El gabinete de Trump: una provocación contra los trabajadores del mundo entero

De izquierda a derecha: Elon Musk, Vivek Ramaswamy, Marco Rubio, Robert F. Kennedy Jr y Tom Homan

   La elección de Trump, escribíamos en nuestro declaración precedente,es la expresión del hecho que la burguesía estadounidense estima que debe de ahora en adelante hacerse de los medios que la liberen de las formas tradicionales de las instituciones del orden mundial.”

   Es eso lo que se expresa la composición de su futuro gabinete que ya hizo público.

   En política extranjera, los nombrados confirman que las prioridades de la administración estadounidense se concentran, por un lado, en la ofensiva contra china, y del otro, en un apoyo total a Israel para continuar con el genocidio en Gaza y la anexión de Cisjordania.

   Pero el próximo gabinete de Trump es en primer lugar Elon Musk. Ese individuo, con una triple nacionalidad sud-africana canadiense y estadounidense, le disputa al francés Bernard Arnault el lugar del hombre más rico del planeta. El multimillonario y jefe de las empresas Tesla y Space X, aunque también más recientemente de la red X (antigua Twitter), se le atribuyó el puesto de “Ministro de la Eficiencia gubernamental”. ¿Su misión? Encontrar 2 billones (castellanos) de dólares de cortes en el presupuesto federal anual… o sea, el 30% de reducción del presupuesto de 6.5 billones. Bajo Trump y Musk, es poco probable que eso afecte al presupuesto militar, que la administración Biden ha llevado a más de un billón de dólares para el año de 2024.

   No se trata solamente de formas tradicionales de las instituciones o de relaciones ente los Estados las que Tromp y Musk intentan poner en entredicho, sino también las formas tradicionales de las relaciones entre las clases sociales. Recordemos que, el 12 de agosto, en una discusión en X entre Musk y Trump, éste último se había congratulado de la capacidad de su interlocutor para despedir a sus empleados en huelga: “Si ellos van a la huelga tú les dices: “Eso no es grave, todos están despedidos”, Trump se sentía extasiado.

   Se podrían multiplicar los ejemplos. Matt Gaetz, expuesto desde el 2020 por una investigación por “explotación sexual de menores”, fue nombrado… ministro de la justicia. Soporte de Trump desde las primarias del 2016, comparte la retórica anti-inmigrados. Opuesto al aborto -como la mayoría de los miembros del equipo de Trump-, se distinguió afirmando que la prohibición de ese derecho no debe sufrir excepción alguna.

   Robert F. Kennedy Junior, militante anti-vacuna, conocido por ser un adepto a las “teorías del complot” en relación al Covid-19, y como “pequeño revendedor y gran consumidor de droga en Harvard”, “detenido en 1984 por posesión de heroína” según Le Monde, será, en cuanto a él, ¡ministro de salud!

   El ministro de energía será Chris Wright, magnate de la extracción de gas de esquisto. Se proclama “fracturista”, por el nombre de la técnica ultra contaminante de fracturación hidráulica y afirma “No hay crisis climática”.

Tom Homan estará encargado de la gestión de las fronteras y la inmigración. Ya había sido director de la agencia encargada del control de las fronteras y de la inmigración en el primer mandato de Trump. En ese entonces firmó la nota autorizando la separación de niños y niñas migrantes de sus padres, lo que condujo a más de 4,000 separaciones.

   Nominaciones que dicen mucho sobre el proyecto de Trump: una guerra total contra los trabajadores “al interior” y “al exterior”. Pero el programa de Trump es una cosa y su aplicación otra. En los Estados Unidos, como en el resto del mundo, la lucha de clases no ha dicho su última palabra.

Camille Adoue

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