Por Antoine Tronche Extraído de La Tribune des Travailleurs n° 100
La revuelta de los obreros de Petrogrado fue la chispa que desencadenó el febrero de 1917. Durante la Revolución de Octubre y laguerra civil que siguió, un numeroso grupo de mujeres desempeñó un papel importante, con frecuencia no han sido reconocidas. Larissa Reissner es una de estas mujeres.
Larissa Reissner nació en 1895 en Polonia, en Lublin, donde su padre era profesor y vivió su primera infancia en Tomsk (Siberia). En 1903, su padre emigró a Berlín, Alemania para escapar de la represión zarista. Fue educada y estudió en Heidelberg . Ee 1907, su familia regresó a Rusia a Petrogrado. Ella brillantemente terminó sus estudios en 1912. Desde el principio, mostró talento literario. Colaboró en la revista Rudin, que había sido fundada por su padre, simpatizante Socialdemócrata, y donde se expresaron intelectuales contra la guerra.
A principios de 1917, se puso en contacto con las organizaciones de trabajadores y los círculos revolucionarios, especialmente los marinos de Kronstadt.
Al principio de la revolución, trabajó para la conservación de los monumentos y el arte con Lunacharsky. Se unió al Partido Bolchevique a principios de 1918.
fue enviada como comisionada al Quinto Ejército, y tomó parte activa en la famosa batalla de Sviajsk que detuvo el ejército blanco y los legionarios checoslovacos, preludio de la conquista de Kazán .
En este episodio, donde Trotsky movilizo y condujo a la batalla una columna heterogéneo de soldados y empleados a pesar de que su tren blindado estaba inmovilizado y aislado en la estación Sviajsk, Larissa narro esta épica lucha (en su libro sobre la Guerra Civil: El Frente), en la que hizo hincapié en el papel central de Trotsky en la construcción del ejército rojo,
En Sviyazhsk, Trotsky, quien logró dar al Ejército recién nacido una columna vertebral de acero, quien se enraizó en el suelo negándose a ceder un solo centímetro de terreno pasara lo que pasara, quien pudo mostrar ante el puñado de defensores una sangre más fría que la de cualquiera, en Sviyazhsk, Trotsky no estuvo solo. Ahí se habían congregado viejos obreros del partido, futuros miembros del Consejo Militar Revolucionario de la República y de los Consejos Militares de los diversos ejércitos a quienes el historiador futuro se referirá como los mariscales de la Gran Revolución. Rosengoltz y Gussev, Iván Nikitich Smírnov, Kobozev, Mezhlauk, el otro Smírnov y muchos otros camaradas cuyos nombres he olvidado. Entre los marinos, recuerdo a Raskólnikov y al difunto Markin. De una u otra manera, el Ejército Obrero y Campesino tenía que hallar una expresión, asumir una forma exterior, producir sus propias fórmulas, pero, ¿cómo? Todavía nadie lo tenía claro. En ese momento, naturalmente, no había un curso, no había preceptos ni había un programa dogmático del que ese organismo titánico pudiera servirse para crecer y desarrollarse.Al interior del partido y de las masas había sólo un presagio, un presentimiento creativo de esa organización militar revolucionaria que nunca se había visto y a la cual cada día de batalla le susurraba alguna nueva característica real.El gran mérito de Trotsky reside ahí, en su capacidad de capturar al vuelo el menor gesto de las masas que llevase ya la impronta de esa fórmula organizativa única que tanto se buscaba.
Ella continuó trabajando como soldado y comisionada en el Estado Mayor de la Marina.
La actividad combinada de la activista y de la escritora la llevó a múltiples horizontes. Primero en Afganistán (donde acompañó a su marido Fiodor Raskolnikov, ) y publica a su vuelta el libro El Afganisthan .
Ella visitará Alemania, enviada por la Internacional Comunista como enlace con el Partido Comunista Alemán, participara del levantamiento y aplastamiento del proletariado en Hamburgo, del que informa en su texto Hamburgo en las barricadas.
Despues viajara a los Urales para observar las condiciones de vida de los metalúrgicos y mineros en el momento de aplicación de la nueva política económica (NEP). y despues a la region Textil de Donbass . De estos viajes, Escribira su texto : El hierro, el carbón y la vida.
Colverá a Alemania y escribirá Al país de Hindenburg, un estudio de la evolución de la situación de la clase obrera en Alemania.
Ella contrajo malaria en Irán y será llevada por el tifus en 1926 a la edad de 30 en Moscú.
Karl Radek, que una vez fue su compañero, escribió: «Con ella desapareció una comunista profundamente unida a la clase obrera rusa que, gracias a una gran cultura, fue capaz de unirse al movimiento revolucionario del Este y del Oeste. Con él desapareció finalmente una mujer profundamente revolucionaria
precursora de este nuevo tipo humano que surge en la tormenta de la revolución. «
Palabras de Trotsky sobre Larissa en el libro Mi vida 1929 «Pallas* de la revolución» «Larisa Reisner ocupó un puesto importante en el V Ejército, como también en toda la revolución. Esta bella joven que había deslumbrado a tantos hombres, pasó como un meteoro refulgente sobre el fondo de los acontecimientos. A su aspecto de diosa del Olimpo, unía un espíritu finamente irónico y la valentía de un guerrero. Cuando Kazan fue ocupada por los blancos, se dirigió disfrazada de campesina al campo enemigo para espiar. Pero su presencia era demasiado extraordinaria. La detuvieron. Un oficial japonés del servicio de espionaje la interrogó. Pero durante una interrupción del interrogatorio, logró escabullirse por la puerta mal guardada y desapareció. Desde entonces trabajaba en las patrullas de reconocimiento. Después, en los barcos de guerra, participó en los combates. Consagró a la guerra civil ensayos que quedarán en la literatura. Describió, con no menos brillantez, las industrias del Ural y la insurrección obrera del Ruhr. Quería verlo todo, conocer y participar en todo. En unos pocos años se había convertido en un escritor de primerísimo orden. Esta Pallas de la revolución, salida indemne de las pruebas del fuego y del agua, fue arrebatada de improviso por el tifus en la tranquilidad de Moscú; apenas tenía treinta años.» Intérprete y testigo de numerosos momentos decisivos de la revolución, quedó en la historia como testigo*Pallas: Diosa Guerrera de la Mitologia Griega
* Se puede encontrar, entre otros, la biografía de Larissa Reissner por Karl Radek y el artículo de Jean-Jacques Marie en los Cuadernos del movimiento obrero Nº 52