Por Juan Carlos Vargas, Liga Comunista Internacionalista (LCI)
Versión extensa del articulo publicado en Tribuna de Trabajadores #5 noviembre de 2025

Un viejo partido con nuevo disfraz
El Partido Acción Nacional (PAN) ha anunciado su “relanzamiento” con un nuevo lema: “Patria, Familia y Libertad”. Bajo la dirigencia de Jorge Romero Herrera, el PAN busca proyectarse como “la nueva oposición moderna y ciudadana”, con la promesa de “abrirse a los jóvenes y a la sociedad civil”. Sin embargo, más allá del cambio de imagen y discurso, lo que emerge es el intento de reciclar una de las fuerzas más conservadoras y reaccionarias de la historia mexicana.
Desde su fundación en 1939, el PAN nació como una reacción al movimiento popular cardenista, defendiendo los intereses de la Iglesia, los terratenientes y los grandes empresarios frente al proceso de nacionalización del petróleo y la reforma educativa laica. Fue, desde sus orígenes, el partido de la oligarquía y del clero, el enemigo histórico de la educación pública y de toda política que fortaleciera los derechos sociales del pueblo trabajador.
Durante los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, el PAN se consolidó como el instrumento político del imperialismo norteamericano y del capital financiero. Sus administraciones fueron responsables de las privatizaciones neoliberales, de la destrucción de los derechos laborales y de la criminal guerra contra el pueblo, disfrazada de “combate al narcotráfico”, que dejó cientos de miles de muertos y desaparecidos.
En materia social, su posición ha sido invariablemente retrógrada: el PAN se opone al derecho al aborto, a los derechos de la diversidad sexual y de género, y defiende una visión clerical del Estado. Es un partido que siempre ha representado al México conservador, misógino y antipopular.
La ola derechista internacional y la adaptación del PAN
El nuevo lema “Patria, Familia y Libertad” no es una ocurrencia local, sino una importación directa del discurso de la ultraderecha internacional. Es la consigna de la reacción mundial que busca reagruparse en torno a valores “tradicionales” frente a las luchas feministas, la diversidad sexual y las conquistas sociales de las últimas décadas.
El PAN pretende aprovechar el fortalecimiento global de la derecha para reposicionarse como el refugio de los “libertarios mexicanos” y los sectores conservadores decepcionados con Morena. La referencia simbólica a “la libertad” es la misma que utilizan personajes como Javier Milei en Argentina o Donald Trump en Estados Unidos: una “libertad” entendida como derecho absoluto del empresario frente al Estado y a los derechos colectivos.
En América Latina, los triunfos y ascensos de figuras como Milei, o el retorno de proyectos ultraconservadores en Brasil y Chile, han sido respaldados política y mediáticamente por sectores del imperialismo estadounidense y por magnates como Elon Musk, que abiertamente han apoyado campañas de derecha y participado en foros donde se legitiman discursos reaccionarios.
El PAN busca ubicarse en esa corriente. Su nueva imagen —con tonos azul oscuro, emblemas patrióticos y una retórica “liberal” en lo económico y “moralista” en lo social— es un intento de sintonizar con la ola reaccionaria mundial, ocultando su responsabilidad histórica en la aplicación del neoliberalismo.
En su relanzamiento, Jorge Romero declaró que el PAN “será la última llamada para la oposición” y prometió “apertura total del partido a los ciudadanos”. Pero esa supuesta apertura no cambia su naturaleza de clase: sigue siendo el partido del empresariado, del capital financiero y de la subordinación al imperialismo.
Morena y la continuidad del régimen
Sin embargo, sería un error limitar la crítica a la derecha panista. El gobierno de Morena ha logrado canalizar el deseo popular de cambio en una nueva narrativa liberal-progresista, que opone “política social” a “neoliberalismo”, y “liberales” a “conservadores”. En los hechos, sin embargo, Morena mantiene la continuidad estructural del modelo neoliberal: no ha revertido las reformas energéticas, mantiene la militarización del país y refuerza la dependencia del capital extranjero.
El pueblo mexicano ha rechazado a los partidos tradicionales del régimen —PRI, PAN y PRD—, pero sus figuras se reacomodan dentro del aparato estatal cobijados por Morena y su dirección.
El caso de Baja California es ejemplar: Carlos Torres, exsecretario del gobierno panista de Kiko Vega, hoy es esposo de la gobernadora morenista Marina del Pilar Ávila Olmeda. Torres ha sido señalado por su implicación en el “huachicol fiscal” y por sus vínculos con grupos empresariales locales, pero su cercanía al poder muestra cómo el nuevo partido en el gobierno incorpora a viejos caciques y figuras del régimen, sin romper con las redes de corrupción ni con las alianzas con el crimen organizado.
En este sentido, Morena no ha reemplazado al régimen, lo ha reciclado. Donde antes estaban los panistas o priistas, hoy están los mismos personajes bajo una nueva bandera. La llamada “Cuarta Transformación” ha demostrado ser una administración modernizada del mismo sistema capitalista, no su superación.
El reciclaje del régimen y la respuesta socialista
Tanto el relanzamiento del PAN como la política de continuidad de Morena son expresiones distintas del mismo régimen burgués. El primero se disfraza de “libertad” y “familia”; el segundo, de “justicia social” y “soberanía nacional”. Pero ambos comparten la misma raíz: la defensa del capitalismo dependiente, del aparato estatal autoritario y del control del pueblo trabajador al servicio del gran capital.
El pueblo de México no encontrará su emancipación en ninguno de estos polos del régimen. Ni en la derecha tradicional del PAN, ni en el progresismo administrado de Morena.
Las tareas de la Liga Comunista Internacionalista
Desde la Liga Comunista Internacionalista (LCI) afirmamos que la única salida real para la clase trabajadora y los sectores oprimidos es la construcción de una alternativa política independiente de la burguesía, que rompa con la lógica del capital, el sometimiento imperialista y el aparato represivo del Estado.
El relanzamiento del PAN confirma que la derecha busca reagruparse; la continuidad de Morena demuestra que el régimen se recicla para sobrevivir. Frente a ambos, la respuesta debe ser la independencia política del proletariado, la organización internacional de los trabajadores y la lucha por un gobierno obrero y socialista que transforme de raíz la sociedad.
Por ello, desde la Liga Comunista Internacionalista (LCI) convocamos a las y los trabajadores, a la juventud, a las mujeres, a la diversidad sexual y a todos los sectores explotados a unirse a nuestras filas y a organizarse en la lucha por el socialismo.
Frente al avance del conservadurismo, la demagogia de los gobiernos progresistas y la ofensiva imperialista, solo la fuerza consciente y organizada de la clase trabajadora puede abrir una salida revolucionaria.
La tarea de nuestro tiempo no es administrar el capitalismo, sino derrotarlo y construir una sociedad sin explotadores ni explotados, basada en la igualdad, la solidaridad y la planificación democrática de la economía.
La LCI llama a todos los que se niegan a resignarse a este sistema injusto a sumarse a la lucha por la revolución socialista internacional, bajo las banderas de la Cuarta Internacional.

