Estados Unidos: dos partidos al servicio de la misma clase dirigente

Artículo estraído de The Organizer Julio 24, 2024 – No. 132, publicación de Socialist Organizer

Detrás de la retirada de Joe Biden de la carrera por la Casa Blanca hay cuestiones de clase en juego. Desde el momento en que sus lapsus y los errores de memoria del presidente en ejercicio lo pusieron en riesgo de no ganar la reelección, sus “generosos donantes” amenazaron con dejar de financiar su campaña.

¡Hablamos de decenas de millones de dólares! Biden quería quedarse, pero se vio obligado a retirarse.

Es un hecho que, a estas alturas, la mayoría del capital financiero de Estados Unidos no quiere ni a Donald J. Trump ni a una mayoría de Trump en el Congreso. Pero Trump tiene amplias y serias posibilidades de ser elegido.

Trump: una política más cercana al fascismo

Si Trump fuera elegido, ha prometido aplicar una política mucho más cercana al fascismo que la que logró durante su mandato como primer presidente. Sus recientes discursos de campaña muestran abiertamente su disposición a tomar medidas represivas con rapidez en todos los ámbitos, sin tener en cuenta las instituciones nacionales o internacionales ni los derechos y libertades democráticas. No importa cuál sea su retórica, la única condición es que promueva los intereses de Wall Street y las grandes empresas estadounidenses, especialmente la industria de los combustibles fósiles y el complejo militar-industrial. Este es el significado de “Estados Unidos primero”.

Tras el atentado contra su vida, Trump resumió su política económica :

“Conmigo vamos a perforar, perforar, perforar”. En otras palabras, las restricciones ambientales se dejarán de lado; vamos a extraer todo el petróleo y el gas que podamos del suelo, sean cuales sean las consecuencias.

¿Justicia? Ya ha demostrado su disposición a pisotear los derechos básicos.

Inmigración : Bloqueará la entrada de inmigrantes a Estados Unidos con un muro aún más alto y aumentará los encarcelamientos masivos y las deportaciones.

¿Ucrania ? Que lo resuelvan los europeos, no es asunto nuestro. Pero lo que sí preocupa a Trump es el inmenso mercado chino, y Trump afirma que sólo él puede poner a los dirigentes de Pekín bajo control, recurriendo a la guerra si es necesario.

¿Derecho al aborto ? No hay duda de que una segunda administración de Trump buscaría una prohibición nacional del aborto y luego iría en contra de todos los derechos reproductivos.

En cuanto a los sindicatos , cuanto menos haya, mejor. Lo que importa son las ganancias, la espada y la palabra de Dios.

Las políticas de Biden son fundamentalmente tan reaccionarias y antiobreras como las de Trump. Esto quedó en evidencia en su apoyo a la guerra genocida de Israel en Gaza, su creciente participación en la guerra en Ucrania y sus preparativos para la guerra contra China. Luego está “la guerra en casa”, centrada principalmente en lo que beneficia a la expansión corporativa en lugar de en brindar cuidado infantil, educación, atención médica, agua potable y vivienda.

Pero Biden lleva a cabo estas políticas al estilo “clásico” del Partido Demócrata, asegurándose de incorporar a los sindicatos en sus planes contra los trabajadores y su financiación de la guerra. Esto es cooptación “clásica”.

Al no satisfacer las necesidades humanas reales, Biden y el Partido Demócrata han empujado a sectores enteros de la clase trabajadora blanca, desilusionada y empobrecida, que todavía se recupera de la imposición del TLCAN por parte del Partido Demócrata en 1994, hacia las respuestas racistas, demagógicas y populistas de Trump. A pesar del racismo abierto expresado por Trump y sus seguidores, Trump incluso ha obtenido cierto apoyo de los trabajadores de color, cansados de que los demócratas den por sentado su voto al no cumplir sus promesas.

Los dirigentes sindicales y los que se sitúan en la “izquierda socialista” del Partido Demócrata tienen una gran responsabilidad en este asunto. Al dar su apoyo inquebrantable al Partido Demócrata, están alimentando el mito de que Biden es un “amigo del movimiento obrero”.

