
Mientras que los gobiernos de la OTAN continúan entregando miles de millones de euros como ayuda militar a Ucrania, se llevan a cabo al mismo tiempo intensas negociaciones entre los gobiernos ruso y ucraniano en lo que concierne a la renovación del contrato de tránsito de gas entre Ucrania y el grupo ruso Gazprom, para continuar con el abastecimiento de gas ruso a la Unión Europea.
Oficialmente, los gobiernos ruso y ucraniano están en guerra. La Unión Europea (cada vez más un simple apéndice de la OTAN) derrama decenas de miles de millones de euros como ayuda militar a Ucrania.
Al mismo tiempo, esos mismos protagonistas de la guerra están enfrascados en intensas negociaciones en relación con la necesidad de renovar el contrato de tránsito de gas entre Ucrania y el grupo ruso Gazprom, con el fin de que el gas ruso pueda ser conducido hacia la Unión Europea.
Como en toda negociación comercial, se trata de una “partida de póker trucada”, escribe el diario capitalista Les Echos el 4 de septiembre. Zelensky amenazó con no continuar con el contrato, que expira el 31 de diciembre. Esto lo que hace es subir la oferta en beneficio de los oligarcas ucranianos de las compañías Naftogaz y GTSOU. Ya que, en realidad, “todo el mundo está interesado en encontrar un acuerdo”, señala Les Echos.
En Europa, después de la invasión rusa a Ucrania en febrero del 2022, muchos Estados se decidieron por el gas natural licuado (GNL) importado de los Estados Unidos y las compañías petroleras estadounidenses conquistaron partes importantes del mercado gracias a la guerra. Pero no todo el mercado. El GNL estadounidense era mucho más caro que el gas ruso, por lo que los Estados al Este, así como Austria, permanecen dependientes del gas ruso.
Los oligarcas rusos -y en particular los de Gazprom, que ocupan un lugar central en el régimen de Putin- deben, en cuanto a ellos, preservar sus exportaciones hacia Europa (con una ligera alza en el 2024) ya que “a la par de que la economía rusa se encuentra en una posición crítica, una ola masiva de despidos en Gazprom podría engendrar una situación social explosiva” Les Echos.
Los oligarcas ucranianos, en fin, tienen la intención de aprovecharse de la ocupación de la región rusa de Koursk por el ejército ucraniano equipado de pies a cabeza por la OTAN. Y es que ocupa ya la Soudja, ciudad por la cual pasan todas las exportaciones de gas ruso hacia Europa.
Como en toda guerra imperialista, soldados ucranianos y soldados rusos se ven forzados a masacrarse unos a otros con un único fin: establecer la relación de fuerzas que le permita a los oligarcas y a los capitalistas de ambos campos defender mejor sus intereses.
Pero de ambos lados del frente, un nuevo fenómeno se dibuja: el rechazo colectivo a pelear. Según el medio de oposición ruso Astra, del 12 de agosto, 500 soldados de la 138ª brigada de fusileros motorizados que rechazaban combatir fueron deportados a la colonia penitenciaria militar de Kamenka, cerca de San-Petersburgo.
Del lado ucraniano, la Deutsche Welle reporta el 2 de agosto que “el problema de la deserción de soldados del ejército ucraniano ha tomado una magnitud alarmante (…). La disciplina estricta, sobre la cual el comando de las fuerzas armadas ha insistido tanto durante el primer año de guerra total, fracasó manifiestamente”.
Para terminar con esta sucia guerra entre oligarcas, de los capitalistas de la OTAN, ¡un saludo a los desertores de ambos lados del frente!
Dominique Ferré

