La energía eólica, el caballo de Troya del capital en materia eléctrica

A continuación presentamos un articulo redactado por la comisión de medio ambiente del Partido de los Trabajadores, sobre el debate de la energía eólica. Un tema relevante para la clase trabajadora y para la humanidad, en su búsqueda de energías sustentables con el medio ambiente. Este articulo explica como este tipo de energía «verde» en el marco del capitalismo es usada como un instrumento para generar grandes ganancias pasando por encima de los intereses de la clase trabajadora y la humanidad.

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La energía eólica es una energía inagotable. Francia tiene el segundo mayor potencial eólico de Europa, detrás de Gran Bretaña. La construcción de aerogeneradores emite muy pocos gases de efecto invernadero (GEI). ¿Es esta energía, sin embargo, milagrosa, como nos dicen sus seguidores incondicionales?

La producción de electricidad eólica en Francia alcanzó el 10,3% de la producción eléctrica nacional, la energía eólica privada se produce principalmente en tierra.

¿Una energía milagrosa?

Su primera limitación es su carácter intermitente. En un periodo de una semana, su contribución al consumo eléctrico puede variar en una proporción de 1 a 6.

La solución a este problema podría ser el almacenamiento de energía cuando hay viento para liberarla en ausencia de viento. Pero las soluciones en este ámbito son limitadas o caras (baterías, hidrógeno, etc.). Por tanto, existe un cierto fraude al afirmar, como hacen los promotores y como repiten los medios de comunicación, que “tal o cual parque eólico produce el equivalente al consumo de miles de habitantes”. ¡puede contribuir a ello, pero no lo garantiza! También es un fraude comparar las potencias de los aerogeneradores, expresadas en megavatios (MW), con las de otras fuentes de energía, que son estables y regulables en cualquier momento.

Por tanto, la energía eólica necesita otras energías en paralelo. Esta duplicación tiene tres efectos:

La energía eólica externaliza sus costes a otras energías, como la energía nuclear o hidráulica, además de que requiere de una red flexible en función de los lugares de origen de las dos energías, es decir una red sobredimensionada.

¡Puede obligarnos a utilizar energía producida por centrales térmicas alimentadas por gas que, a su vez, emiten GEI!

La segunda limitación de la energía eólica terrestre es que requiere mucho espacio, teniendo en cuenta la distancia necesaria entre los aerogeneradores y la distancia legal (500 metros) entre el aerogenerador y el hábitat. Es una energía poco concentrada. Suponiendo que su producción sea regular (como hemos visto, no lo es), para satisfacer la demanda eléctrica francesa sólo con energía eólica se necesitaría una superficie total de casi 25.000 km2, el equivalente a Bretaña.

La desregulación allana el camino para la energía eólica

Para que el capital, siempre en busca de nuevos mercados, pueda aprovechar esta oportunidad, es necesario eliminar obstáculos. En 2013, la ley del MP PS Brottes eliminó la selección previa de las zonas de desarrollo eólico por parte del Estado y simplificó los procedimientos de instalación. En 2018, el Ministro De Rugy eliminó el primer nivel de jurisdicción para las apelaciones y eliminó la presencia de comisionados investigadores en las investigaciones públicas. En 2019, para mostrar su determinación a los promotores, El partido de los Verdes incluyó a Jean-Yves Grandidier, director general de la empresa de electricidad renovable Valorem, en su lista para las elecciones europeas.

Las ONG también participan: Greenpeace Energy invierte en energías renovables, WWF es socio de la empresa canadiense Boralex y France Nature Environnement es socio de Engie.

Rentabilidad garantizada para el capital (1)

Sobre todo, fueron las ventajosas condiciones financieras ofrecidas por los gobiernos las que provocaron la avalancha de capitales hacia este oro verde. De 2006 a 2017, cualquier productor de energía renovable podía vender a un precio situado por encima del mercado (82 euros por MWh [2]) garantizado durante quince años. Ninguna otra inversión industrial tenía tanta garantía de rentabilidad. Sobre todo, porque el promotor del proyecto sólo está obligado a aportar el 20% del presupuesto, el resto lo piden prestado a los bancos.

Así, en un mercado europeo privatizado en nombre de la “competencia libre y no distorsionada”, en un mercado mayorista de electricidad cuyo precio se fija cada día y cada hora mediante la negociación en la Bolsa Europea de electricidad (la Bolsa EPEX SPOT), la intermitencia de la energía eólica, que tiene acceso prioritario a la red, sacude otras energías. ¡Contribuye a situaciones absurdas de precios negativos, cuando la producción supera la demanda!

La conquista de territorios

Lo único que les quedaba a los promotores era mostrar a los actores locales, a las autoridades locales y a los propietarios agrícolas que ellos también saldrían ganadores del acuerdo. Y ante la falta de financiación de las autoridades locales por parte del Estado, no fue difícil hacerles creer en los ingresos fiscales que obtendrían si accedían a instalar los generadores. En cuanto a los agricultores propietarios de la tierra, la promesa de un alquiler pudo convencerles.

Aunque eso signifique corromper a algunos de ellos, como demostró el Servicio Central de Prevención de la Corrupción del Ministerio de Justicia, al publicar en 2014 la lista de condenas por apropiación ilegal de intereses.

Básicamente, esta situación financiera excluye cualquier plan racional para desarrollar la red de producción y distribución, ya que las turbinas eólicas se crean mediante negociaciones locales.

Este sistema financiero inicial dio paso, a partir de 2017, a otro que pretende ser menos escandaloso, pero que, en esencia, sigue siendo una bendición para el capital.

La energía eólica marítima, una nueva oportunidad financiera

La energía eólica marina se presenta ahora como el nuevo El Dorado. Es cierto que puede aprovechar vientos más fuertes y regulares. Pero la ingeniería civil es más difícil y las inversiones más cuantiosas. Los costos de conexión se duplican en comparación con los de la tierra. El Estado vuelve a salir al “rescate” del capital, ahora se hace cargo de esos costos de conexión, lo que no hizo con el terreno.

¿Cómo salir de este desorden energético?

La energía eólica ha sido utilizada por el capital como caballo de Troya contra el monopolio público. ¡Por fin, una energía “libre como el aire” que no debe nada a la investigación ni a las inversiones públicas!, una energía que permitiría a los capitalistas presumir de una inversión “responsable” capaz de salvar a la humanidad, y que les permite hacer que el Estado extienda de ahora en adelante la alfombra roja de la desregulación, en su favor

La realidad es que sus costes adicionales se trasladan al erario público, lo que significa que paga cada consumidor deberá financiar el desarrollo de las energías renovables y no las empresas. El ciudadano deberá de pagar por el sobredimensionamiento de la red de distribución, un gasto del orden de 3.300 millones de euros entre 2017 y 2025. Y mantiene infrautilizadas otras fuentes de electricidad.

Sólo el retorno al monopolio público podrá permitir una distribución racional y planificada de la producción eléctrica entre sus diferentes fuentes. Esto sólo puede ser emprendido por un gobierno de trabajadores, rompiendo con la Unión Europea y cooperando sobre bases radicalmente diferentes con los países vecinos.

Bertrand Devaux, con la ayuda de la comisión de medio ambiente del Partido de los Trabajadores (12 de diciembre de 2024)

(1) Leer La Tribune des Travailleurs, n° 294, 16 de junio de 2021.

(2) MWh: energía producida por una potencia de un millón de vatios durante una hora.

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