
Detrás del conflicto de Ucrania, una guerra adicional es declarada por la administración norteamericana, esta vez contra la Unión Europea. El pretexto: ayudar a las empresas a transitar hacia la “economía verde”.
Esto no tiene nada que ver con la protección de la humanidad y su medio ambiente. Juzguemos: la “Inflation Reduction Act” de Biden, surgida en agosto del 2022, consagra 369 mil millones de dólares “para las energías limpias y los proyectos ligados al clima”. Detrás de estas hermosas frases, 216 mil millones de dólares de dinero público estarán directamente a disposición de los capitalistas norteamericanos para “restructurar” sectores industriales -decretados “contaminantes” ya que no son lo suficientemente rentables- en beneficio de sectores más rentables. La Organización Internacional del Trabajo reconoce que “la transición hacia la economía verde implicará inevitablemente la destrucción de ciertos empleos” (agosto de 2022). De hecho, millones de empleos industriales están amenazados de destrucción… ¡eso es lo que está financiando el plan Biden! Los 153 mil millones restantes serán utilizados en la incitación a la compra de “productos verdes” (autos eléctricos, viviendas…) “made in USA” bajo la forma de créditos de impuestos a los consumidores.
Las potencias capitalistas de la Unión Europea se indignaron por esta competencia desleal, ya que el plan Biden “incitó a los constructores de automóviles europeos a deslocalizar su producción hacia el otro lado del Atlántico” (Euractiv, 19 de enero). En respuesta, en enero, la Comisión Europea hizo público su propio “pacto verde”. El objetivo: “una flexibilización de las reglas en materia de ayudas del Estado” (Euractiv del 19 de enero) con el propósito de desviar miles de millones de euros de dinero público hacia las bolsas de los capitalistas europeos. Según el Comisariado Europeo de Comercio, los Estados más poderosos -entre ellos Alemania y Francia-, anunciaron el aporte de “entre 250 y 280 mil millones de euros”. Ahí también, miles de millones son desviados de los servicios públicos para ayudar a los capitalistas a destruir los empleos.
Y, sin embargo, en la Unión Europea solamente los capitalistas de los “grandes” países encuentran ventajas “en detrimento de otras empresas en los países pequeños miembros que no se beneficiarán de un apoyo gubernamental comparable” (Euractiv del 19 de enero). Luego entonces, los gobiernos de los países “pequeños” protestan… pero en vano: en la ley de la jungla capitalista, los países “pequeños” capitalistas son devorados por los “grandes” y los capitalistas de toda Europa por sus concurrentes norteamericanos más poderosos. Esto es posible, ya que en el dominio de la “industria verde”, como en las demás, “los Estados Unidos y Europa están armados de manera diferenciada” (Alternativas económicas, del 8 de febrero del 2023).
Guerra y aumento de presupuestos militares de un lado, desindustrialización y desvío de fondos públicos en favor de los capitalistas en nombre de la “economía verde”, del otro. En ambos casos, son los trabajadores los que pagarán el precio.
Nelly Marie