Lucha de clases y gentrificación:

Artículo extraído de Tribuna de Trabajadores (México) #3 septiembre de 2024

La clase trabajadora se está enfrentado al encarecimiento de la vida en las ciudades, al alto costo de la vivienda. A la presión para dejar sus hogares y trasladarse a otras localidades.

En muchos casos esta situación se debe a un fenómeno llamado “gentrificación”, palabra usada por académicos para describir el proceso en el que los residentes de clase alta comenzaron a mudarse a barrios tradicionales de clase trabajadora en Londres, encareciendo el precio de la vida y obligando al desplazamiento de los pobladores originales a zonas marginales de los alrededores de la ciudad.

Esta palabra se ha convertido en tendencia después de que, hoteleros de la zona turística de Mazatlán, le prohibieran el paso a las bandas de música tradicionales con el argumento de que el ruido molestaba a los turistas extranjeros.

La gentrificación se da cuando las áreas que históricamente han sido desatendidas por el gobierno, o tienen poca utilización se convierten en espacios atractivos para la inversión del capital financiero

Estas áreas, comúnmente los centros de las ciudades o barrios históricos de vivienda, tienen un valor catastral por debajo del valor comercial,  son zonas donde el gobierno ha desinvertido en servicios como: alumbrado, seguridad, pavimentación, drenaje, parques, jardines… estas condiciones de abandono son aprovechadas por grandes empresas inmobiliarias y bancos para adquirir estas propiedades a un bajo costo.

El geógrafo marxista  David Harvey  acuño el concepto de «acumulación por desposesión». Este término, describe cómo el capital busca nuevas formas de generar beneficios a través de la transformación y valorización de propiedades y tierras, a lo que hay que agregar también a través de la especulación.

A medida que el capital comienza a fluir hacia estos barrios, los precios de las propiedades y el costo de vida aumentan, atrayendo a residentes más acomodados y desplazando a las comunidades originales, iniciando una “limpieza” del barrio, eliminando o marginando a aquellos que no pueden permitirse los nuevos precios, aumentando la presión para vender sus casas.

Los comercios tradicionales y pequeños negocios pueden verse afectados negativamente por el aumento de los precios y la entrada de nuevas empresas que apuntan a un mercado más acomodado.

Este proceso se vive como una verdadera lucha de clases por el espacio urbano, que resalta las tensiones de clase que emergen en estos contextos.

Los conflictos entre los residentes originales y los nuevos habitantes no son meramente cuestiones de gusto o de preferencias individuales, sino manifestaciones de intereses de clase contradictorios.

La lucha por el espacio urbano se convierte en una extensión de la lucha de clases, donde las fuerzas del capital buscan maximizar sus ganancias, mientras que las comunidades trabajadoras luchan por conservar su lugar y sus formas de vida en un entorno cada vez más hostil.

La transformación de un barrio afecta a las estructuras comunitarias y a la identidad cultural de sus habitantes. La gentrificación, a menudo desplaza las prácticas culturales y sociales tradicionales.

Este proceso no es neutro ni accidental; es el resultado de la dinámica inherente al capitalismo en su estado de imperialismo senil. La gentrificación refleja la forma en que el capital busca expandirse y encontrar nuevas oportunidades de inversión, a expensas de la clase trabajadora.

La respuesta marxista a la gentrificación no solo debe centrarse en el análisis y la crítica. Para la LCI, se trata de una esfera más de la lucha de clases donde se debe intervenir organizadamente, cuestionando el modelo capitalista de urbanización, exigiendo que los gobiernos atiendan las necesidades de infraestructura urbana y de servicios, como lo son  áreas recreativas, alumbrado, transporte… además de la lucha contra la especulación financiera y de las inmobiliarias.

 Los comunistas internacionalistas creemos que es posible buscar formas de planificación urbana que prioricen las necesidades y derechos de los habitantes originales en lugar de los intereses del capital. Esto puede implicar políticas de vivienda asequible, control de alquileres y participación comunitaria en el desarrollo urbano, buscando crear un equilibrio entre el desarrollo económico y la justicia social, pero esto solo es posible combatiendo el actual sistema, por eso decimos:

¡nuestra vida vale más que sus ganancias!

¡no a la gentrificación!

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