
Tribuna libre de un militante tunecino.
Túnez. El 7 de agosto del 2025, simpatizantes del presidente tunecino Kaïs Saíed se manifestaron frente a la sede de la Unión general tunecina del trabajo (UGTT) en Túnez. Los manifestantes, rodeados por la policía, gritaban slogans contra la “corrupción de la dirección sindical que sabotea los proyectos de Kaïs Saïed”. Este último aportó, a posteriori, un respaldo explícito a los manifestantes. Una semana antes, una huelga de tres días llevada a cabo por la federación de transportes urbanos fue seguida por una mayoría aplastante de los asalariados de los sectores público y privado y paralizó a todas las ciudades tunecinas. Una sorpresa para el régimen de Kaïs Saïed. Una sorpresa también para una burocracia sindical, debilitada por una crisis profunda. Una crisis que se manifiesta desde el verano del 2024 por una cisión de facto en el seno del buró ejecutivo, el paro de las instancias de dirección del UGTT y un riesgo de desarticulación de la organización de un millón de sindicalizados de los cuatro millones de asalariados en Túnez.
El ataque de Kaïs Saïed contra la UGTT se inscribe en la estrategia de su régimen populista y fascistoide que pretende eliminar a las organizaciones que representan los intereses de las diferentes capas de la sociedad y sobre todo de la clase obrera. Desde su golpe de Estado, apoyado al principio por la burocracia sindical, ha multiplicado las medidas para estrangular poco a poco los derechos sindicales, aunque también los privilegios de misma burocracia. Congeló las instancias de negociación entre las federaciones y los servicios del Estado. Decretó aumentos salariales y leyes que modificar el Código del trabajo sin consultar a la UGTT. Puso a sindicalistas en prisión con el pretexto de corrupción.
La huelga exitosa en el sector del transporte urbano y las huelgas que se preparan en este inicio de ciclo en todos los sectores del sector público han perturbado el plan del régimen. El régimen cuenta con pasar a la confrontación general para someter a la UGTT o fragmentarla. En ese contexto, la manifestación del 7 de agosto frente a su sede, plaza Mohammed Ali, es solo una probadita. Trae a la mente la manifestación violenta de los islamistas frente a estos locales en el 2012. El comité de dirección nacional de la UGTT (equivalente a la comisión ejecutiva confederal de la CGT en Francia) respondió planteando el principio de la huelga general para defender los derechos sindicales sin definir sin embargo la fecha. Esta decisión está animada a la vez por dos factores contradictorios: una presión de la base sindical que quiere retomar un cierto militantismo para responder a las reivindicaciones de los trabajadores y la voluntad de la burocracia sindical de reequilibrar la relación de fuerzas con el régimen para salvar sus intereses. El interés de la clase obrera tunecina es el de defender a la UGTT contra los ataques del régimen fascistoide de Kaïs Saïed forjando a su vez un sindicalismo democrático, militante e independiente al régimen de la burguesía en el seno de la UGTT.
Zied Ben Abdeljelil, antiguo sindicalista de la UGTT y militante del Partido de los trabajadores de Túnez.

