Alemania: Los trabajadores rechazan la supresión de empleos.

Por la primera vez en ochenta y siete años de existencia, la dirección del grupo Volkswagen anuncia el cierre de dos fábricas en Alemania y el despido en seco de sus trabajadores, todo ello para “mejorar la competitividad” del grupo.

Los dirigentes del sindicato IG Metall anunciaron por su parte una “decidida resistencia de los empleados de IG Metall”. Aunque, al mismo tiempo, hablan de proyectos “excesivos” de la empresa, insinuando que al menos una parte del plan sería aceptable. La alternativa, según los dirigentes de IG Metall, sería la de buscar una “vía común patrón-trabajador”.

Una situación similar sucede este 23 de mayo en Essen, en donde 16,000 trabajadores se manifiestan en contra de los proyectos de desmantelamiento del sub-sector acero de la empresa Thyssent Krupp. La mitad de los 27,000 empleos es puesta bajo amenaza por el grupo. Los capitalistas no esconden su objetivo: aumentar el margen de ganancia prevista por la venta de partes. Es el mismo discurso cuando hablan los patrones de Bocsh, Continental, Daimler Trucks, etc. En todos los casos, se trata de destruir fuerzas productivas para hacer subir los valores en bolsa y los dividendos.

Así, Volkswagen distribuyó, para el ejercicio 2023, no menos de 4,500 millones de euros en dividendos a sus accionarios. Al mismo tiempo, el grupo indica que faltan de 4 a 5 mil millones más para su “planificación financiera”. Es de esta manera como el personal debe pagar a la vez por los despidos, los cierres de fábricas, las bajas de salarios, la reducción de conquistas sociales contenidas en sus convenciones colectivas y por el cuestionamiento de las garantías de empleo contractuales establecidas desde hace treinta años.

Pero para darle continuidad a su plan de destrucción, la dirección del grupo Volkswagen está confrontada a un obstáculo. Como consecuencia de la “ley Volkswagen” de 1960, el gobierno del Land de Baja Sajonia (dirigido por el Partido social-demócrata, PSD) y el sindicato IG Metall tienen ambos una mayoría suficiente para bloquear la iniciativa en el consejo de supervisión. Una disposición de la ley de 1960 que la Comisión Europea ha intentado suprimir desde el 2007, considerándola como contraria a los tratados europeos y a su principio de “libre circulación de capitales”.

El gobierno social-demócrata de la Baja Sajonia y la dirección de IG Metall podrían por lo tanto bloquear los proyectos de la dirección de la empresa. Pero el gobierno del canciller social-demócrata Scholz desde ahora se opone. El ministro de Economía y vice-canciller, miembro de los Verdes, declaró que el plan de destrucción de empleos de la dirección de Volkswagen parte de “decisiones internas de la empresa” y que por ello nadie puede intervenir. Añade que “el atractivo sobre los mercados financieros” está justificado “para que entre dinero nuevo”.

Para salvar a miles de familias obreras de la miseria, es responsabilidad de los dirigentes de IG Metall descarrilar los proyectos destructores de Volkswagen, que solamente benefician a los especuladores. No puede haber una “vía común” con aquellos que despiden. Los trabajadores han demostrado que están dispuestos a combatir.

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 La dirección de la fábrica Audi (grupo Volkswagen) de Forest, en Bélgica, anunció haber dejado de pagar a sus trabajadores e hizo parar la fábrica. Los asalariados y sindicatos bloquearon la salida de 200 vehículos. La fábrica está amenazada de un cierre puro y simple. Regresaremos.

Heinz-Werner Schuster

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