China/Hong Kong Solidaridad con los trabajadores chinos.

En Hong Kong, desde la entrada en vigor en julio del 2020 de la ley sobre la seguridad nacional, unas cincuenta organizaciones se vieron forzadas a disolverse en el 2021. Asociaciones diversas, partidos y grupos políticos, una decena de sindicatos, y sobre todo la única confederación sindical china independiente, la Hong Kong (HKCTU).

La represión del gobierno de Hong Kong de Carrie Lam (bajo las órdenes de Pekín) se volvió sistemática y feroz, golpeando a organizaciones y militantes que reivindicaban su independencia en relación al Estado.  La prensa fue incluida: el cotidiano más vendido, Apple Daily, y más recientemente el periódico en línea Stand News, cuyos locales fueron invadidos una madrugada por 200 policías, tuvieron que cerrar y despedir a periodistas y empleados. Un tribunal de Hong Kong incluso juzgó recientemente que la RTHK, la radio-televisión pública de Hong Kong, no tiene el derecho a la libertad de expresión.

Centenas de militantes permanecen en prisión, así como los 47 militantes de opiniones diversas que organizaron las “primarias” poco antes de las elecciones de diputados al Parlamento títere… y están acusados de ¡“conspiración con intenciones de subversión”! Entre ellos, el secretario general de la HKCTU, Lee Cheuk-yan, condenado de nuevo el 14 de diciembre a 14 meses de prisión por haber organizado la tradicional velada de conmemoración de la masacre de la plaza de Tiananmen en 1989.

   La resistencia se expresa de diferentes maneras. Los repartidores de comidas de Foodpanda no vacilaron en ponerse en huelga dos días para obtener sus reivindicaciones, negociadas por sus delegados y su sindicato. En el plan electoral, solamente el 30% de los electores se desplazaron el 30 de diciembre para la elección de diputados, o sea, la más baja participación desde la retrocesión de Hong Kong a China por el Reino Unido en 1997.

   Xi Jinping, el dirigente supremo del Partido Comunista chino puede estimar, felicitando a Carrie Lam, que la situación “evoluciona continuamente por lo mejor” en Hong Kong. Sabe muy bien que es la incertidumbre la que domina y que todo puede llegarse a dar. El poder ha mandado a demoler a finales de diciembre a tres monumentos: la Columna de la Vergüenza, la estatua de la Deesse de la democracia y el fresco de la masacre de Tiananmen. Eran símbolos de la irrupción repentina de la juventud y de la clase obrera, que hizo temblar y vacilar el poder burocrático en la primavera de 1989… “Las estatuas cuentan la historia, pero su demolición también” dice un militante.

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Alain Denizo

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