Artículo extraído del #2 de Tribuna de Trabajadores (México) junio-julio 2024
Por: Lily Roja

Hoy en la mañana, un par de días después del 2 de junio, tuve una charla con mi hija de ocho años donde me decía que era muy importante tener una presidenta mujer, dijo que eso haría más fácil el poder ser aceptada en la cascarita de futbol del recreo…se asombró cuando le dije que a las mujeres profesionales de soccer se les pagaba menos que a los hombres aun siendo ellas las que tienen mejores estadísticas de desempeño que sus homólogos varones, añadió que ella era muy buena en fútbol y eso era injusto; también me comentó que esperaba que las mujeres que se tienen que disfrazar de hombres para cumplir sus sueños ya no tuvieran que hacerlo más, porque ya había una presidente mujer.
Eso me dejó con un nudo en la garganta y pensando mil cosas.
A pesar de que en su crianza su padre y yo hemos tratado de ser equitativos y democráticos, la estimulamos a que tome decisiones por sí misma en la medida de sus posibilidades e intentamos darle libertad para que exprese sus opiniones sin menoscabarlas sólo por su edad y sexo…me deja pensando ¿qué cosas ve, vive y oye una niña de ocho años en su entorno cotidiano más allá de las paredes de su casa? ¿qué cosas ya ha vivido como para pensar que una mujer en la presidencia le permitirá jugar una cascarita en el recreo y no tener que disfrazarse de hombre para cumplir sus sueños futuros?
Le recordé que cada año acudíamos a la marcha del 8 de marzo y le expliqué por qué había sido importante para las mujeres salir a las calles, para mi sorpresa, eso no le extrañó, solo asintió y dijo que había que seguir yendo.

Las ilusiones que recogerá la presidencia de Claudia Sheinbaum en muchas mujeres de clase trabajadora serán igual o mayores que las que ya se están gestando en la cabeza de mi hija…
-Sí. Es un avance democrático la elección de una mujer para la presidencia.
-Sí. Es un logro del movimiento de las mujeres que tiene siglos pugnando entre otras cosas por la igualdad en el terreno político.
Pero siempre hay un “pero”, nuestros genitales o identidad de género no determinan nuestra filiación política, nuestra honestidad, capacidades, forma de gobernar, etc.
Claudia Sheinbaum llega a la presidencia con la legitimidad que le dan 35.7 millones de mexicanos, pero, ella sola, por sí misma no tiene la capacidad de controlar a todo el aparato del Estado, de dirigir y controlar a todos los gobiernos estatales, alcaldías, municipios, senadores, regidores del país.
El ser la primera mujer presidente le presentará retos, como lo es romper esquemas en las instituciones políticas, las tradiciones patriarcales y el machismo.
Como mujer reconozco a lo que se enfrentará, sin embargo, considero que también debemos analizar cual es su programa político y de gobierno para saber si este satisface nuestras demandas más sentidas, antes que lanzarnos a las calles a festejar su triunfo y hacer odas a este suceso que sin duda marcará la historia de nuestro país.
Habría que preguntarnos cual es la posición de nuestra próxima presidenta y cuales serán sus políticas respecto a:
· La alta precarización de las mujeres en los nichos que son eminentemente femeninos como escuelas privadas, servicios de cuidado infantil y geriátricos, informalidad, entre otros.
· Sobre el tema de la legalización del aborto, del que tanto evadió pronunciarse en campaña.
· Su posición respecto al movimiento feminista, criminalizado todo este sexenio.
· Con relación a la reducción a 40 horas de trabajo semanal ¿se incluirán las personas que trabajan sin derechos como la mayoría de las mujeres en el país?
· ¿qué hay de las desaparecidas, las víctimas de trata y feminicidios…? ¿disminuirán dando más poder a la Guardia Nacional como lo expresó en campaña?
· Que se hará para garantizar el derecho a no migrar.
· Que se hará para sacar adelante a las mujeres indígenas y terminar con las tradiciones que les oprimen.
Si algo fue evidente en la campaña de Sheinbaum fue que el tema de los derechos de la mujer no fue central, pese a ella misma serlo.

Durante su campaña se habló de la pobreza en general, pero no se habló de las mas pobres entre los pobres, de las mujeres que cargan con la doble explotación (a veces triple si se toma en cuenta el racismo persistente).
Solo para dar unas cifras el valor y volumen del trabajo doméstico no remunerado equivale entre el 35 y 55% del producto bruto interno de los países, la producción doméstica representa hasta un 60% del consumo privado. Y este trabajo no remunerado recae casi absolutamente en las mujeres y las niñas.
Añadimos que la realidad objetiva indica que aún estamos muy por detrás de haber solucionado las situaciones concretas de opresión, discriminación y explotación que vivimos las mujeres.
Si bien se ha avanzado en leyes favoreciendo a las mujeres, para nosotras las comunistas, son las condiciones materiales, económicas las causantes de esta situación y en su modificación hemos avanzado poco.
Para nosotras y nosotros en la LCI, un programa que avance en la solución de esta situación objetiva tendría que partir de:
Disminuir la esclavitud doméstica que se impone sobre los hombros de niñas y mujeres en los hogares, para ello es necesario crear comedores comunitarios, guarderías para todos, lavanderías públicas gratuitas, escuelas de tiempo completo con desayuno y comida incluidos, espacios de cuidado gratuitos para mujeres embarazadas, ancianos y enfermos.

