Artículo del número 263 del Semanario del POID Tribuna de los Trabajadores
En los momentos en que este número de Tribuna de los Trabajadores es enviado a la imprenta, el 3 de noviembre, la elección presidencial tiene lugar. ¿Su resultado será conocido cuando los lectores lean estas líneas? Quizás… o quizás no. Trump amenaza en efecto no reconocerlas si no resulta vencedor. Nuestros corresponsales en Estados Unidos, militantes del Socialist Organizer, nos transmiten estas informaciones para informar a nuestros lectores.
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1. ¿Cuál es el balance según Trump?
El millonario Trump, electo en el 2016 bajo el slogan de ¡América primero!, sirvió durante cuatro años a los intereses de los capitalistas. En marzo del 2020, en nombre de la “lucha contra la crisis”, hizo votar tanto por los republicanos como por los demócratas en el parlamento un plan de 1.2 billones de dólares para los patrones y los banqueros. Al mismo tiempo, los Estados Unidos son uno de los países más golpeados por el Covid-19 con 10 millones de casos y 230,000 fallecidos, en general entre trabajadores, gente pobre y de color en un país en donde 27 millones de trabajadores no tienen ninguna cobertura de salud. He ahí el balance de Trump, al cual hay que añadir su apoyo a la extrema derecha racista, la construcción del “muro de la vergüenza” en la frontera mexicana, el nuevo tratado comercial con México y Canadá en favor de las multinacionales norteamericanas, la amenazas contra China y el apoyo incondicional al Estado de Israel.
2. Biden, el candidato demócrata, ¿tiene un programa diferente?
Joe Biden fue vice-presidente de Obama del 2009 al 2017. Fue investido por el Partido Demócrata (con el apoyo de su “izquierda” y Bernie Sanders). Hay por supuesto diferencias de personalidades y de estilo con Trump. Pero una cifra resume quién es Biden: 74 millones de dólares es la suma que se colectó en los corredores de Wall Street financiar para la campaña de Biden (Center of Responsive Politics), cuatro veces más de lo que Wall Street invirtió en Trump. Eso resume el programa de Biden y del partido demócrata: un programa capitalista, como el de Trump y los republicanos.
3. La exigencia de “Blaks lives matter” marcó de su impronta esta campaña…
Del asesinato por la policía de Georges Floyd en mayo del 2020 en Minneapolis al de Walter Wallace el 26 de octubre en Philadelphia, surgió un movimiento inédito de millones de jóvenes, tanto negros como blancos, sindicalistas, etc., contra el racismo institucional. Este movimiento se enfrenta tanto a republicanos como contra demócratas, como nos lo recordaba Alain Benjamin (responsable de Socialist Organaizer): No se extirpará el racismo de la policía mientras que las instituciones, fundadas en el racismo institucional, sigan en pie. Esto plantea la cuestión de la necesaria alianza entre la población negra oprimida y la clase obrera americana. El racismo es finalmente sólo la envoltura ideológica que ha permitido, durante doscientos cincuenta años, justificar la esclavitud, y después, durante cien años que siguieron a su abolición, las leyes de segregación. Todavía es el racismo lo que justifica aun hoy en día lo que se conoce como “complejo carcelario-industrial”, donde los detenidos, negros y latinos en su mayoría, se ven forzados a trabajar por un salario de 15 centavos de dólar por hora en beneficio de las grandes empresas que solicitan este tipo de mano de obra carcelario. Paneles enteros de la industria dependen de esta forma moderna de esclavitud.
4. ¿Dónde está la clase obrera estadounidense en esta elección?
Es una paradoja. Estos últimos meses han sido marcados por una intensa lucha de clases: huelgas de profesores en numerosos Estados, huelgas masivas en General Motors, y, en marzo y abril, olas de wildcat strikes (huelgas salvajes) en las fábricas, los rastros o en los almacenes de Amazon por la protección de los trabajadores contra el virus. Frente a esta clase obrera que busca combatir, Trump no economizó fuerzas para intentar debilitar a las organizaciones sindicales.
