El sábado 31 de agosto nos reuniremos en el cementerio de Thiais, como respuesta a la invitación de la sección francesa de la IV Internacional (Tendencia Comunista Internacionalista).
A rendir homenaje a León Sedov y a León Trotsky, asesinados por Stalin porque trabajaban en la proclamación de la IV Internacional, vamos a afirmar que ayer como hoy, contra la confusión deliberada, los trabajadores y los jóvenes no tienen otra elección que la de regresar a los fundamentos del combate por el socialismo.

Fundamentos, por ejemplo, que León Trotsky desarrollaba el 18 de enero de 1937 en una carta que respondía a las cuestiones planteadas en el periódico de lengua Yiddish* publicado en Canadá, el Klorkeit (Claridad).
Enero de 1937: hacía cuatro años que Hitler había tomado el poder en Alemania. Los nazis desencadenaron persecuciones antisemitas que anunciaban el exterminio a futuro de seis millones de judíos.
En la continuidad de Lenin, -para quien el antisemitismo era el “socialismo de los imbéciles”- León Trotsky afirma:
“El capitalismo en decadencia ha desencadenado en todos lados un nacionalismo exacerbado, y el antisemitismo es solo un aspecto. La cuestión judía se ha vuelto particularmente grave en el país capitalista más desarrollado de Europa, Alemania”.
Ninguna concesión merece el antisemitismo alemán. En cuanto al antisemitismo nazi, era un aspecto -particularmente odioso y criminal- de la política de un régimen que expresaba las necesidades del imperialismo alemán.
¿Qué solución darle, entonces, a la “cuestión judía”?
Trotsky responde que en su juventud había “sobre todo tendencia a pronosticar que los judíos de los diferentes países serían asimilados y que la cuestión judía desaparecería así casi automáticamente. El desarrollo histórico de este último cuarto de siglo no confirmó esta perspectiva, desgraciadamente”.
Es la sobrevivencia del sistema capitalista en descomposición lo que ha impedido llevar a término el combate democrático tendiente a liberar a las poblaciones judías perseguidas en Europa de las discriminaciones de las que eran víctimas y a asegurarles la igualdad política en el seno de las naciones donde vivían.
Ya que, para Trotsky, la respuesta no puede ser el sionismo, corriente reaccionaria que pretende que la liberación de los judíos pase por la constitución de un “Estado judío” en Palestina: “Los hechos cotidianos demuestran que el sionismo es incapaz de resolver la cuestión judía. El conflicto entre judíos y árabes en Palestina toma un carácter cada vez más trágico y amenazador. Yo no creo en absoluto que la cuestión judía pueda ser resuelta en el marco del capitalismo en proceso de pudrición y bajo el control del imperialismo británico.”
Diez años después de estas palabras premonitorias, las grandes potencias imperialistas, con ayuda de Stalin, impusieron la división de Palestina, utilizando el sionismo para expulsar al pueblo palestino de sus tierras.
A esta política imperialista, factor de opresión de los pueblos y de división de los trabajadores, Trotsky opone la unidad de los explotados que combaten por el socialismo. “Trabajar por el socialismo internacional, es trabajar también por la solución de la cuestión judía”.
Añadimos hoy: trabajar por el socialismo internacional, es trabajar por la solución de la cuestión palestina, que supone terminar con la dominación imperialista en la región.
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*El yiddish era el lenguaje hablado mayoritariamente por las poblaciones judías del este de Europa a principios del siglo XX. Esta lengua y su cultura es rechazada por el Estado de Israel desde su fundación en 1948.

