Gaza. Hay que impedir el plan de deportación del pueblo palestino

Extraído LA TRIBUNE DES TRAVAILLEURS #500

“Está claro: Israel ya tiene un plan para la limpieza étnica de los Palestinos en Gaza”, escribe el 20 de julio el periodista Gideon Levy en el diario israelita Haaretz. “Para “evacuar” a dos millones de personas de su país, es necesario tener un plan. Israel trabaja en ello. La primera etapa consiste en transferir a una gran parte de la población a un campo de concentración con el fin de facilitar una deportación eficaz”.


En la banda de Gaza “la situación va más allá de lo caótico”, alerta el director del Programa alimentario mundial para Palestina, Antoine Renard, el mismo que describe escenas escalofriantes en la distribución de alimentos.


La hambruna, la sed y la muerte forman parte del plan de terror de Netanyahu.
La UNRWA, Oficina de ayuda de las Naciones Unidas para los refugiados en Palestina, admite que dispone de 6,000 camiones y de 1,000 agentes de salud dispuestos a cruzar la frontera de Gaza. Pero Israel prohíbe a partir del 2 de marzo el transporte de cualquier ayuda humanitaria. A partir de entonces se cuentan al menos a 50 niños que han muerto de hambre.


A esto se añade un diluvio de plomo: el 19 de julio, 39 palestinos fueron asesinados por el ejército israelita cuando se presentaban en un punto de distribución, fueron 93 el día siguiente…
France Info informa que el 20 de julio en Gaza, “algunos se reunieron el domingo para manifestarse con banderas y slogans contra el hambre. “No hemos comido un pan desde hace diez días. Piedad, esto no es posible. No al hambre, no a la muerte”, grita una mujer”.
Un número creciente de militares israelitas expresan su condena, a la imagen de este viejo soldado citado por France Info que habla de la “deshumanización por la que atraviesa la sociedad israelita” y le lo “avergüenza”. “Su objetivo es la limpieza étnica”, denuncia públicamente Yigal Bronner, universitario israelita.


Pero los genocidas continúan con su obra bárbara. Smotrish, colono de extrema derecha y ministro de Finanzas, decidió hacer de 2025 “el año de la soberanía en Judea-Samaria” (nombre bíblico de Cisjordania), es decir, la anexión pura y simple.


France Televisions indica el 16 de julio que, en Cisjordania, “en el poblado de Al Muarajat, una comunidad palestina partió el viernes 4 de julio. Dos noches antes, los colonos llegaron en grupo robando sus animales y cortando los cables que conducen a la habitación de una familia. Los Palestinos que vivían en esa casa tuvieron que huir. Los colonos se robaron los bienes y el dinero. Muy rápido, las otras familias amenazadas los siguieron”.


Destrucción y deportación en Gaza y anexión de Cisjordania forman un todo que tiene como objetivo expulsar a los Palestinos de todas sus tierras como parte de la colonización sionista.
Al beneficiarse del apoyo financiero, militar y político de los gobiernos estadounidense (del de Trump hoy como del de Biden ayer), el ministro israelita de defensa, Israël Katz, puede burlarse abiertamente de Macron y de otros dirigentes que lloran lágrimas de cocodrilo: “Ellos podrán reconocer un Estado palestino en los papeles, mientras que nosotros construiremos aquí el Estado judío israelita.”


No es demasiado tarde para detener el brazo de los asesinos. Para ello, la responsabilidad del movimiento obrero y democrático a escala mundial es la de luchar por el rompimiento total de relaciones de todos los gobiernos con el Estado de Israel.


André Yon

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