Este 15 de febrero salió la nueva edición de nuestro boletín Transición, de la Liga Comunista Internacionalista. Te invitamos a adquirirlo. a continuación reproducimos la editorial.

Ante la barbarie capitalista avancemos en la construcción de un Partido Obrero Independiente
La crisis económica internacional agravada por las consecuencias de la pandemia del COVID 19, se expresa cada día más en la vida cotidiana de los trabajadores, los miles de despidos, rebajas salariales y medidas de resguardo la han golpeado duramente. Son ya cientos de miles de trabajadores muertos y millones contagiados a nivel mundial, no existe un panorama alentador de recuperación económica ni de distribución eficaz de la vacuna.
En el contexto de crisis general del sistema capitalista se da el cambio de gobierno en EUA, responde a una disputa interburguesa de conducción de la crisis, donde se apuesta por Joe Biden para que integre a las direcciones del movimiento obrero y popular en la aplicación de las medidas exigidas por el imperialismo para intentar salir de su crisis.
Trump, utilizó la desesperación por la debacle económica y el atraso político de amplias masas, con su demagogia populista de derecha, polarizó a sectores del pueblo norteamericano; fortaleciendo a los grupos ultraconservadores de corte fascistas, racistas, xenófobos, algunos de los cuales atacaron el Capitolio el 6 de enero pasado (creando una grieta en el sistema bipartidista norteamericano, ver los conversatorios con Alan Benjamín).
Paralelamente durante la administración Trump se expresaron luchas de resistencia, donde la clase obrera y su juventud tuvieron un papel protagónico, como lo fueron las diversas huelgas (particularmente en la industria automotriz), acciones contra las políticas antinmigrantes y el enorme estallido de la movilización del pueblo negro por sus libertades civiles, contra la represión y el racismo.
Luchas que hasta el momento han sido canalizadas al apoyo al Partido Demócrata, el Senador Bernie Sanders, en particular, con su discurso (autodefinido como Socialista Democrático) arrastró a la joven vanguardia, cuya voluntad y acción fueron conducidas detrás del derechista Biden, bajo el pretexto de la unidad para sacar a Trump
Hoy la cooptación de la movilización social y la reconducción del descontento a los marcos institucionales está en marcha (ver artículos dedicados a la situación en EUA paginas 19 en adelante), lo que pone a la orden del día una política de independencia de clase, la construcción de un Partido de los Trabajadores en EUA.
De la misma manera en que se expresa la lucha de clases en EUA, esta se presenta en el mundo.
Las medidas de confinamiento del COVID no han evitado que cientos de miles se movilicen en acciones que combinan las demandas laborales y sociales con las exigencias de medidas urgentes para terminar con la pandemia.
Ejemplos de ello: la India con huelgas de millones de campesinos (ver pagina 24); Chile con la reactivación de las protestas contra la constitución pinochetistas; Francia donde se movilizan contra las leyes de censura; Brasil donde miles se movilizan contra el gobierno de Bolsonaro, pero hay un elemento común: la complicidad de las direcciones políticas de todo tipo para frenar las movilizaciones, encausarlas al respeto al sistema y limitar las demandas al marco de la propiedad privada de los medios de producción.
Esta es una acción criminal contra la clase trabajadora.
Como explicamos en un artículo dedicado a ello (ver página 4), las medidas más urgentes para salvar a la humanidad pasan por el cuestionamiento de la propiedad privada de los medios de producción y distribución de las vacunas, por la implementación de medidas para asegurar su distribución global, su aplicación universal y gratuita que son frenadas por los intereses mercantiles de una minoría por una guerra de vacunas que solo beneficia a los grandes monopolios.
México no es la excepción de esta tendencia: Las demandas del pueblo trabajador y la necesidad del rescate de la soberanía nacional se expresan cada día de manera más evidente y urgente.
Como lo hemos analizado en los números anteriores de TRANSICIÓN, la masas llevaron a AMLO al gobierno con el mandato de terminar con las políticas privatizadoras y destructoras de la nación. Lo expresado en la elección del 2018 fue la fuerza concentrada del caudal de movimientos que en los últimos treinta años se habían enfrentado a los gobiernos del PRIAN, que a falta de una expresión política propia tomaron a AMLO como herramienta con la expectativa de que su gobierno pudiera generar mejores condiciones para resistir al embate imperialista sobre la clase y la nación.
Pero la oligarquía, también vio en AMLO la posibilidad de canalizar la crisis política y de legitimidad del régimen; un freno que podía canalizar el descontento de las masas.
