donde la clase trabajadora y el pueblo oprimido deben actuar para aprovechar esta nueva correlación de fuerzas.
En este sentido es fundamental organizar una amplia campaña por el respeto al mandato, dirigiéndose al Presidente AMLO, a la Presidenta entrante Sheinbaum y a los legisladores, para exigir una votación a favor de las reformas que benefician a los trabajadores, como la jornada laboral de 40 horas, la garantía de una pensión digna, la renacionalización de los sectores privatizados, la reforma del poder judicial.

No podemos esperar a que estas reformas vengan desde arriba. Es necesario reorganizar los sectores y movimientos populares para exigir un nuevo gobierno e imponer el voto en el Congreso, resistiendo la presión de la oligarquía y el imperialismo.
Para ello es necesario desarrollar una política de frente único antiimperialista con los sectores que nos estamos manifestando en apoyo a estas demandas, manteniendo nuestra independencia, dirigiéndonos a los liderazgos en los que el pueblo de México ha depositado su confianza. Este es el momento de elevar nuestras demandas de manera masiva.
Al mismo tiempo, es necesario que recurramos a los activistas y militantes para dialogar sobre la necesidad de construir un partido de los trabajadores que se proponga la tarea de implementar plenamente el mandato del pueblo de México.
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NOTAS FINALES
[1] La Cuarta Transformación es lo que el presidente saliente de México, López Obrador, llama su programa general para un cambio radical. La Primera Transformación, según esta formulación, es la independencia de México de España. La Segunda Transformación es el Movimiento Reformista de Benito Juárez en la década de 1860. Y la Tercera Transformación es la Revolución Mexicana de 1910-1920.
[2] El PRI (Partido Revolucionario Institucional) gobernó ininterrumpidamente durante 71 años hasta finales del siglo XX. El PRD (Partido de la Revolución Democrática) se separó del PRI a mediados de la década de 1980, liderado por Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del venerado presidente Lázaro Cárdenas, quien en 1938 nacionalizó la vasta industria petrolera de México. El PAN (Partido Acción Nacional), fundado en 1939, es el principal partido conservador con vínculos con la Iglesia católica. Su candidato presidencial en 2000, Vicente Fox, fue el primer no miembro del PRI en ganar la presidencia.
[3] El PRIAN se refiere a todo el marco institucional que existe, combinando políticas del PRI y del PAN.

