Entrevista con Alan Benjamin, miembro del Consejo Editorial del periódico The Organizer (El Organizador)
Pregunta: En los últimos meses se ha hablado mucho de un resurgimiento del movimiento obrero en Estados Unidos. ¿Podrías hablarnos de esto?


Alan Benjamin: En efecto, el movimiento obrero está resurgiendo. En febrero de 2018, una ola de huelgas de maestros estalló en los estados republicanos de Virginia Occidental, Oklahoma, Kentucky y Arizona – todos estados donde las huelgas del sector público son ilegales y los derechos laborales son casi-inexistentes. Los maestros salieron a la huelga – con un apoyo abrumador de los padres de familia y de la comunidad – para exigir no sólo salarios más altos y mejores condiciones para los maestros, sino también más fondos para la educación pública y el fin de la privatización y el desmantelamiento de las escuelas públicas.
En la mayoría de estos estados republicanos, los maestros ganaron sus demandas. La « Revuelta » inspiró huelgas similares entre los sindicatos de todo el país: En mayo, más de 50.000 trabajadores de 10 campus de la Universidad de California se declararon en huelga por mejores salarios y condiciones. Las enfermeras organizadas por la Asociación de Enfermeras de California (CNA-NNU) salieron a la calle en una huelga de simpatía, o apoyo, desafiando la prohibición de la NLRB (Junta Nacional de Relaciones Laborales) de huelgas de simpatía.
La contraofensiva de la clase capitalista fue rápida. El 27 de junio de 2018, durante el mismo período en que el movimiento sindical estaba siendo vigorizado por estas victorias, la Corte Suprema emitió un fallo en el caso Janus v. AFSCME que puso fin a las cotizaciones sindicales deducidas automáticamente para los trabajadores del sector público, asestando así un duro golpe a la capacidad de los sindicatos para financiar sus actividades a través de las cuotas de afiliación. El objetivo de la patronal, transmitido por el tribunal, era aplastar al movimiento sindical de una vez por todas.
Pero esta decisión no disuadió a los maestros y otros sindicalistas de profundizar su lucha. Lo que hizo fue despertar a un gigante dormido. Los miembros de los sindicatos aprendieron del ejemplo de las huelgas de maestros de los estados republicanos que cuando los trabajadores y sus sindicatos ejercen su poder colectivo, pueden prevalecer.
En el otoño de 2018, más de 7.000 trabajadores de hoteles Marriott se fueron a huelga en ocho ciudades de Estados Unidos para exigir un salario digno, el fin de la tercerización y la mejora de las condiciones de trabajo. Después de una acalorada batalla de dos meses contra el Marriott International, ahora la cadena de hoteles más grande del mundo, los trabajadores del hotel ganaron la mayoría de sus demandas.
El resurgimiento del movimiento dió un nuevo salto adelante en los primeros meses de 2019, cuando decenas de miles de maestros en Los Ángeles y Oakland, California se fueron a huelga para exigir un contrato justo y el fin de la campaña de privatización por medio de las escuelas « charter » impuesta por los dirigentes del Partido Demócrata. La determinación de las y los trabajadores de irse a la huelga obligó a los administradores de las escuelas y a los funcionarios estatales a volver a la mesa de negociaciones y a conceder a los sindicatos la mayor parte de sus reivindicaciones.
Otra expresión clara de este nuevo ambiente de lucha fue el llamado de Sara Nelson en enero de 2019 a una huelga nacional para ponder fin con el cierre del gobierno federal de 35 días – el más largo en la historia de Estados Unidos – que obligó a 800.000 trabajadores a trabajar sin paga y sin recursos. Nelson es la presidenta del sindicato de auxiliares de vuelo (AFA-CWA). Su llamado provocó alarma en las cúpulas del poder y contribuyó al levantamiento inmediato del cierre del gobierno federal por parte de la administración Trump.
Este aumento de la militancia sindical, a su vez, ha impulsado los esfuerzos de organización y reclutamiento sindical en el sector público y en un sinnúmero de otras industrias – desde la campaña de los estibadores de la ILWU para organizar a los trabajadores de la cervecería Anchor Steam en San Francisco, hasta la campaña de los trabajadores ferroviarios BMWE-IBT en la Costa Este, pasando por los conductores de Uber en Silicon Valley de California. El número de miembros del movimiento sindical no ha disminuido, como se había previsto, sino que ha aumentado.
En otro signo de los tiempos cambiantes en el seno del movimiento obrero, uno de los sindicatos tradicionalmente conservadores – el sindicato Painters and Allied Trades (IUPAT) – votó en su convención nacional en agosto una resolución que condena tanto las redadas del ICE (Migra) y la deportación de 680 trabajadores avícolas migrantes en Mississippi como los asesinatos racistas de trabajadores latinos y sus familias en El Paso, Texas.
