
Después de la elección presidencial del 28 de julio, el presidente saliente, Nicolás Maduro, proclamó su relección. Relección rechazada por la oposición, quien organizó manifestaciones en el curso de las cuales los enfrentamientos con la policía dieron como resultado al menos veinticinco muertos. La administración estadounidense reaccionó en la voz de Kamala Harris, declarando: “Los Estados Unidos están al lado del pueblo venezolano y la voluntad del pueblo debe ser respetada”,
Ningún trabajador del mundo puede creer un segundo que el imperialismo americano está motivado por el “respeto a la voluntad del pueblo venezolano”. Y es que los mismos dirigentes que invocan a la “democracia” en Venezuela son los mismos que financian el genocidio de Netanyahu, que acaban de levantar toda restricción a las entregas de armamento a la monarquía saudita y que, hace tres años, organizaron el regreso de los talibanes en Afganistán.
Después de la elección, el Washington Post escribe: “Los Estados Unidos y otras democracias invirtieron masivamente por una transición democrática en Venezuela”. Traducción: los miles de millones de dólares fueron “invertidos” para financiar el intento de golpe de Estado contra Chávez en el 2002, para verter recursos a la “oposición” e imponer sanciones a Venezuela, culpable de no doblegarse suficientemente a las demandas de Washington.
Por otra parte, diez días antes de la elección, la general Laura Richardson, del comando militar estadounidense para América del Sur (SouthCom), se inquietaba por los acuerdos que pasó Maduro con los “enemigos estratégicos” de los Estados Unidos, China y Rusia. Y es que lo que guía a la política estadounidense en América Latina es la defensa exclusiva de los intereses del capital financiero de los Estados Unidos, y no vacila, para ello, en desestabilizar, a fomentar golpes de Estado o a instalar las peores dictaduras si es necesario.
Es por ello que no podríamos coincidir con aquellos que, en Francia, siguen los pasos de la administración estadounidense en su campaña por la “democracia” en Venezuela, con el pretexto del “derecho inalienable de los venezolanos a escoger democráticamente a sus dirigentes”.* La condición para que el pueblo y los trabajadores venezolanos puedan decidir libremente, es la de detener la injerencia ininterrumpida del imperialismo americano.
Es también cierto que la mitad de los electores no se desplazó a las urnas, y que una parte de la población -incluidos trabajadores-contestan la política impuesta por Maduro. Retomaremos el tema.
Jean Alain
______________________________________________
*Comunicado conjunto del 9 de agosto firmado por el PS, EELV, Ensemble; NPA, etc.

