Por Berthony Dupont, redactor jefe de Haïti Liberté del 29 de marzo.

   El imperialismo americano nunca ha dejado de visualizar las armas ni se ha desesperado en sus intentos por imponer, o en su caso renovar, su dominación neo-colonial en Haití. Toda la historia de nuestras relaciones ha estado marcada por situaciones dolorosas en su intento por limitar nuestra independencia y nuestra emancipación. El imperialismo americano lo ha hecho todo y todo lo ha intentado: desde los golpes de Estado hasta las demostraciones de fuerza sangrientos, pasando por golpes violentos para liquidar el derecho del pueblo haitiano a la auto-determinación y así reprimir su lucha de liberación nacional.

   Es un hecho: la dominación imperialista occidental que ha reemplazado a la colonización y la esclavitud no ha hecho más que acelerar y agravar nuestra desdicha. El capitalismo dominante ha moldeado la economía de Haití en función de sus propias aspiraciones hegemónicas y de sus necesidades. La clase política haitiana, heredera auténtica de esta mentalidad, es solo un instrumento renovable al servicio de las potencias protectoras. Recordemos que cuando los Estados Unidos invadieron Haití en 1915, bajo los aplausos de la burguesía, la pobreza y la miseria se extendían sobre las masas en las ciudades y en los campos, donde se vivía ya en condiciones infrahumanas.

De su laboratorio criminal desprenden esta nueva fórmula: el Global Fragility Act o “La estrategia de los Estados Unidos para la prevención de conflictos y la promoción de la estabilidad del plan estratégico decenal para Haití”. Se trata de otro medio más sofisticado de la injerencia imperialista en las luchas del pueblo de Haití, al servicio de las multinacionales norteamericanas. Es necesario que nos organicemos con el fin de poder combatir este nuevo plan de guerra, sin duda mucho más maquiavélico del imperialismo americano, si queremos perpetuar y defender nuestra independencia.

   La urgencia es la de combatir este proyecto de mentiras que no es otra cosa que una nueva forma clásica de ocupación militar. El pueblo haitiano es el único que puede construir o reconstruir su nación, no los bárbaros imperialistas y sus instituciones al servicio exclusivo de la explotación capitalista. Es el sistema capitalista el que debe irse con todas sus instituciones y todos sus corolarios de dominación neocolonial.

   La valentía, hoy en día, significa romper de una vez por todas con la sumisión a las exigencias de la clase capitalista. Es al servicio de esta causa, la de combatir al imperialismo destructor, que nosotros, desde Haïti Liberté estamos revolucionariamente comprometidos.