La resolución del IUPAT dice, en parte: « Las redadas del ICE y el ataque por parte de los supremacistas blancos que mató a 22 personas son actos de terrorismo contra los trabajadores. En el movimiento obrero, sabemos que la solidaridad racial y la solidaridad de clase es lo que hace avanzar los derechos de todos los trabajadores de este país. No permitiremos que ningún político, gobierno o jefe de gobierno nos divida« .
Otra expresión de esta creciente resistencia es la expansión dentro del movimiento sindical de la Campaña Laboral por un Sistema Universal de Salud de Pagador Único [Single Payer Healthcare], el cual elimina a las aseguradoras privadas, con el gobierno cubriendo todos los gastos médicos. A pesar de que el presidente de la federación sindical AFL-CIO, Richard Trumka, no ha apoyado a esta Campaña, un número cada vez mayor de sindicatos están exigiendo un « sistema de pagador único ahora », y muchos de los sindicatos están organizando coaliciones obrero populares para crear apoyo a esta propuesta de ley. (Trumka dice que « en última instancia » necesitaremos un plan de este tipo, pero mientras tanto, necesitamos un « plan de transición » que proteja los sistemas de salud vigentes negociados por los sindicatos con la patronal.)
La Asamblea de Trabajadores del Sur (Southern Workers Assembly), que reúne a organizaciones sindicales y populares de todo el Sur de los Estados Unidos, es un ejemplo de como esta campaña ha tomado cuerpo. El SWA explica su campaña de la siguiente manera: « El SWA cree que construir un movimiento en el Sur para Single Payer Healthcare (Pagador Único) dirigido por los trabajadores, puede ayudar a atraer a los trabajadores no sindicalizados a nuestro movimiento – a través de comités de base en los lugares de trabajo en todo el Sur« .
Pregunta: ¿Se ha extendido este resurgimiento laboral a la arena política y, de ser así, qué forma ha tomado?
Benjamin: Sí, así es. Las formas que ha tomado son múltiples, pero una de las más significativas, en mi opinión, es el lanzamiento por Bernie Sanders durante su
campaña electoral de la propuesta de ley denominada Workplace Democracy Act, es decir, la Ley de Democracia en el Lugar de Trabajo – « un proyecto de ley destinado a duplicar la afiliación sindical en los próximos cuatro años« . Los líderes sindicales y activistas de todos los niveles han aplaudido este plan en voz alta y ya están « organizándose para asegurarse de que se implemente« , según una dirigente sindical jubilada de Carolina del Sur.
Incluido entre sus 16 puntos, la Workplace Democracy Act exige lo siguiente:
* Proporcionar a los sindicatos la capacidad de organizarse a través de un proceso de inscripción por mayoría, permitiendo a la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB) certificar a un sindicato si recibe el consentimiento de la mayoría de los trabajadores elegibles.
* Promulgar disposiciones sobre el « primer contrato » para garantizar que las empresas no puedan impedir la formación de un sindicato denegando un primer contrato.
* Eliminar el « Derecho a Trabajar por Menos », que ha permitido que 28 estados aprueben leyes que impiden drásticamente los esfuerzos de los sindicatos para organizar a los trabajadores.
* Prohibir que las empresas exploten despiadadamente a los trabajadores al clasificarlos como contratistas independientes o al negarles las horas extras al llamarlos falsamente « supervisores ».
* Dar a los trabajadores federales derecho a la huelga.
* Negar contratos federales a los empleadores que pagan salarios de pobreza, subcontratan trabajos en el extranjero, se dedican a la quiebra de sindicatos, niegan buenos beneficios y pagan a los empresarios paquetes de compensación escandalosos.
* Prohibir la sustitución permanente de los trabajadores en huelga.
* Proteger las pensiones de los trabajadores.
* Impedir que las corporaciones obliguen a los trabajadores a asistir a reuniones anti-sindicales obligatorias como condición para continuar trabajando.
* Permitiendo boicots secundarios. El plan restablece la libertad de expresión de los sindicatos para que tomen medidas de presión sobre los clientes y proveedores de las empresas que se oponen a los sindicatos.
Estas demandas son por las que el movimiento obrero ha estado luchando desde el final de la Segunda Guerra Mundial – en vano. Ningún político ha agrupado estas demandas en un solo plan, como lo ha hecho Sanders. Pero esto plantea la pregunta de los 64.000 dólares:
¿Cómo verá la luz del día, cómo podrá implementarse, esta propuesta de ley?
