Las imágenes de vídeo difundidas por todo el mundo conmocionaron incluso a quienes se han acostumbrado a ver la muerte y la devastación. El lunes 14 de octubre, un ataque aéreo israelí contra el Hospital Al-Aqsa en Deir-al-Balah, Gaza, alcanzó un complejo de tiendas de campaña improvisadas en las que dormían mujeres y niños palestinos desplazados. La gente se esforzó por derribar las tiendas y rescatar a quienes no habían sido incinerados de inmediato, quemados vivos por las enormes llamas. Una madre lo calificó como «una de las peores escenas que hemos presenciado».

Cuando un periodista de la CBS pidió una respuesta a la administración Biden, un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca calificó las imágenes de “profundamente perturbadoras” y rápidamente envió el mensaje pro forma : “Hemos dejado claras nuestras preocupaciones al gobierno israelí”.

Sin embargo, nosotros sabemos lo que esto significa. Las acciones hablan más que las palabras y la acción de la administración Biden/Harris es suministrar al estado sionista las bombas que fueron arrojadas sobre el Hospital de Al-Aqsa y los aviones que las transportaron. —