A dos años de gobierno, el enfrentamiento de estas tendencias sigue vigente: por una parte la oligarquía se organiza para presentar una coalición electoral y presiona de todas las formas posibles a AMLO y su gobierno para mantener la continuidad del llamado proyecto “neoliberal” y por el otro las masas comienzan a levantar de nueva cuenta sus reivindicaciones.
Algunos sectores del gobierno, han promovido acciones progresistas, que aunque mínimas, han dado cierta esperanza a las bases sociales, como lo ha sido la consulta por la salida de la Constellation Brands, las reformas laborales, la cancelación parcial de la reforma educativa… sin embargo estas políticas se diluyen por el boicot de los propios funcionarios estatales o municipales, muchos de ellos priistas y panistas o verdes hoy convertidos en MORENISTAS.
El gobierno de la 4T ha demostrado que no es homogéneo, una parte de funcionarios y políticos impone la continuidad, logrando cooptar a direcciones sindicales y de los movimientos sociales bajo el argumento de impedir el fuego amigo mientras que aquellos movimientos que han resistido se topan con la falta de resolución a sus demandas, el desconocimiento de sus direcciones o a los ataques represivos directos.
Para lograr implementar su programa de gobierno, sus políticas sociales, la lucha contra la corrupción y la estabilidad política López Obrador es empujado a tomar iniciativas que, aunque limitadas, se topan con la oposición de los grupos de poder y con la realidad objetiva de la crisis capitalista.
En los últimos meses AMLO ha presentado al Congreso una serie de reformas, para gestionar mejor su gobierno, como la reforma a las jubilaciones, que como lo expusimos en Transición 24 mantiene el sistema de cuentas individuales, pero al mismo tiempo otorga certeza sobre la obtención de una mínima jubilación para los ancianos, lo que evita que la bomba de descontento estalle durante su administración.
Lo mismo ha sucedido con la reforma educativa (ver articulo en este número) cancelada solo en parte (aspectos punitivos), siendo una victoria parcial para los miles de maestros que lucharon contra ella durante 6 años, pero a la vez esta mini reforma sirvió para contener la movilización magisterial independiente y asegurar una alianza política con la dirección del SNTE.
El ex secretario de Educación Moctezuma Barragán expresó en la mañanera de este 15 de febrero el logro de “tener dos ciclos escolares sin un día de paro”
Obrador ha presentado dos iniciativas que reflejan los problemas nacionales, por una parte ha planteado la prohibición del Outsorcing y por otra una reforma para dar mayor control a la CFE sobre el sector eléctrico.
Ambas iniciativas relacionadas con sus promesas de campaña y que han recibido una respuesta una feroz de las cámaras empresariales que amenazan con retirar sus inversiones y con despidos masivos. Posición respaldada por las trasnacionales y sus gobiernos, que planean demandar al gobierno mexicano ante tribunales internacionales en el marco del T MEC (acuerdo avalado y firmado por el propio AMLO).
Algunos sectores empresariales han maniobrado, junto con los sindicatos charros, buscando un acuerdo para que el outsorcing sea “reglamentado”, es decir, perfeccionar este mecanismo de explotación y legitimarlo ante la ley.
En algunos casos las cámaras empresariales han propuesto intercambiar la regulación del Outsorcing por la desaparición del pago de utilidades, en esta propuesta están involucrados diputados y senadores del PAN PRI PRD y del propio MORENA.
La modificación al sector energético, propuesta por AMLO, según sus propios dichos, no busca la renacionalización, sino simplemente cumplir con su promesa de campaña de no subir el costo de las tarifas:
«Imagínense, cuánto nos vamos ahorrar si se dejan de entregar subsidios a estas empresas extranjeras, a Iberdrola, por ejemplo, que se le entregan subsidios, no solo la CFE le compra caro por los contratos que se establecieron antes, le compra a estas empresas la energía a precios elevados, sino también se le subsidia», «Entonces al aprobarse esa reforma legal, nos vamos ahorrar mucho dinero y ¿qué podemos garantizar con ese ahorro? Pues que no nos cueste más la luz a los consumidores, que no aumente el precio de la luz, mínimo” (conferencia mañanera 11 de febrero)
Con la mayoría de MORENA en ambas cámaras, seria relativamente sencilla la aprobación de ambas iniciativas, pero por su carácter de clase (un partido burgués) la oposición se encuentra en el propio MORENA,
Las políticas del gobierno de la 4T, no van a fondo en los cambios radicales que son necesarios para garantizar los derechos y la soberanía, cuyo primer paso debe ser echar atrás las reformas estructurales (de las cuales son componentes esenciales el outsorcing y la privatización del sector energético), porque su horizonte programático es la reforma del capitalismo, no su superación.
