
Trump y Putin se reunieron el 15 de agosto en Alaska.
El nombre oficial de la cumbre, elegido por Trump, fue: «Buscar la paz» en Ucrania, donde la guerra por poder que enfrenta a la OTAN y al régimen de los oligarcas rusos ya ha dejado más de un millón de víctimas —ucranianas y rusas— desde febrero de 2022.
Esta cumbre no fue más que un encuentro entre dos jefes de clanes mafiosos. Su objetivo no era, evidentemente, la «paz», sino encontrar un acuerdo «ganar-ganar» para los oligarcas de Washington y de Moscú.
Del lado ruso, Putin insistió en que esperaba que «el entendimiento manifestado hoy» ayudara «a la restauración de relaciones económicas pragmáticas», pues «la asociación económica y las inversiones ruso-estadounidenses todavía tienen un potencial enorme».
Cabe señalar que su ministro de Economía, Rechetnikov, reconoció que Rusia está «al borde de la recesión». La economía de guerra, impuesta en 2022, ha absorbido sectores enteros de la producción en el aparato militar-industrial, lo que ha generado descontento incluso entre los oligarcas, la base social del régimen.
Del lado estadounidense, Trump declaró su voluntad de llegar a «un acuerdo de paz», incluso a costa de avalar las exigencias de Putin, como reconocer la anexión de Crimea y del Donbás, así como la no adhesión de Ucrania a la OTAN… todo ello pocas horas antes de recibir a Zelensky, Macron y a los primeros ministros alemán y británico.
¿Por qué habría de incomodarse Trump? Ya obtuvo de Zelensky todo lo que quería: un fondo de inversión para el saqueo de Ucrania que debe reportar a Estados Unidos 350 mil millones de dólares para «compensar» sus entregas de armas (que en realidad son dos o tres veces menores). En cuanto a la Unión Europea y sus Estados miembros, se doblegaron ante Trump, aceptando comprar armamento “made in USA” por varios cientos de miles de millones de dólares.
Por último, un acuerdo con Putin permitiría a Estados Unidos, como lo recordó el secretario de Defensa, «dar prioridad a la disuasión de una guerra con China». Es decir, concentrar las fuerzas del imperialismo estadounidense en sus preparativos bélicos contra China… intentando, al mismo tiempo, desligar a Putin de su acuerdo con Pekín.
El encuentro entre los dos jefes mafiosos fue valorado en su justa medida por los dirigentes de los principales fondos de inversión, los verdaderos dueños de la economía capitalista mundial, que hacen llover o brillar el sol.
«Los mercados acogerán esto favorablemente», explicó el director del Mischler Financial Group, citado por Reuters (16 de agosto). «La tendencia no puede ser más que positiva», subrayó el director financiero de Running Point. Su colega de la Comerica Bank añadió: «Si hay una oportunidad, se encuentra en el sector energético (…). Los mercados deberían lanzar un suspiro de alivio».
En cuanto al alivio de los trabajadores desangrados por la guerra y sus privaciones, este solo podrá venir del derrocamiento de Trump, Putin y compañía, títeres de los oligarcas y de los «mercados».
Dominique Ferré

