Articulo extraído de Tribuna de los Trabajadores 389 10 de mayo de 2023

En la noche del 2 al 3 de mayo, un ataque con drones tuvo como objetivo el Kremlin, la sede del poder ruso. El régimen de Putin acusó al gobierno ucraniano ya la OTAN y denunció un “acto terrorista” y un “ataque” contra Putin. Una vez más, los incidentes se multiplican, a riesgo de desembocar en un enfrentamiento global.

El gobierno de Zelensky ha negado su responsabilidad en el ataque con aviones no tripulados contra el Kremlin, al igual que la administración de Biden. El ministro de Relaciones Exteriores de Macron insinuó que el ataque, «extraño por decir lo menos», podría haber sido organizado por los servicios rusos.

Todo es posible, por supuesto. Recuérdese, sin embargo, que la administración estadounidense había acusado a Rusia de sabotear los oleoductos de Nord Stream en septiembre de 2022… hasta que el New York Times reveló en marzo de 2023 la responsabilidad de un misterioso “grupo pro-ucraniano”.

Mientras tanto, los ataques con aviones no tripulados están aumentando en territorio ruso, lo que a su vez conduce a los bombardeos rusos en Ucrania. Los drones destruyeron trenes de carga y refinerías importantes en Crimea y en las regiones rusas de Rostov y Krasnodar, privando de combustible al ejército ruso. La ofensiva del ejército ucraniano, que la OTAN exige «hasta la victoria total», es probablemente inminente.

“Este ataque marca la revelación del uso de drones”, explica un especialista del think tank internacional TAG. Baratos, pueden destruir hombres y bienes sin el menor riesgo de pérdidas militares. Mykhaïlo Fedorov, viceprimer ministro ucraniano, no se felicitó durante una reunión de la OTAN en octubre de 2022 de que “Ucrania es el mejor campo de pruebas (…). Tenemos la oportunidad de probar todas las suposiciones en combate e introducir un cambio revolucionario en la tecnología militar y la guerra moderna. »

The New York Times confirmó: «Para las armas occidentales, la guerra en Ucrania es una prueba beta» (15 de noviembre de 2022), es decir, «una prueba a gran escala para las armas que darán forma a la guerra en los años venideros, que ayuda a los planificadores de defensa de los países occidentales a decidir sobre inversiones, finanzas y estrategias militares para los próximos años” (Géo, 30 de noviembre de 2022). , Entendido !

El imperialismo francés no se queda atrás: un informe del Senado (febrero de 2023) escribe: “La guerra en Ucrania confirma el papel ahora preeminente de los drones (…) para sobrevivir, todas las unidades terrestres deben estar equipadas con vehículos no tripulados”.

Apodada la “dama de hierro del Báltico”, la ex comisaria europea y expresidenta lituana Dalia Grybauskaite resumió cínicamente: “Estamos aprendiendo en Ucrania a luchar, y estamos aprendiendo a usar nuestro equipo de la OTAN. (…) Sí, es un campo de batalla de experimentación. Lo cual es una pena para mí, porque los ucranianos pagan con su vida estos ejercicios. »

Y se atreven a decirnos que enviar armas a Ucrania es “¡ayudar al pueblo ucraniano!”

Dominique Ferré