Cuando Bill Clinton fue presidente, promulgó el TLCAN, el acuerdo de « libre comercio » anti-obrero que aceleró la fuga masiva de puestos de trabajo, mayormente empleos con protección sindical, a las maquiladoras de bajos salarios al sur de la frontera. Asimismo, los demócratas controlaron ambas cámaras del Congreso al comienzo del primer mandato de Barack Obama. Obama había hecho campaña en todo el noreste de Estados Unidos a favor de la propuesta de ley llamada EFCA, por sus siglas en inglés, que habría dado a los sindicatos la capacidad de organizarse a través de un proceso de inscripción mayoritaria. Pero Obama se dobló bajo la presión de los capitanes de la industria y las finanzas, que dirigen y controlan el Partido Demócrata de la misma manera que controlan el Partido Republicano, y EFCA fue abandonada como una papa caliente.
El mismo destino le espera a la Workplace Democracy Act propuesta por Bernie Sanders, sea quien sea elegido, demócrata o republicano, en noviembre del 2020. Y tengan por seguro de que Bernie Sanders no será el candidato del Partido Demócrata en 2020.
El alto mando del Partido Demócrata, el « establishment » reagrupado en el Comité Nacional Demócrata, o DNC, amañó las primarias contra Sanders en 2016 y ya está en el proceso de amañar las primarias una vez más. Esto incluye mantener a los super-delegados en la segunda ronda de votación para bloquear la nominación de Sanders, promover a la « progresista » Elizabeth Warren para socavar a Sanders y canalizar su base hacia la corriente « centrista » del Partido Demócrata, y modificar las reglas de financiamiento del partido para minar las fuentes de financiamiento independientes de Sanders.
El alto mando del Partido Demócrata necesita que Bernie Sanders acaree a los jóvenes y abstencionistas a que regresen al Partido Demócrata para derrotar a Trump. Y Sanders ha accedido a jugar según las reglas impuestas por la DNC. Sanders se ha comprometido – como lo hizo con Hillary Clinton en 2016 – a apoyar a cualquier candidato/a que « gane » la candidatura del Partido Demócrata, ya sea Joe Biden, Elizabeth Warren o cualquier otra persona. También ha accedido a abandonar su propia campaña de financiación independiente. Es decir, Sanders se ha esforzado por demostrar que, a pesar de sus credenciales « independientes » y « socialistas », es un demócrata leal, es decir, un partidario leal de uno de los partidos gemelos de la patronal.

Pregunta:El periódico The Organizer ha informado sobre el crecimiento sustancial de la corriente política llamada Democratic Socialistas of America (Socialistas Demócratas de América), o DSA, el grupo político que ha estado promoviendo a Bernie Sanders para la presidencia. Cuéntanos sobre ello.
Benjamin: La DSA, el antiguo refugio de funcionarios sindicales que se adhieren a las políticas socialdemócratas liberales dentro del Partido Demócrata, ha resurgido a través de la campaña de Bernie Sanders con una base sindical en gran medida joven y militante. Esta es otra expresión de la creciente radicalización de la juventud y de los sectores de la clase obrera.
La DSA acaba de celebrar su convención nacional en Atlanta, con más de 1.000 delegados que representan a 56.000 miembros que pagan cuotas organizados en cientos de capítulos (organizaciones de base) en todo el país. Durante la discusión previa a la convención, algunos de los capítulos de la DSA se negaron a apoyar a Sanders para presidente, tal como lo propuso la dirección saliente de la DSA, con el argumento de que un voto por Sanders no sería más que un voto por Biden o Warren, dado que a Sanders se le negará la nominación y que Sanders ha instado a sus partidarios a que voten por el candidato seleccionado por el DNC. Muchos activistas de la DSA formaron un « caucus », o corriente: el caucus de la Estrella Roja (Red Star Caucus), que llamó a la DSA a encabezar una campaña por un Partido de los Trabajadores ya!
Esta afirmación de una posición independiente tuvo un apoyo significativo entre los miembros de la DSA. La nueva dirección de la DSA, agrupada principalmente en la Corriente Bread and Roses (Pan y Rosas), aceptó el llamado a construir un Partido de los Trabajadores, pero relegó esta tarea a algún tiempo en un futuro lejano. Un informe sobre la convención de la DSA publicado en la edición del 7 de agosto de la revista The Nation resumió el nuevo curso de la DSA:
«Las decisiones sobre el trabajo electoral marcaron un claro giro a la izquierda. En un nuevo alejamiento del compromiso de la vieja DSA con la política del ‘mal menor’, la convención votó que la DSA debería negarse a respaldar a cualquier candidato presidencial en la boleta electoral del Partido Demócrata en 2020 que no sea Bernie Sanders. La DSA también endureció su política nacional electoral para apoyar únicamente a los candidatos de lucha de clases que se presentan como socialistas abiertos.
