Pedro Vicente
Arquitecto, miembro de la Plataforma por un Partido de los Trabajadores en Portugal.
Publicado originalmente en A Internacional, el 14 de agosto de 2015, publicación delos militantes del CORCI en Portugal

El diario israelí Haaretz escribía el 13 de agosto:
“El gobierno israelí está a punto de aprobar, la próxima semana, planes de construcción en el área E1, que aislarían el Norte de Cisjordania de las regiones del sur. El polémico plan, postergado durante años por la presión internacional, tiene implicaciones dramáticas para las perspectivas de una solución de dos Estados (…)”.
Ese mismo día y al siguiente, el ministro fascista de Netanyahu, Bezalel Smotrich, fue de una claridad meridiana al declarar que abriría licitaciones para la construcción de tres mil viviendas en el área E1, y que la aprobación del plan “entierra la idea de un Estado palestino”. Indicando tener todo el apoyo del primer ministro, aludió a los países que vienen diciendo que reconocerán al Estado Palestino, advirtiendo que, en septiembre, ya “no habrá nada que reconocer”. Añadió que el plan no era un simple proyecto de construcción, sino “el sionismo en su máxima expresión: construir, colonizar, reforzar nuestra soberanía en la tierra de Israel”.
La llamada “solución de dos Estados” —basada en la noción idílica de israelíes y palestinos viviendo pacífica, aunque separadamente, en naciones independientes contiguas, con Israel fuertemente armado y Palestina desarmada— fue consagrada en un conjunto de acuerdos conocido como los Acuerdos de Oslo, firmados por dirigentes israelíes y palestinos a inicios de la década de 1990.
Sin embargo, hace tiempo fue radicalmente desmentida, sirviendo esencialmente de cobertura a la expansión de los asentamientos judíos en Cisjordania durante los últimos 30 años, pese a que esa expansión es ilegal a la luz del “derecho internacional”. Más recientemente, las masacres israelíes en Gaza han demostrado lo que realmente vale esa “solución”.
En el marco de los Acuerdos de Oslo, Cisjordania fue dividida en tres zonas administrativas:
- Área A: bajo control total palestino.
- Área B: bajo control conjunto israelí y palestino.
- Área C: bajo control total israelí.

Y, sin embargo, la situación en Cisjordania en 2024 ya era la que se documenta en los informes de la ONU: la construcción de nuevos asentamientos se intensificó aún más desde 2023. El desbloqueo del área E1 divide Cisjordania en dos, creando una línea continua de asentamientos desde Jerusalén hasta Jordania.
La barrera construida por Israel para separar Jerusalén de Cisjordania —considerada ilegal por el Tribunal Internacional de Justicia— podría incluso desplazarse para abarcar los asentamientos cercanos.

Netanyahu prosigue el genocidio en Gaza y lo extiende a Cisjordania, donde la violencia israelí contra los palestinos se intensifica cada día. Prepara la invasión de la ciudad de Gaza. Al anunciar la liberación del proyecto E1, entierra definitivamente, con la complicidad de Estados Unidos y la Unión Europea, la pseudo “solución de dos Estados”.
Vergüenza y humillación para aquellos que, mientras continúan suministrando armas a Israel, ahora prometen reconocer al Estado Palestino. ¿Qué Estado Palestino? ¿Un conjunto de “bantustanes” dentro del Estado genocida?
Solo la ruptura total de todos los lazos de todos los gobiernos del mundo con el Estado de Israel puede detener el brazo de los asesinos. Corresponde al movimiento obrero y democrático mundial comprometerse en esta lucha.

