AFGANISTÁN Salvaje represión contra los jóvenes y los estudiantes

La noche del 18 de junio la policía del régimen apoyado por los Estados Unidos y la
OTAN, atacó a los jóvenes manifestantes que acampaban cerca del palacio presidencial en Kabul. Nuevamente, la policía disparó directamente sobre los manifestantes y los tanques se lanzaron sobre la muchedumbre aplastando al menos a dos adolescentes, hiriendo gravemente a veintisiete otras personas.
Después de la explosión de un camión bomba el 31 de mayo cerca de la embajada de Alemania, provocando casi cien muertos y cientos de heridos, los estudiantes y jóvenes salieron a las calles para condenar esta sangrienta tragedia y exigir la dimisión del presidente Ghani y de su jefe de gabinete Abdullah, teniendo en cuenta sus repetidos fracasos para mantener la seguridad, al menos en la ciudad de Kabul, (ver la Tribune des Travailleurs del 7 de junio). El 2 de junio de 2017, miles de jóvenes y estudiantes  organizaron una concentración pacífica en Kabul y exigieron al gobierno reformas en el sector de la seguridad.
Denunciaron el acuerdo bilateral de seguridad con los Estados Unidos.
No solamente el régimen títere no ha satisfecho las exigencias de los manifestantes sino que desvergonzadamente hace disparar sobre los estudiantes matando a siete e hiriendo a veinte. La policía bloqueó todas las calles conduciendo al centro de la ciudad con  tanques y camiones y arrestado a decenas de manifestantes para impedirles
que se unieran a la concentración en el centro de la ciudad. A pesar de la brutal represión, los manifestantes, los jóvenes y los estudiantes juraron continuar su lucha hasta la satisfacción de sus reivindicaciones. Instalaron enormes tiendas de campaña cera del lugar de la explosión y en otras partes de la ciudad. Desde el 2 de junio este movimiento, que recibe un apoyo constante de la juventud del país, ha recibido el nombre de “Levantamiento por el cambio”. Logró formular sus reivindicaciones y ha empezado a discutir con el gobierno de las principales reformas en el sistema de seguridad. El gobierno afgano ha pretendido responder a estas demandas retirando
sus responsabilidades al comandante jefe del cuartel de Kabul y al jefe de la policía.
“Exigimos que cesen los atentados y las violencias” era la exigencia de los manifestantes

El gobierno advirtió a los manifestantes que debían cesar sus manifestaciones y retirar sus tiendas de campaña, en particular la grande situada cerca del palacio presidencial. Una delegación del Parlamento afgano también sirvió de mediador entre el gobierno y los manifestantes, pero no logró convencer a los manifestantes de poner un alto a sus manifestaciones, ni al gobierno de que consienta las reivindicaciones de los jóvenes y de
los estudiantes.
El régimen apoyado por los Estados Unidos y la OTAN en Kabul es totalmente incapaz de
responder a las reivindicaciones más elementales de los ciudadanos. Los jóvenes que salieron a la calle se dirigieron al gobierno: “Nosotros no esperamos de usted que nos proporcione alimentos, atención médica y servicios educativos; no le pedimos que nos de un empleo y un techo, pero le pedimos seguridad, que ya no hayan bombas que estallan, ni secuestros, ni violencia ni corrupción”.
Insistieron sobre el hecho que los representantes de las autoridades que no realizan correctamente su trabajo, que disparan contra los manifestantes, que utilizan tanques y otros vehículos para aplastar a los manifestantes deben rendir cuentas frente al pueblo y que el gobierno no debe apoyarlos.
Pero el régimen títere se ha conducido con los civiles como lo hace Daech. Desde la aparición de Daech en Afganistán en 2014, este último ha tomado como blanco a los civiles en las calles, en las carreteras e incluso en las mezquitas y también en las habitaciones. Iniciaron su “yiad” en la provincia de Zabul decapitando a siete civiles,
entre los cuales una niña. Es con el mismo salvajismo que la guarnición militar de Kabul
atacó, en la noche, con sus tanques y sus armas a los manifestantes, para derribar sus tiendas de campaña, pero la guarnición se vio confrontada a la heroica resistencia de los manifestantes. Es así que la bárbara acción de la policía se saldo con por lo menos dos muertos y veintisiete heridos y once aporreados y encarcelados.
La Izquierda Radical de Afganistán (LRA), condena firmemente esta represión que no envidia en nada a los crímenes de Daech. También denuncia el silencio de la supuesta comunidad internacional y de la UNAMA (Misión de defensa de la ONU en Afganistán) ante las violencias del gobierno contra manifestantes pacíficos. Consideramos que él régimen títere y sus amos, los Estados Unidos y la OTAN, con su pretendida “democracia” y sus “pretendidos derechos humanos”, han mostrado su verdadero rostro al pueblo
de Afganistán, que ya no será engañado por sus falsas promesas.
Llamamos a nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo a expresar su solidaridad con los jóvenes y los estudiantes de Kabul y exigir a sus gobiernos que hagan presión sobre el gobierno Ghani-Abdullah en Kabul para que ponga un punto final a la represión, pague indemnizaciones convenientes a las víctimas y libere a los encarcelados.
Left Radical of Afghanistan (LRA)
Afganistán 20 de junio de 2017

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