Ante la creciente resistencia de trabajadores y jóvenes, el régimen adopta una nueva medida de represión

Se acaba de presentar un proyecto de ley en la Duma (Parlamento), destinado a permitir la prohibición de todo tipo de reuniones, concentraciones y manifestaciones «en las inmediaciones de los edificios oficiales y en áreas adyacentes, así como en estaciones, escuelas y lugares de culto». . Las autoridades regionales pueden determinar cualquier otro lugar donde se prohibirán las reuniones.

¿Por qué tal proyecto, cuando toda manifestación de oposición ya está reprimida y está prohibido, bajo pena de multa, pronunciar la palabra “guerra” en relación con Ucrania? Mientras que activistas como Kirill Oukraintsev del sindicato de trabajadores de reparto, pueden ser encarcelados sin razón alguna por su actividad sindical…

Solo hay una explicación para el reforzamiento del carácter ultrapolicial del régimen: la creciente resistencia de los trabajadores y la juventud contra sus políticas.

Resistencia contra la guerra. Así, informa la edición local de Komsomolskaya Pravda de esta semana: “A primera hora de la mañana, dos jóvenes lanzaron un cóctel molotov contra la oficina de alistamiento militar en Vladivostok (Extremo Oriente). La policía no ha identificado a los sospechosos, que enfrentan hasta cinco años de prisión. Esta es la decimoctava oficina militar incendiada en el país desde el 24 de febrero.

En la ciudad de Kirov, cientos de trabajadores y jóvenes firmaron una carta abierta al rector de la universidad: «Nosotros, estudiantes y profesores de la Universidad Estatal de Vyatka, independientemente de nuestras opiniones políticas, nos oponemos firmemente a la exhibición de símbolos de propaganda militar en el edificio central de la universidad. »

Pero el esfuerzo bélico y las sanciones contra Rusia golpearon primero a la clase obrera en el bolsillo. Además de las grandes fábricas cerradas por falta de componentes importados, los trabajadores del sector público son deducidos directamente de sus salarios. En Krasnodar, como en todas las escuelas de Kuban, el personal se vio obligado a donar 500 rublos cada uno para pagar las “necesidades básicas” del ejército. En la región de Oremburgo, un llamamiento dirigido a los directores de las escuelas les insta a recaudar fondos para la guerra: extraoficialmente, cada maestro debe pagar 500 rublos, 1000 para un director.

 El Sindicato Independiente de Trabajadores de Hospitales había informado de incidentes similares en hospitales. Un activista comenta: “Estos gravámenes forzosos no refuerzan de ninguna manera “la unidad del pueblo con el ejército”. Al contrario, provocan perplejidad e irritación. Para un profesor de provincia que gana de 15.000 a 20.000 rublos al mes (250 a 330 euros), ¡500 rublos es enorme!”

En estas condiciones, la huelga convocada el 19 de abril por los recolectores de basura de Novosibirsk, durante la cual los trabajadores habían formado su propio sindicato, acaba de desarraigar las reivindicaciones relativas a las condiciones de trabajo y, además, ¡ha desarraigado el pago íntegro de los días de huelga! “Los trabajadores no pretenden quedarse ahí y ya tienen planeado reunirse por sus demandas salariales. Han demostrado que solo la cohesión y la paciencia pueden conducir al éxito”, comenta un activista. Entendemos mejor por qué la Duma está empezando a entrar en pánico.

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