Los objetivos formales de la Cuarta Trasformación: como la superación de la pobreza, la lucha contra la corrupción, la recuperación de la soberanía, chocan con los obstáculos que dejaron los gobiernos anteriores, pero también con las necesidades del capitalismo en crisis. Lo que nos lleva preguntarnos:
¿Es posible en el marco del capitalismo en descomposición resolver a fondo las demandas de los trabajadores? ¿no es acaso necesario un programa cuyo horizonte sea la superación del propio capitalismo?
Efectivamente, se pone a la orden del día la independencia de clase, la formación de una alternativa política y de una organización de los Trabajadores, que represente fielmente sus intereses que son los de la nación en su conjunto.
El escenario electoral de este año no hace más que confirmar la ausencia de este instrumento.
Los partidos tradicionales de la burguesía, organizan un bloque opositor a AMLO, cuyo único objetivo es la sobrevivencia de estos aparatos, ante el descredito que viven. Presentando a personajes de la farándula para atraer votos en los distritos electorales y posicionando a sus direcciones en las listas de representación proporcional, es decir los puestos seguros.
La alianza de MORENA-PT-VERDE, presenta candidatos seleccionados desde arriba mediante el método fraudulento de la encuesta, dándole preferencia a la reelección de legisladores, muchos de ellos provenientes del PRI y del PAN, eliminando la participación de las bases sociales.
Ambas alianzas dominaran el panorama electoral sin presentan algún programa de cambio. Los trabajadores presenciaremos otra campaña con sonrisas felices y guerra de lodo sin sentido, donde lo único que estará en disputa son mayores lugares en los congresos y mayores recursos para los partidos burgueses.
La clase trabajadora estará ausente del escenario electoral, los intentos por presentarse a través de candidaturas independientes han sido más difíciles en el contexto de la pandemia (ver articulo) y en algunos lugares el abrir alguna candidatura., dependerá de la resistencia de las bases de MORENA-PT a sus dirigencias locales.
La decisión de Susana Prieto, de pactar una alianza del poderoso movimiento 20/32 con MORENA para la presentación de candidaturas “obreras”, muestra de manera deformada la necesidad de la expresión política de los trabajadores. Apenas anunciada esta posibilidad de candidaturas obreras, están han sido bombardeadas por la prensa y los grupos empresariales que movilizan enormes recursos para cerrar el paso a las mismas a la vez reflejando la lucha de clases en el ámbito del sistema político electoral.
Por otra parte, es necesario abrir un debate sobre los riesgos de estas candidaturas en el marco de una alianza electoral burguesa, sin un programa propio.
Para nosotros un programa de independencia de clase, debería contener algunas de las siguientes demandas:
- · Aumento general de salarios
- · Escala móvil de salarios y horas de trabajo
- · Renacionalización de los sectores privatizados
- · Prohibición de todo tipo de outsourcing
- · Vacuna universal y gratuita para todos, que se produzca la vacuna en México de manera soberana y se destine presupuesto a la investigación en instituciones públicas para lograr la soberanía
- · Libertad y democracia sindical, no al corporativismo de Estado
- · Alto al saqueo de los recursos naturales por las trasnacionales
- · Plenos derechos para las mujeres, libertad de decisión
Para los militantes de la LCI que actuamos en el marco de la OPT, la participación en las elecciones no es una cuestión de principios sino de táctica. Como lo hemos señalado en los últimos meses, creemos que es necesario que se expresen las demandas de los trabajadores en la arena electoral, que ha sido relegitimada por el triunfo de AMLO.
Creemos que las candidaturas de clase son posibles siempre y cuando se presente un programa claro que no se supedite a los intereses de tal o cual grupo burgués.
Consecuentemente hemos buscado las vías para que una plataforma independiente, desde la clase trabajadora, pueda presentarse en las próximas elecciones, en BC a través de candidaturas independientes, en Chiapas con una alianza con las bases de MORENA y PT.
Sin embargo, somos claros de que esta aspiración solo tendrá una solución con la constitución de un partido de la clase trabajadora, un partido obrero independiente, por ello hemos lanzado una iniciativa en ese sentido, para que independientemente de lo que suceda en el marco de las elecciones actuales, avancemos en la organización de la clase y en resolución de sus tareas.
Te invitamos a conocer la convocatoria para la formación de comités pro partido de la clase trabajadora (página 4) y a integrarte a esta iniciativa y a las campañas que la LCI desarrolla.