Pero sobre el plano político (y electoral), la clase obrera -como clase consciente de sus intereses y organizada para ello- está ausente desde hace décadas, ya que la mayor parte de los dirigentes de los sindicatos llaman a votar por el partido demócrata, y utilizan millones de dólares de las cotizaciones de los sindicalizados para financiar las campañas. Esta campaña de apoyo al Partido Demócrata, que es en particular la de la dirección de la central sindical AFL-CIO, aunque también de personalidades como Angela Davis, la justifican por el hecho de que los demócratas serían “el mal menor”. Y en nombre de ese “mal menor”, apoyan al candidato preferido de…Wall Street.
5. ¿Es unánime la política del “mal menor”?
No, son muy numerosos los militantes de los sindicatos, aunque también del movimiento negro, los que consideran que “los patrones tienen dos partidos, ya es tiempo de que tengamos uno que nos pertenezca”. El 19 y 20 de septiembre último, 198 militantes obreros y de organizaciones negras se juntaron “para romper las cadenas del sistema de dos partidos”. Muchos, (entre ellos militantes del Socialist Organizer) se reclamaban de la vieja perspectiva de constituir un Labour Party, es decir, un partido obrero fundado en los sindicatos, suponiendo que éstos últimos rompieran con los demócratas. Numerosos participantes ligaban esta perspectiva del Labour Party a la del derecho a la auto-determinación y a la auto-organización de los negros en Estados Unidos, como la condición que les permitiera tomar un lugar, en condiciones de igualdad, en la construcción de un partido de la clase obrera. Esos militantes decidieron presentar candidaturas obreras y negras independientes a las elecciones locales, y de esta manera abrir la discusión en las organizaciones sindicales sobre la perspectiva de un Labour Party.
6. La campaña ha sido extremadamente violenta. ¿Por qué?
Porque la burguesía americana -la más poderosa del mundo- está en crisis, experimenta un impasse del sistema capitalista en su conjunto. Estos últimos meses, Trump ha amenazado con no reconocer el resultado de la elección si no es declarado vencedor. Acusa al voto por correspondencia (al cual muchos electores recurren a causa del covid), de ser “fraudulento”. Por su lado, Biden amenazó con hacer un llamado a la armada para “sacar a Trump de la Casa Blanca”. Sobre el “terreno”, los incidentes se multiplican: la policía reprimió brutalmente una marcha organizada por una iglesia negra en Carolina del Norte el sábado 31 de octubre, mientras que el día anterior, un autobús de la campaña de Biden era atacado en Texas por los simpatizantes de Trump, algunos portaban armas. Por otro lado, Trump no deja de hacer un llamado a las milicias blancas de extrema derecha.
7. ¿Qué deberían hacer los trabajadores en caso de un “golpe” de Trump?
Una intensa discusión tuvo lugar en relación a esto en el movimiento sindical. Unos como otros, importantes instancias sindicales han sido llevadas a tomar posición para afirmar que, si Trump osaba intentar un golpe de Estado, sería la responsabilidad del movimiento obrero defender las libertades democráticas llamando a la huelga, incluso a la huelga general, y emprender manifestaciones. Resoluciones yendo en este sentido fueron adoptadas por los Consejos de los sindicatos de Rochester y de Troy (Estado de Nueva York), Seattle (Estado de Washington), Madison (Wisconsin) o del Oeste de Massachusetts. El sindicato de profesores United Teachers of Los Angeles, por ejemplo, llama a manifestar los días 4 y 7 de noviembre en caso de que haya un intento de Trump de “robar” la elección. Es muy posible que una nueva etapa de la crisis de la burguesía americana se abra con esta elección. Colocará aún más a la orden del día la necesidad de una política obrera y negra independiente.