Golpe de fuerza de Trump contra el banco central.

   Un mes después de haber aumentado brutalmente los aranceles a sus competidores, Trump se dio cuenta que esta medida hace subir los precios de las mercancías importadas a los Estados Unidos. Para responder a eso, quiere hacer bajar, mucho y rápido, las tasas de referencia, haciendo así que el crédito sea más barato para que los consumidores puedan pedir prestado más fácilmente y consumir.

   Pero las repetidas órdenes de Trump al consejo de administración de la Reserva federal (Fed) para que modifique su política monetaria hasta ahora han quedado sin efecto.

   Jerome Powel, el poderoso presidente republicano de la Fed – nombrado por Trump en su anterior mandato -, quiere ser prudente. La Fed tiene como principal prerrogativa la estabilidad de la moneda estadounidense. Y es que el dólar no es una moneda como las otras. Es la base sobre la que reposa todo el sistema monetario internacional desde 1971. Powell quiere el control, y no una fuerte baja de las tasas, lo que podría desestabilizar la economía mundial. Pero para Trump, se trata del “América First”. Por eso calificó a finales de julio a Powell de ser “demasiado estúpido y demasiado político para hacer ese trabajo”. Luego propició la dimisión de un miembro del consejo de los gobernadores y despidió a otra con efecto inmediato, misma que acudió a la justicia.

   Bajo la presión, Powell dejó entrever, el 22 de agosto, que habría una probable baja de las tasas de referencia, provocando la satisfacción de la Bolsa de Wall Street.

Grégory Fernandes

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