Homenaje a los militantes internacionalistas que combatieron bajo el terror nazi.

El pasado sábado 5 de octubre en Brest (Francia), fueron develadas dos placas conmemorativas que recuerdan la labor de confraternización, bajo el terror nazi, entre trabajadores franceses y trabajadores uniformados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, a continuación, publicamos el comunicado de la asociación amigos de Arbeiter und Soldat y la extractos de la participación de nuestro camarada Olivier Doriane.

Comunicado

Las placas fueron inauguradas en presencia de un centenar de participantes. Luego se organizó una conferencia.

• La primera placa se colocó en el número 87 de la rue Richelieu, donde varios activistas de la Cuarta Internacional fueron detenidos por la policía nazi. Recuerda los nombres de Robert Cruau, asesinado a tiros el 6 de octubre de 1943, y de sus compañeros Georges Berthomé, Yves Bodénez, André Floch y Albert Goavec, fallecidos durante la deportación.

En presencia de varios familiares de los miembros de la resistencia detenidos ese día, el historiador Jean-Yves Guengant, luego François Preneau, de la asociación «Les amis d’Arbeiter und Soldat», y François Cuillandre, alcalde de Brest, tomaron la palabra antes de que se cantará La Varsoviana (canción antifacista, escuchala haciendo clic)

• La segunda placa, bilingüe francés y alemán, está instalada cerca de la base de submarinos en la que circuló el periódico Arbeiter und Soldat Cuarta Internacional (Obrero y soldado Cuarta Internacional)  de manera clandestina y donde se había formado una célula trotskista entre los soldados alemanes.

En concreto, rinde homenaje al periódico Arbeiter und Soldat.

Frente al mar y bajo un espléndido sol de Brest, Jean-Yves Guengant habló, en nombre de los Amigos de Arbeiter und Soldat, el activista alemán Claudius Naumann y François Cuillandre. Claudius Naumann expresó en nombre de todos: “Estamos en el proceso de dar a conocer este ejemplo en gran parte desconocido de confraternización internacionalista, para abrir perspectivas, particularmente en la clase obrera de los países en conflicto, contra la carnicería de la guerra, y rechazar cualquier nacionalismo que pretenda responsabilizar colectivamente a las personas (…).

Estas placas conmemorativas en Brest son un hito importante, no sólo para conmemorar adecuadamente a los internacionalistas ejecutados, sino también para dar a conocer el mensaje que nos dejaron. »(…)

• Por la tarde, una conferencia reunió a cerca de 150 participantes. A través de cinco comunicaciones, proporcionó más información sobre la actividad internacionalista llevada a cabo en Brest:

– sobre la resistencia antinazi, obrera e internacionalista en la región, en particular en torno a los boletines clandestinos Le Front Ouvrière, de François Preneau, autor del libro homónimo;

– sobre la historia del activista judío alemán Martin Monath; encargado de la Cuarta Internacional del “trabajo alemán para la región de Europa”, por el periodista berlinés Nathaniel Flakin;

– sobre las condiciones de detención de los activistas trotskistas y las dificultades de la investigación sobre la identidad de los activistas alemanes fusilados, por el historiador Jean-Yves Guengant;

– sobre la actualidad de la “Declaración de los comunistas internacionalistas de Buchenwald”, del sindicalista berlinés Claudius Naumann;

– sobre la actualidad de la lucha de “Arbeiter und Soldat” por Olivier Doriane, periodista de la redacción de La Tribune des Travailleurs.

Este día del 5 de octubre en Brest quedará con emoción en la memoria de los participantes, pero también mucho más allá, porque, por primera vez en Francia, se rindió un homenaje oficial a los activistas trotskistas antinazis alemanes y franceses, luchadores Internacionalista de confraternización que escribió una de las páginas más gloriosas de la historia de la Cuarta Internacional.

Homenaje a los militantes internacionalistas que combatieron bajo el terror nazi.

Contribución de Olivier Doriane, de La Tribune des Travailleurs, al coloquio (extractos)

   Uno se puede plantear la pregunta. Finalmente, ¿todo eso tenía un sentido? ¿Esta tarea tenía un objeto, abrigaba una esperanza? Algunos se los plantean. Nosotros afirmamos a la inversa que ese trabajo de fraternización es un acto de un alcance inmenso. A los militantes no les faltaba ciertamente valor. Y no es injuriar su memoria el señalar que su determinación se apoyaba en la confianza en el Programa, se apoyaba en una organización.

   La política que los militantes trotskistas pusieron en obra en Brest se apoyaba por entero en esa certeza expresada en el Manifiesto de Alarma de 1940: “Esta guerra no es nuestra guerra”.

