SERBIA: Movilización masiva de los estudiantes


Desde hace mucho tiempo ya, el descontento agitaba a la juventud. No porque esté más golpeada que el resto de la población, sino porque se rebela más, dado el abandono social.

El 1° de noviembre, en la estación de la ciudad de Novi Sad (300 000 habitantes), se produjo un accidente mortal que hizo quince víctimas cuando el techo de un edificio, construido recientemente, se derrumbó sobre los transeúntes.

La conmoción duró muchos días: las personas lloraban a las víctimas en silencio, les rendían honores depositando velas y flores. Pero la conmoción inicial se transformó en cólera al cabo de algunos días, cuando las autoridades encargadas de la investigación rechazaban obstinadamente hacer declaración alguna, siendo que la causa más probable del accidente fue una mala ejecución de los trabajos deconstrucción.

Las autoridades guardaron silencio hasta que miles de jóvenes bajaron a las calles, principalmente estudiantes, para exigir en voz alta que los culpables sean llevados ante la justicia. Las primeras manifestaciones exigieron la dimisión del Primer ministro y de dos otros miembros del gobierno, sin mencionar al presidente Aleksandar Vu i č ć.

Las autoridades han ido con dilaciones, pensando que las protestas iban a calmarse rápidamente. Pero las manifestaciones se han extendido, obligando a dimitir al ministro de la
Construcción e imponiendo el arresto de varios altos funcionarios.

Algunos partidos de oposición aprovecharon la situación para solicitar la formación de un “gobierno de transición”, mientras que los agricultores, descontentos por las subvenciones no
pagadas, se unieron a los estudiantes. Lo mismo pasó con los estudiantes de enseñanza media superior en muchas ciudades. Las cuatro universidades de Estado (Belgrado, Novi Sad, Nis y Kragujevac) están bloqueadas desde hace semanas. Para no ceder a la exigencia de dimisión del gobierno, las autoridades intentaron calmar las cosas haciendo concesiones menores, rechazadas por los manifestantes.

En estos momentos, aunque ve manifestarse a sus hijos con simpatía, la masa de los trabajadores no se ha incluido en el movimiento. Muchos desconfían de la utilización que hace “la oposición”, quien concentrándolo todo en la exigencia de que se vaya Vu i č ć, quiere simplemente colocar a su “califa en lugar del califa”. Sin embargo, no es solamente un presidente, sino todo el sistema erigido sobre la base de las privatizaciones de los años
1990 que será necesario borrar para impedir que se reproduzcan las tragedias como la de Novi Sad.


De nuestro corresponsal
Jacim Milunovic.

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