
Alan Benjamin, responsable del periódico The Organizer
Combatir “en el vientre de la bestia imperialista” por un Labour Party, es decir, por un partido de masas de la clase obrera independiente y enraizado en los sindicatos y en las capas oprimidas no parece una tarea sencilla. Muchos son los obstáculos, ya que lo que está en juego es enorme para la clase dirigente. Todo movimiento de masas y toda protesta deben estar contenidas y dirigidas en el seno del Partido Demócrata. Es el caso del voto “sin compromiso” (en inglés “uncommitted” ver referencia abajo) el que ha tenido un auge en la pasada primavera, en las primarias de Michigan y de Minnesota.
Un voto que expresa la indignación de los electores… pero en el marco del Partido Demócrata.
El voto “sin compromiso” expresó la indignación de los electores demócratas contra el genocida Joe Biden y su apoyo a Netanyahu. “Muchos electores se rehusaron de esta manera a apoyar a Biden, protestando contra su implicación en el financiamiento de la guerra contra los Palestinos”, escribe Gus Griffin en una carta de información publicada por el Ujima Peoples´Progress Party (UPP).
Yo estoy de acuerdo con Gus Griffin: no hay ninguna duda de que los cientos de miles de electores que votaron “sin compromiso” lo hicieron para expresar su exigencia de un cese al fuego permanente en Gaza y para ponerle fin a las entregas de armas americanas a Israel. Pero para que este esfuerzo tenga frutos, el movimiento obrero, y en particular el movimiento sindical, debe romper sus vínculos de subordinación con el Partido Demócrata.
Ya que, si las aspiraciones de los electores que votaron “sin compromiso” son progresistas, el marco del Partido Demócrata no solamente no ofrece ninguna perspectiva política a la clase obrera, sino que representa un impase. Y es que el Partido demócrata es un partido capitalista y es el enterrador de todos los movimientos de masas progresistas y de todos los intentos de expresar la independencia de la clase obrera.
En el seno mismo del Partido Demócrata, los intentos de preparar, a largo plazo, una ruptura, han caído bajo la influencia de ese mismo partido capitalista. Un ejemplo: la diputada de la Cámara de Representantes Alexandria Ocasio-Cortez, miembro del Democratic Socialist of America (DSA), ha sido felicitada por el DSA como una socialista combativa que abriría la vía hacia un nuevo partido de combate. En lugar de eso, ella se ha vuelto uno de los principales aliados del “Genocide Joe” (Biden) en el Congreso. El New York Times la califica incluso como una “estrella en ascenso” en el Partido Demócrata.
El “dirty break” (literalmente: “la sucia ruptura”, en oposición a la “clean break” o ruptura limpia, o en otros términos una ruptura neta, más real), inventada por los dirigentes del DSA, no es en nada una verdadera ruptura. Es por eso que los partidarios de un Labour Party siempre han tomado posición en favor de una “clean break”, de una ruptura neta o verdadera con los demócratas.
Respuesta a aquellos que lo deberían saber mejor que nadie
Conociendo la política del DSA, no estoy sorprendido que esa organización haga campaña por el voto “sin compromiso” en el seno del Partido Demócrata. Por el contrario, me sorprendió lo que leí en el número del semanario Informations Ouvrieres publicado en Francia, datado del 25 de julio.
En el pasado, tuve personalmente la ocasión de discutir muchas veces con el camarada Pierre Lambert, fundador de Informations Ouvrieres. Él compartía al 100% las posiciones de León Trotsky (y de James P. Cannon) sobre la cuestión del Labour Party. Se trata de un principio político bien anclado en cada uno de nosotros, el de que es imposible el aportar el menor apoyo político al Partido Demócrata, partido controlado y dirigido por la clase dirigente. Pero ese principio universal -el centralismo en el combate por la independencia política de la clase obrera- fue tirado a la basura por aquellos que han tomado el control del título y de la razón social de Informations Ouvrieres.