   Es el Socialist Workers Party (SWP), en el corazón del imperialismo americano, el que afirma en el encabezado de su periódico, Socialist Appel, en 1940: “La única guerra que vale la pena llevar a cabo es la guerra de los trabajadores contra los patrones”.

   La sección estadounidense sufrió cuantiosamente bajo la persecución del FBI. Sus locales fueron allanados y sus dirigentes detenidos y condenados a duras penas de prisión. En su proceso, el dirigente trotskista James P. Cannon afirmaba contra el “partido de la guerra” de Roosevelt: “Éramos internacionalistas antes de la guerra y lo seremos en tiempos de guerra”.

   Sus compañeros de combate, eran igualmente militantes trotskistas deportados en los campos de Stalin. Cuando la URSS es atacada, y cuando la política de Stalin conduce al derrumbamiento de los ejércitos soviéticos, se les propondrá a los rescatados de los campos colocarse en primera línea de fuego. Los partidarios de la IV Internacional aceptarán hacerlo porque habían aprendido en su programa que, cualesquiera que sean los crímenes monstruosos del estalinismo que ellos mismos habían tenido que sufrir en carne propia, lo que estaba en juego era la propiedad nacionalizada, eran las conquistas de la revolución de Octubre.

   Es la sección bolchevique-leninista de India, agrupada alrededor del periódico Spark, la que participa en la organización, en 1942, del levantamiento “Quit India” del pueblo indio contra la dominación colonial británica. La IV Internacional fue entonces la única organización que aportó su apoyo incondicional a la lucha del pueblo indio. En nombre de la alianza militar entre la URSS y el imperialismo, los estalinistas, en India como a escala internacional, denuncian esta lucha para terminar con el yugo colonial como “Un golpe propiciado al campo de la democracia”.

   La derrota del movimiento revolucionario de 1942 tendrá sus consecuencias cuando, en 1947, el imperialismo británico organiza la trágica partición de India en los momentos en que el imperialismo, con Stalin, organizaba en la ONU la partición de Palestina. La IV Internacional se pronuncia entonces contra la partición, por una constituyente palestina conjuntando en igualdad de derechos a todos los componentes, judíos y árabes, en una sola Palestina laica y democrática.

   Esto, ya que la IV Internacional solamente conoce un campo, el de los trabajadores del mundo entero. ¿No es una lección para el día de hoy?

   Durante la Segunda guerra mundial, entre los más altos responsables del movimiento obrero, se afirmaba que era necesario ubicarse del lado de la “democracia” contra el nazismo, que había sólo dos campos, el “campo de los nazis” y el de los “anti nazis”, y que era necesario entonces apoyar a Churchill, a Roosevelt y a de Gaulle. Como hoy, es preciso estar “con” o “contra” Putin. Para nosotros, solamente hay un campo, el de la clase obrera en cada país y a escala internacional.

   Rechazamos colocarnos detrás del imperialismo británico que saqueaba y oprimía a los pueblos del sub-continente indio. Apoyamos en su momento el movimiento de los trabajadores y los campesinos indios contra la dominación colonial.

   Hemos rechazado colocarnos detrás de la “democracia” de Roosevelt, que llevaba una guerra por los intereses del imperialismo americano, y que concluyó con las masacres abominables de Hiroshima y de Nagasaki con la bomba atómica.

   En Francia, nosotros rechazamos el subordinarnos al Consejo nacional de la Resistencia y de colocarnos bajo la bandera de De Gaulle. Los militantes trotskistas combatían en las fábricas -con otros militantes de todas las tendencias- para la reconstrucción de la CGT clandestina.

   En efecto, Berthomé, Cruau, Calvez, Monah, Bodénez, Darley, Trévien, Ronël, Marcel HIc y todos los demás eran combatientes del partido mundial de la revolución socialista. Inscribieron por su acción: “Esta guerra no es nuestra guerra”. Grito cuán actual.

   En 1943, rechazamos el chauvinismo. El imperialismo de las “democracias occidentales” tenía un santo terror de que la caída del régimen nazi se acompañara del surgimiento de las masas alemanas. El terrible bombardeo de Dresde, en el que 130,000 civiles alemanes murieron, tenía como objeto sembrar el terror en las masas alemanas. Entonces sí, levantando la bandera de la fraternización entre los pueblos, organizando alrededor del periódico, los combatientes de Arbeiter und soldat abrieron una vía, dejaron un trazo indeleble, sobre el cual se apoyarán las siguientes generaciones.

   Sí, ¡Homenaje a todos aquellos que cayeron para que sea asegurada la continuidad del combate por el socialismo liberador!

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