Promover el acceso a la educación y la ciencia, dar facilidades para que las mujeres puedan seguir estudiando a pesar de tener hijos a temprana edad, apoyar a las niñas cuyos padres las retiran de las escuelas por motivos culturales o religiosos, dar becas para acercar a las mujeres a las carreras científicas, asi como facilitar la obtención de plazas.
Aumentar la inversión en salud para las mujeres y niñas, con campañas para la vacunación, educación sexual, seguimiento al embarazo, prevención y atención de enfermedades como el cáncer de mama, creación de clínicas gratuitas para la interrupción del embarazo.
Acabar con la brecha salarial de género y el techo de cristal: igualdad salarial, acceso a mejores puestos de trabajo, aumento de los días de licencia de maternidad , abolición del trabajo infantil.
Acceso al crédito y la vivienda: facilitar acceder a la compra de vivienda y a los créditos.
Acceso a la justicia: una defensa legal de calidad, facilitar el divorcio, los tramites legales y el pago de las pensiones alimenticias, creación de casas públicas para atender a mujeres violentadas.

Estas son sólo algunas medidas que ponemos a la discusión, para reflexionar que la agenda de las mujeres no solo se cumple necesariamente cuando una mujer toma las riendas del país.
Es importante señalar que bajo el capitalismo, ninguna institución en ninguna parte del mundo ha podido responder adecuadamente a la necesidad de cuidado infantil accesible y de alta calidad, el trabajo doméstico no ha sido socializado y todavía lo realizan mayoritariamente las mujeres; ¡La emancipación de la doble opresión que sufrimos las mujeres pasa por la lucha contra el sistema capitalista y el patriarcado desde una perspectiva de clase proletaria!
Cuando las y los bolcheviques llegaron al poder en 1917 estaban convencidos de que bajo el socialismo la familia de tipo burgués (1) “se extinguiría”; imaginaron una sociedad en la que los comedores comunales, las guarderías y lavanderías públicas reemplazarían el trabajo no remunerado de las mujeres en el hogar. La eliminación de la carga del trabajo doméstico, el acceso a la mercado laboral la cultura y la educación, sentaría las bases para alcanzar la igualdad con los hombres. Las familias estarían conformadas y regidas por el afecto y el respeto mutuos reemplazando la dependencia legal y económica como base de las relaciones entre los sexos.
Patriarcado y capitalismo han constituido una unión indisoluble donde el hambre y el abuso, la desocupación y la violencia, la explotación y la opresión se ciernen sobre las mujeres del mundo de un modo siniestro. Por eso, creemos que hoy sigue siendo cierto aquello que dijera la socialista norteamericana Louise Kneeland en 1914: “El socialista que no es feminista carece de amplitud. Quien es feminista y no es socialista carece de estrategia”.
Nuestra tarea hace la vida más hermosa, porque sabemos que nuestro combate diario tiene ese objetivo: la emancipación de las mujeres para luchar por la revolución social en igualdad de condiciones con el resto de los oprimidos y explotados; la revolución social para iniciar el camino de la liberación definitiva de las mujeres y de toda la humanidad hoy apresada por las cadenas del sanguinario capital.
El triunfo de Claudia Sheinbaum-MORENA debe aplaudirse, pero no debería hacer que bajemos los brazos, nuestra necesidad de ver un futuro más brillante y próspero para nuestras hijas y todas las mujeres de clase obrera no debería cegarnos ni permitir que dejemos de organizarnos y luchar. Considero que si la próxima presidenta impulsa medidas como las que he esbozado, debemos apoyarla, manteniendo nuestra independencia como trabajadoras y trabajadores.
Para finalizar: siempre lucharemos para que más niñas puedan jugar una cascarita en el recreo y que no tengan que disfrazarse de hombres para cumplir sus sueños.
(1) Se refiere al tipo de familia donde existe un tipo de propiedad legal y moral sobre sus miembros “mi hijo(a)”, “mi mujer” y existen ciertos patrones de acción en relación a ello, por ejemplo es una mala madre si al trabajar no se sacrifica por sus hijos y su esposo…o si toma decisiones que vayan en contra de la opinión de su esposo, entre otras situaciones cotidianas en la familia que actualmente conocemos.
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