El artículo de Informations Ouvrieres es una entrevista con dos responsables del DSA: Neil Geiser y Anlin Wang, intitulado: “una campaña de masas del DSA”. Este artículo es un apoyo sin mesura a la política del DSA.
Geiser resume: “Nos hacemos los voceros para alentar la participación en las primarias del Partido Demócrata… En el Estado de Maryland, además hicimos campaña por teléfono. Diez por ciento de los electores de las primarias de Maryland votaron “sin compromiso”. Estamos orgullosos del trabajo realizado.” Alin Wang, en cuanto a ella, explica que uno de los objetivos de esta campaña es acrecentar la presión en favor de un cese al fuego en Gaza, añadiendo: “formamos parte de una coalición que manifestará en la convención del Partido Demócrata” (en agosto)
¡Aquí estamos! El objetivo esencial de la orientación del DSA es que toda la actividad tenga lugar en el marco del Partido Demócrata.
Una Ilusión mortal
Una de las lecciones del movimiento contra la guerra de Vietnam, es que el mejor medio para poner fin a la guerra es una campaña de frente único de masas, independiente y amplio, alrededor de la consigna: “¡Regresen a las tropas a casa, AHORA!”, y no de dirigirse a tal o cual fracción del Partido Demócrata. Es así que hemos ayudado al pueblo vietnamita a ganar la guerra.
Hoy en día, la consigna de frente único “¡Detengan toda ayuda militar a Israel!” ha crecido a nivel internacional y más recientemente, en amplios sectores del movimiento sindical estadounidense.
Es una ilusión mortal pensar que el Partido Demócrata pueda ser una palanca para la lucha de la clase obrera. Al contrario, el Partido Demócrata es el principal partido del imperialismo. Financia el baño de sangre en Ucrania por el cual acaba de hacer votar 61 mil millones de dólares de entregas de armas. Está en su cabeza el reclamo de los preparativos de guerra contra China. En el pasado, dirigió las intervenciones militares en la ex Yugoslavia, en Corea, en Haití, en Libia… y la lista es larga.
Militantes de Socialist Organizer*, con nuestro periódico The Organizer, levantamos y seguiremos levantando en alto la bandera de la independencia de la clase obrera y del internacionalismo.
Únanse a nosotros, apoyen el combate para la construcción de un partido de masas de la clase obrera enraizada en el movimiento sindical y en las capas oprimidas y que romperá claramente con el Partido Demócrata, como lo promueve la campaña Labour and Community for an Independent Party (LCIP).
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REFERENCIA
¿Qué es el voto uncommitted?
(“no comprometido”)
La vida política institucional en los Estados Unidos está marcada por el monopolio de los dos partidos de la burguesía: los republicanos y los demócratas.
En cada elección presidencial, un elector -previamente registrado como republicano o demócrata- vota en unas
elecciones «primarias» por el candidato que él escoge que representará a su partido. Durante las primarias demócratas o republicanas, los votantes también pueden optar por votar “sin comprometerse”, es decir, por ninguno de los candidatos que se presentan.
En función de los resultados obtenidos por los diferentes candidatos en lista – y del voto «no comprometido» –
se eligen en cada Estado a los delegados a la Convención nacional de su partido, que designará el candidato a la elección presidencial. Se requiere al menos un 15% de los votos para obtener delegados. Por ejemplo, los electores demócratas de Minnesota eligieron sesenta y cuatro delegados a favor de la candidatura de Biden y once delegados en representación del voto «no comprometido», que obtuvo más del 15% de los votos.
Un académico de Chicago señala: «Votar ‘no comprometido’ es diferente de no votar en absoluto. Cuando un elector elige ‘no comprometido’ en su papeleta, sigue votando a un partido, pero no se compromete con ninguno de los candidatos de la papeleta».
Llamar a votar «no comprometido» en las primarias demócratas equivale, por tanto, a llamar a la acción dentro del Partido Demócrata, el principal partido del imperialismo estadounidense.
________________________________________*En la tradición de los Estados Unidos, partido obrero fundado en los sindicatos.
*Organización que, en Estados Unidos, defiende la política de la IV Internacional.