Apenas Biden retiró su candidatura a la presidencia, los líderes de la AFL-CIO lo aclamaron como “el mayor defensor de los trabajadores estadounidenses que haya conocido la Casa Blanca”.

La AFL-CIO y la mayoría de los líderes sindicales se apresuraron a anunciar su apoyo a Kamala Harris y pronto habrá más gente que se sume ahora que ella tiene asegurada la nominación del Partido Demócrata.

Pero Kamala Harris no tiene otra política que ofrecer que poner las consecuencias de la crisis del sistema capitalista sobre los hombros de los trabajadores y los jóvenes.

El verdadero problema no es el deterioro físico y mental del presidente, sino la crisis cada vez más profunda del sistema capitalista, que, cada día que pasa, arrastra a la humanidad al abismo. A pesar de las protestas de economistas como Paul Krugman y Robert Reich, no hay forma de “salvar el capitalismo” ni de satisfacer las necesidades de los trabajadores y los oprimidos bajo el capitalismo. En 1848, Marx y Engels lo explicaron con sencillez en “El Manifiesto Comunista” y más tarde ampliaron las razones. Lenin y Trotsky ampliaron el análisis en el siglo XX para abordar la era del imperialismo.

Una sociedad capitalista depende de la explotación del proletariado, la clase obrera. Lo que estamos presenciando ahora –y nadie que lea estas palabras estará en desacuerdo con ello– es la profundización de la explotación de la clase obrera y de los pueblos oprimidos en Estados Unidos y en todo el mundo, acompañada por el ataque voraz a cualquier conquista social que la clase obrera haya podido obtener mediante la lucha.

Al igual que en 1848 y desde entonces, la clase obrera necesita desarrollar su poder político independientemente de la clase dominante, de modo que pueda tomar el poder para satisfacer sus necesidades.

La alternativa de los trabajadores aquí en Estados Unidos requiere, ante todo, que el movimiento obrero organizado rompa con el Partido Demócrata, que es un partido tan capitalista como el Partido Republicano.

No es momento de andarse con rodeos ni de posponerlo para otro día: el movimiento obrero necesita afirmar su poder político independiente para combatir el ataque contra los trabajadores que se avecina, sin importar quién sea electo en noviembre: Trump o Harris. Cuando se gastan 61.000 millones de dólares en la guerra en Ucrania, eso significa 61.000 millones de dólares menos para nuestros hospitales y escuelas, por dar solo un ejemplo.

La clase obrera y todos los pueblos oprimidos deben trabajar juntos para forjar una organización política propia, independiente de la clase dominante. Este es un primer paso esencial.

Una resolución adoptada por la convención nacional de octubre de 2017 de la AFL-CIO afirmó que “ya sea que los candidatos sean elegidos del Partido Republicano o del Demócrata, los intereses de Wall Street han sido protegidos y promovidos, mientras que los intereses de los trabajadores y los trabajadores en general han sido perjudicados”. Una segunda resolución de la convención concluyó que “ha pasado el tiempo en que podemos conformarnos pasivamente con la política del menor de dos males”.

Aquí estamos en julio de 2024, casi siete años después. A nuestros hermanos y hermanas sindicalistas les decimos: hace tiempo que el movimiento obrero debía haber actuado como corresponde y haber roto con el Partido Demócrata.

A aquellos en la casa del trabajo que se han dado cuenta de que el Partido Demócrata es una camisa de fuerza y han abandonado el Partido Demócrata (o están pensando en abandonarlo), les pedimos que se unan a nosotros en Socialist Organizer y participen en Trabajasdores y Comunidad por un Partido Independiente (LCIP).

De la misma manera que construimos sindicatos eficaces para combatir a los patrones, la clase trabajadora, junto con otras comunidades oprimidas, debe construir sus propios instrumentos de poder político. [Véase el editorial adjunto sobre el gran paso dado por siete sindicatos nacionales, cuyos líderes han publicado una Carta Abierta al Presidente Biden para que deje de armar a Israel.]

El movimiento obrero, en particular, debe dejar de actuar como un perro leal que sigue los pasos de los patrones y afirmar su independencia de clase con un instrumento político propio.

¿Está de acuerdo con esta afirmación? Si es así, no se quede al margen. Póngase en contacto con nosotros en theorganizer@earthlink.net

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