
La salud en Argentina es proporcionada a la población por el sistema de salud público, el sistema de obras sociales y el de la salud privada. Alrededor de un 37,6 % de la población se atiende por el sistema público y un 51,52 % por obras sociales y prepagas.
Las obras sociales son administradas por los sindicatos y se nutren de los aportes de los trabajadores, aportes patronales y aportes estatales.
Argentina tiene una fuerte tradición de excelencia en su sistema de salud pública, que se ha visto deteriorada con el transcurso de los años y a partir de las aplicaciones de políticas liberales y la implementación de planes de ajuste ortodoxos.
La estadística indica que el gasto en salud, medido según su relación con el PBI en la Argentina ha sido del 9,5% en 2009, 8,1% en 2011, 4,8% en 2014, 7,5% en 2016, 2,7% en 2017, último dato cierto que se informa desde organismos oficiales.
Resulta evidente que las consecuencias de la pandemia de CODIT 19 agravaron la situación de la administración de salud en Argentina como en el resto del mundo, y también consecuentemente la situación de los trabajadores del sector.
Los enfermeros y enfermeras que prestan servicios tanto en el sector publico como en el privado, no han conseguido aún, a pesar de ser un reclamo que lleva décadas, que los reconozca como “profesionales de la salud” y que, consecuentemente, tenga acceso a derechos y beneficios a los que sí acceden otros trabajadores, cuyos quehaceres son considerados una profesión.
El tema esta atravesado también por una cuestión de género: “más del 80% del colectivo de enfermería está conformado por mujeres y sin embargo la mayoría de los cargos jerárquicos en los centros de salud están ocupados por hombres”. Nos dice la enfermera Carolina Cáceres, que trabaja en un hospital público.
Los enfermeros y enfermeras son la primera línea de combate contra la pandemia de COVID 19 y arriesgan día a día su vida en esta lucha, sin embargo, a la hora de recibir un reconocimiento este se reduce a la mitad por no ser considerados profesionales: “El bono que entrega el Gobierno para profesionales de la salud es de 20 mil pesos, pero para enfermería es la mitad. ¿Nuestras vidas valen la mitad?” Se pregunta la misma enfermera.
Esta situación de injusticia que se completa con sueldos que están por debajo de la línea de pobreza, la falta de insumos hospitalarios producto de recortes en los presupuestos de salud pública y la situación muchas veces decadentes de la infraestructura edilicia de los hospitales producto de años de abandono y falta de obra pública, ha dado lugar a manifestaciones callejeras que se han multiplicado en todo el país.
Mientras esto pasa el Secretario General del Gremio de Sanidad Hector Daer, quien también es uno de los lideres de la CGT, se encuentra muy atareado reclamando que los trabajadores del sector sean exceptuados del pago del transporte público. Como si este detalle influyera para mejorar la situación que viven los trabajadores de Enfermeros y Enfermeras con sueldos miserables y condiciones de riesgo que ponen en peligro su integridad física y su vida.
Ricardo Martinez
Artículo extraído de el Periódico Resistir N° 30 octubre 2020