El 23 de agosto de 2024, Servando Salazar Cano, obrero de 35 años en la maquiladora Prime Wheel, ingresó a su jornada laboral en el Parque Industrial Chilpancingo de Tijuana. Las cámaras lo captaron entrando, asistiendo a una junta de trabajo… pero nunca más se le vio salir. Desde entonces, su nombre resuena como símbolo de la tragedia obrera que azota a Baja California: la desaparición y asesinato de trabajadores a plena luz del día, dentro de sus propios centros de trabajo.

Un crimen de clase, no un “caso aislado”
La desaparición de Servando no fue producto de un accidente. La Fiscalía General del Estado reconoció desde un inicio que se trataba de un delito doloso, y con el paso de los meses ha detenido a supervisores e ingenieros de la empresa implicados directamente en los hechos. Las investigaciones señalan que Servando fue asesinado dentro de la maquila.
¿Y qué hizo la patronal? Ocultar, encubrir, deslindarse. La empresa —de capital transnacional— operó como si nada hubiera ocurrido, pagando salarios para intentar acallar el caso, mientras negaba indemnizaciones y prestaciones a la familia de Servando, bajo el argumento de que no existe un acta de defunción.
Esta actitud evidencia lo que el capital maquilador representa: el desprecio absoluto por la vida obrera, tratándonos como piezas desechables para la máquina de la ganancia imperialista.
Responsabilidad patronal: un crimen de clase
Como denunció la Casa Obrera de Baja California en su comunicado:
“Servando Salazar Cano entró a trabajar el 23 de agosto de 2024, como todos los días durante los últimos 10 años a la empresa Prime Wheel, y ese día jamás salió. Lo desaparecieron al interior de la empresa, lo más seguro es que por órdenes del presidente ejecutivo de la empresa Henry Chen, o por Jaime Carrión, contralor de la planta, o por Juan José Torres, gerente de recursos humanos, o por los tres. Lo que es cierto es que ellos son los responsables porque al ser las máximas autoridades de la empresa de origen chino Prime Wheel, son los responsables según la Constitución… Ellos son los responsables de la seguridad y salud de sus trabajador@s.”
La acusación es contundente: la desaparición de Servando es un crimen patronal. No se trató de un accidente ni de un hecho aislado, sino de la expresión más brutal de un régimen maquilador que desprecia la vida obrera y se ampara en la impunidad del Estado.
El silencio cómplice del Estado
Las autoridades mexicanas han actuado como cómplices. De nuevo, el comunicado lo dice con claridad:
“¿Y qué han hecho o dicho los empresarios de Prime Wheel? Nada. ¿Y qué ha hecho la fiscal general del Estado, María Elena Andrade Ramírez, encargada de impartir justicia en el caso? Nada. ¿Y qué ha hecho el secretario de Trabajo y Previsión Social del estado? Nada. Hay un sospechoso silencio sobre el caso de Salazar Cano.”
Este silencio no es casual: refleja el sometimiento de los gobiernos —estatales y federales— a los intereses del capital extranjero y al modelo de maquila impuesto por el imperialismo. La supuesta “modernización laboral” que prometía dignidad y democracia sindical, en la práctica convive con la represión, la tercerización y, ahora, con la desaparición de un trabajador dentro de su propia fábrica.
La resistencia obrera y la exigencia de justicia
A lo largo de este año, la familia de Servando, su esposa Wendy Bravo, organizaciones como la Casa Obrera y sectores solidarios han sostenido la exigencia de verdad y justicia. No han permitido que el caso se archive, han salido a las calles, a las puertas de la maquila, a denunciar este crimen.

Pero la respuesta del gobierno estatal y federal ha sido de simulación y omisión. Se limitan a declaraciones y detenciones parciales, sin garantizar justicia plena ni seguridad para los trabajadores.
El caso de Servando no es una excepción. Se inserta en la violencia estructural que padecen miles de obreros y obreras en la frontera, donde el régimen laboral maquilador —sostenido por el TLC, ahora T-MEC— se combina con la militarización, el narco y la complicidad de autoridades corruptas.
En este aniversario la familia pide a todos los sectores solidarios que se movilicen:
Por ello hacemos un llamado a que nos manifestemos por medio de una fotografía, por medio de un video, que lo subamos a todas y cada una de nuestras redes sociales exigiendo verdad y justicia para Servando Salazar Cano y su familia. ¡Ni perdón, ni olvido: JUSTICIA!”
Desde la Liga Comunista Internacionalista denunciamos que este crimen contra Servando Salazar Cano es un crimen contra toda la clase trabajadora. Un obrero que entra a su centro de trabajo y nunca vuelve a salir muestra con crudeza que el capital no tiene límites en su sed de explotación y control.
Frente a esto, no podemos confiar en la Fiscalía ni en las instituciones del Estado burgués, que solo protegen a empresarios y gobiernos imperialistas.
La única garantía de justicia es la organización independiente de los trabajadores, la construcción de comités obreros de defensa, la coordinación de sindicatos combativos y colectivos solidarios, y la movilización unitaria de la clase trabajadora en México y a nivel internacional.
Servando vive en la lucha obrera

A un año de su desaparición, honramos la memoria de Servando Salazar Cano no con minutos de silencio, sino con organización y lucha.
Exigimos:
- Juicio y castigo a los responsables materiales e intelectuales de su desaparición y asesinato.
- Indemnización inmediata y completa para su familia.
- Fin de la impunidad patronal en las maquiladoras de Baja California.
- Construcción de comités de obreros en las fábricas, para que nunca más un compañero sea desaparecido sin que haya respuesta colectiva.
La vida obrera no puede seguir siendo sacrificada en el altar del capital. Desde Tribuna de los Trabajadores llamamos a que cada sindicato, cada colectivo, cada trabajador consciente haga suyo este caso. Porque lo que le hicieron a Servando nos lo hacen a todos.
✊ ¡Justicia para Servando Salazar Cano!
✊ ¡Basta de crímenes contra la clase trabajadora!
✊ ¡Unidad internacional de los trabajadores contra el capital y sus gobiernos!

