
Desde noviembre del 2020, el gobierno de extrema derecha de Narendra Modi hace frente a cientos de miles de campesinos y a sus familias quienes, llegando de todo el país a Nueva Delhi, exigieron la abrogación de tres leyes anti-campesinas del gobierno.
Esas leyes (leer los números precedentes) están inspiradas directamente por las multinacionales de las grandes potencias que presionan a la Organización Mundial del Comercio y lo obliga a replantearse los precios de venta de los productos agrícolas, hasta ahora garantizados por el Estado Indio.
Desde finales de noviembre, la movilización campesina no declina. Cientos de miles de campesinos acampan en Nueva Delhi a pesar del frío, y la población de la ciudad multiplica los gestos de solidaridad. De manera más general, en todos los países los trabajadores con sus organizaciones sindicales desean expresar su aspiración a la unidad con los agricultores, como lo hicieron el 13 de enero los trabajadores de la zona industrial d Gurgaon Manesar (Estado de Haryana) al grito de “¡Kizan mazdoor ekta zidabad!” (¡Ahora, la unidad obrera y campesina!). El 25 de enero, en Mumbai, todos los sindicatos obreros convocaron a un mitin de apoyo a los campesinos. Hay un antecedente: es el mismo gobierno de Modi quien destruye el Código del Trabajo en nombre de la “crisis económica”.
El 12 de enero, la potencia de ese movimiento inédito provocó un giro inesperado. La Corte Suprema de India, la más alta jurisdicción del país, anuncia que “suspende” las tres leyes agrícolas e invita al gobierno y a organizaciones campesinas a constituir un “comité de expertos” integrando a las organizaciones campesinas para “informar a la Corte suprema”. La reacción inmediata de las organizaciones campesinas bajo la presión de sus bases fue: no participarán en ningún “comité de expertos” y “continuarán exigiendo la abrogación de las leyes, no su suspensión”. El 14 de enero, un dirigente campesino que se había unido al “comité de expertos”, Bhupinder Singh Mann fue forzado a renunciar públicamente dada la respuesta hostil de los granjeros. El 15 de enero, en las negociaciones entre gobierno y organizaciones campesinas, éstas últimas reafirmaron la reivindicación: abrogación inmediata de las leyes anti-campesinas. El 26 de enero, “día de la República”, los campesinos se plantean manifestar a todo lo largo de la capital.
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De nuestros corresponsales. Extraído de Tribuna de los Trabajadores 273