Ni a la UNICEF ni a la Organización Mundial del Trabajo (OIT), dos organizaciones ligadas a las Naciones Unidas, se les puede sospechar de ser hostiles al sistema capitalista fundado en la propiedad privada de los medios de producción. Sin embargo, el informe que esos dos organismos publicaron el 10 de junio, es un acta de acusación contra ese sistema. Indica que, a principios de 2020, es decir, en los inicios de la extensión de la pandemia, 160 millones de niños en el mundo se veían forzados a trabajar, o sea, 8.4 millones más que en cuatro años. Un niño de cada diez en el mundo se ve forzado de trabajar (aunque la proporción sube a un niño de cada cinco en África subsahariana).

Además, explica la directora de la UNICEF, “el fenómeno se agrava en los niños de 5 a 11 años, entre los más pequeños. ¿Cuáles son las consecuencias para la sociedad? Son los daños corporales, físicos, y los daños mentales, psicológicos. Un niño que está expuesto desde los 5 años a un trabajo muy duro en la labor va a tener retrasos de desarrollo y va a sufrir violencias corporales y físicas que lo van a perjudicar durante mucho tiempo”. (Francetvinfo.fr, 12 de junio). Y esta evolución se va a agravar, según ella, ya que “el Covid va a provocar un aumento dramático del trabajo infantil en los próximos años. Y es que el Covid, en algunos países con estructuras frágiles, coloca a las familias en una situación económica dramática. No les queda otro recurso que recurrir a los niños para simplemente subsistir”. Todo esto a causa, en particular, del hecho que muchos países de África, Asia y de América Latina se ven privados de campañas de vacunación que les permitirían proteger a la población, como también a los planes de privatización de los servicios públicos impuestos por el Fondo Monetario Internacional. Y mientras que 160 millones de niños se ven privados de la escuela y sometidos a las peores formas de explotación, los beneficios de las treinta y dos más grandes empresas del mundo conocen un salto espectacular de más de 1 billón castellano de dólares en 2020. Un concentrado de la barbarie capitalista.

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D.F.