HAITI Levantamiento popular contra el alza de los precios

Nuestros amigos y camaradas de Haïti Liberté nos transmiten esta correspondencia de Marie Laurette Numa editada el 11 de julio en su semanal, y de la que publicamos grandes extractos.

Desde el 8 de marzo de 2018, el Ministro de Economía y Finanzas, Jude Alix Patrick Salomon, anunció que el gobierno, para cumplir los compromisos contraídos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) el mes de febrero, no tendrá otra alternativa que el aumento de los precios del combustible el próximo mes de julio. Propuesta refutada, no sólo por los principales sindicatos, sino también por la población en general, y especialmente los trabajadores; dada la precariedad de la actual situación socioeconómica, no podrán pagar los costos de transporte

(…). Apostando en la Copa Mundial de Fútbol, especialmente en las afinidades partidarias de las masas por la selección brasileña que debería enfrentar Bélgica (…), pensaron que Brasil ganaría, que la gente se embriagaría de alegría y regocijo, olvidando incluso sus humillantes condiciones de vida, y que el crimen de subir el precio del combustible pasaría desapercibido. Desafortunadamente para ellos, Brasil perdió contra los belgas (…).

Esta derrota, en cierto sentido, sumándose a la decisión impopular de aumentar el combustible, no hizo más que acelerar aún más la ira y la frustración de las masas trabajadoras. Indignadas, no se demoraron, solamente unos cuantos minutos después del final de este partido, pasaron espontáneamente a un ataque insurreccional, y eso en todas las grandes ciudades del país, denunciando a su manera esta decisión no sólo arrogante, sino que ilustra que el Estado haitiano no se preocupa por las condiciones de vida de las masas populares, especialmente los obreros subcontratados cuyos miserables salarios se mantienen sin cambios, aunque reclaman un mínimo de 1.000 gourdes (13 euros – Ed.) que los ayudarían a cubrir sus gastos al fin de mes.

De hecho, el galón (3.7 litros) de gasolina aumentó de 224 gourdes a 309 gourdes, un aumento de 85 gourdes (un euro). El galón de diesel es anunciado en 264 gourdes (también un aumento de 85 gourdes) y el carburante, pasa de 173 a 262 gourdes el galón. El aumento del combustible implica el aumento del costo de todos los productos de primera necesidad, así como el precio de los transportes, ¡por ende el aumento de la miseria del pueblo! (…).

El gobierno está tratando de calmar a los manifestantes con declaraciones huecas y sin sentido, al tiempo que llama ¡infructuosamente a la población a la calma y la paciencia!

La burguesía, por su parte, denunció la ausencia en las calles de la policía, su brazo armado, para defender su propiedad ya que la mayoría de la policía no estaba en sus puestos. Por una vez, algunos policías hijos de las masas explotadas se solidarizaron con una causa relacionada con su origen de clase, dejando a la población hacer frente a los buitres rapaces del país (…).

Esta insurrección popular, incluso cuando está desprovista de una vanguardia con un objetivo claro y preciso, es una respuesta adecuada, no solamente a la irresponsabilidad de la administración reaccionaria de Moise-Lafontant, sino también al plan macabro del FMI. Como dice Jonel Merisier, presidente del Sindicato de chóferes y propietarios de automóviles de Mirebalais (Scpvm), «es criminal de la parte del Estado haitiano tomar tales medidas, cuando hay otras formas de encontrar dinero sin dañar a la población».

El gobierno obligado a retirarse Gracias a esta movilización popular, el gobierno acorralado contra la pared, se vio obligado, el sábado de 7 de julio a anunciar rápidamente la suspensión de la medida de ajuste de los precios de los productos petrolíferos, al menos por ahora, con el propósito de tratar de calmar esta revuelta. Más tarde, el mediocre jefe de Estado, Jovenel Moisés, objetivamente al servicio del imperialismo, para aliviar la situación incontrolable debida a que las masas exigen que se vaya, pidió la retirada completa de este decreto, pretextando reconocer, por primera vez, que «el pueblo habló, él lo escuchó».

Si el país está amenazado por el caos y la anarquía, como lo repiten los resúmenes de la prensa burguesía haitiana y extranjera, es de hecho que las fuerzas oscuras internacionales, de acuerdo con sus lacayos locales ávidos de ganancias, tratan a toda costa de reducir, y mantener siempre a las masas populares en la pobreza.

Obviamente, el garrote de la represión económica y social ha cambiado de objetivo; sin embargo, ¡lo que las élites han visto es sólo la punta del iceberg! Caveant consules * y ¡viva la lucha de los haitianos oprimidos! »

NOTA: «¡Que los cónsules vigilen!: fórmula latina por la cual el Senado romano invistió a los cónsules con un poder dictatorial en caso de crisis social.

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