
La investidura de Trump será este 20 de enero. Incluso la prensa capitalista se inquieta. Zonebourse del 8 de enero habla de “la ley del más fuerte”, de una “visión imperialista” e imagina el “ambiente en el futuro: los Estados Unidos imponen y el resto del mundo gesticula y se ofusca, pero lo sufre”
El antiguo redactor en jefe adjunto de The Tribune (la de los capitalistas), Romaric Godin estima, en cuanto a él, que “Washington parece en el futuro dispuesto a recurrir a la guerra de conquista, aún contra sus aliados, para satisfacer sus intereses”. Eso no se debe en nada al carácter de “payaso” de Trump, dice, y escribe: “en un contexto de desaceleración mundial (…), el crecimiento de los Estados Unidos se vuelve necesario en detrimento de los otros. (…) Seamos claros: los Estados Unidos no se transforman en imperialistas con Trump, pero este imperialismo (…) no deja un solo espacio a la ilusión de la soberanía, no se incomoda con las posibles contrapartidas financieras”.
El 7 de enero, Trump retiró sus amenazas contra Canadá, que deberá aceptar sus aranceles prohibitivos del 25%… a menos que se vuelva el “51vo Estado de los Estados Unidos”. Se cuenta ya con una víctima colateral, el Primer Ministro liberal Justin Trudeau. Venciendo todos los récords de impopularidad, avanzó su dimisión una vez que terminó por desacreditarse durante su visita a Trump en donde “ha dado la impresión de un vasallo que se queja frente al nuevo emperador”, ironiza un universitario canadiense.
Trump repitió sus amenazas de la anexión de Groenlandia y del Canal de Panamá, incluido el uso de la fuerza armada. Por tanto, si en Panamá los Estados Unidos se creen “en su casa”, como en toda América Latina desde hace ciento cincuenta años, Groenlandia le pertenece a un país imperialista miembro de la OTAN: Dinamarca. Un conflicto abierto entre los Estados Unidos y un país imperialista de Europa sería una novedad desde el derrumbamiento de Hitler en 1945…
Más allá de las necesidades de saqueo directo de los recursos y del control de los pasos comerciales, “se trata de dos territorios en donde, estos últimos años, hemos visto un activismo creciente de China”, intenta justificar la jefa del gobierno italiano, Meloni, a quien le gustaría pasar un acuerdo por separado con Trump a espaldas de la Unión Europea. Una Unión Europea de la cual Trump se burla, como lo muestra en Alemania con Musk: solamente tiene necesidad, en Europa, de regímenes autoritarios vasallos.
Para Trump, el enemigo es para empezar China. El capital financiero de los Estados Unidos tiene necesidad vital de derribar, por todos los medios necesarios, la economía china, la cual permanece fundada en la propiedad del Estado a pesar de la política de “apertura al mercado” del Partido Comunista. Trump va a agravar la política llevada por Biden contra China… con la amenaza de desencadenar una guerra de consecuencias incalculables.
Y así como Biden disponía, ayer, de apoyos desde “la izquierda”, a favor de la guerra de la OTAN contra el régimen de los oligarcas rusos, Trump puede contar con los apoyos en su cruzada anti-china. Así, Albanese, Primer ministro australiano de “izquierda”, dio a conocer su intención de “trabajar estrechamente” con Trump. Su gobierno del Labour Party ya hizo de Australia un puente militar avanzado contra China.
Más que nunca, es urgente agrupar a las fuerzas del movimiento obrero que rechazan esta marcha a la guerra imperialista global.
Dominique Ferré