«Por primera vez, la DSA también se comprometió abiertamente a una ruptura suave (llamada ‘ruptura sucia’) con el Partido Demócrata. » Como explica la nueva política electoral nacional de la organización, « la DSA está comprometida a construir una organización política independiente del Partido Demócrata y de sus donantes capitalistas. … A largo plazo, nuestra meta es formar un partido obrero independiente, pero por ahora esto no descarta la necesidad de apoyar a candidatos seleccionados por la DSA que se presentan tácticamente en la boleta electoral del Partido Demócrata ».
La resolución sobre política electoral adoptada por la DSA hace referencia al Partido Laboral Campesino (Farmer Labor Party, o FLP) en Minnesota en la década de 1930 como un ejemplo de « ruptura sucia » con el Partido Demócrata a seguir. Pero este « ejemplo » no significó una ruptura en absoluto con el Partido Demócrata. El gobernador del FLP, Floyd Olson, no sólo no rompió con los demócratas, sino que llamó a la Guardia Nacional para que aplastara la huelga general de 1934 en Minneapolis organizada por sindicalistas socialistas militantes[1].
Presentar « tácticamente » a candidatos, inclusive los auto-denominados socialistas, en la boleta electoral del Partido Demócrata es cruzar la línea de clase hacia el campo de la clase capitalista. Demasiados falsos dirigentes políticos de « izquierda » a lo largo de la historia del movimiento obrero de Estados Unidos han enlazado a luchadores independientes con el Partido Demócrata sobre la base de que esto es meramente una « táctica » hacia la meta de construir un partidoobrero independiente … en el largo plazo. Pero en lugar de servir como un puente hacia una política realmente independiente, la estrategia de « ruptura sucia » es un obstáculo importante en su camino.
Pregunta: La situación que describes requiere abrir un diálogo con los miembros de la DSA – y con los activistas de Labor for Bernie – que están abiertos a construir un partido obrero independiente pero que todavía no ven las trampas, y/o no pueden ver que camino a tomar.
Benjamin: En efecto. Se trata de dirigentes y activistas que en su gran mayoría se oponen a las guerras y las intervenciones de Estados Unidos en todo el mundo y que aspiran profundamente a la justicia social y económica plena, tanto en Estados Unidos como en el extranjero – objetivos que son incompatibles con las políticas de los demócratas y republicanos.
Los dos principales contendientes presidenciales en el otoño de 2020 serán candidatos que promueven y llaman a apoyar a las guerras imperialistas y que llaman, aunque de forma disimulada, a intensificar la explotación de la clase obrera y las capas mas oprimidas. De esto no cabe duda.
Para evitar ser presa del perenne chantaje político del « mal menor » – esta vez en nombre de « Cualquier Candidato Menos Trump » – estos activistas (y más generalmente toda la clase obrera) necesitan una perspectiva de « ruptura limpia » y neta para ganar sus demandas apremiantes. Y no tienen que esperar hasta algún tiempo en un futuro lejano para poner las cosas en marcha
Hay una nueva apertura para construir un partido político independiente basado en los sindicatos. Esta perspectiva fue adoptada por la convención nacional de 2017 de la federación sindical AFL-CIO – otra expresión del profundo movimiento desde abajo. Pero esta meta no será una realidad sin un esfuerzo consciente hoy para reagrupar a los partidarios de la política independiente en coaliciones, o comités, que lanzan candidatos independientes de la clase obrera a cargos públicos, comenzando a nivel local, en las elecciones de noviembre de 2020.
El punto de partida, en nuestro juicio, es la construcción de coaliciones obreropopulares independientes que incorporen la lucha por el sistema universal de salud « Single Payer Healthcare » o el Workplace Democracy Act de Bernie Sanders entre sus principales demandas y que llamen a la movilización en torno a ellas. Los líderes y activistas sindicales que formaron la Campaña Obrero-Popular por un Partido Independiente (LCIP) están promoviendo estas coaliciones, o comités, como los cimientos de un partido obrero independiente y de las comunidades de los oprimidos.
[1] « El gobernador Floyd B. Olson de Minnesota declaró la ley marcial en la ciudad de Minneapolis durante la huelga general liderada por los camioneros en toda la ciudad en agosto de 1934, desplegando 4.000 guardias nacionales a su disposición. Se prohibió el uso de piqueteo y los camiones con esquiroles –a los que se expidieron permisos militares-comenzaron a moverse de nuevo. El sindicato, viendo esto como un intento de romper la huelga, exigió que todos los permisos fueran revocados y desafiando la ley marcial, los trabajadores prometieron de nuevo regresar a los piquetes el 1 de agosto ». (relato publicado en el sitio web del sindicato de camioneros IBT, o Teamsters)