
El pueblo de Sri Lanka -en la unidad de sus componentes singalés y tamil- barrió del poder a un presidente corrupto. En el corazón de esta movilización estaba la clase obrera quien, por su huelga histórica del 6 de mayo último puso en marcha el movimiento que debería desembocar en la toma del palacio presidencial el 9 de julio.
El pueblo se ha levantado porque vive horas trágicas. Todo hace falta (medicinas, comida, electricidad). Cuando iniciaron las revueltas, el régimen respondió con represión. Pero como todos los pueblos del mundo, los esrilanqueses quieren vivir. El motín del hambre ha hecho huir a los corruptos. Este éxito les pertenece a los trabajadores y a los jóvenes. En las manifestaciones, surgió una consigna: “¡Setenta y cuatro años, es demasiado!”.
Uno de nuestros corresponsales explica por qué: “Hace setenta y cuatro años, en 1948, la gran lucha de nuestro pueblo por la independencia -insertada en la de los pueblos del sub-continente- fue confiscada. Para realizar la independencia real, era necesario avanzar hacia el rompimiento total con el imperialismo. No fue el caso.”
Es un hecho, Sri Lanka se puso de rodillas por decisiones tomadas al exterior del país.
Pocos días después del terrible tsunami del 2004, el ministro de relaciones exteriores de los Estados Unidos había osado declarar: “Es una maravillosa oportunidad para los Estados Unidos y pienso que eso nos dará importantes dividendos.”
A partir de ahí, la dependencia del país en relación a las instituciones internacionales se vio reforzada. Una “recolonización” se impuso gradualmente. Después de la instauración de Zonas Económicas Especiales (ZES), que escapaban a las leyes del país, puertos enteros fueron cedidos y todo el país fue colocado bajo la dependencia del FMI.
El país está siendo estrangulado por una deuda exterior que se eleva a 51 mil millones de dólares. El país debe poder disponer de todos sus recursos financieros para reconstruirse. La deuda, que no es del pueblo, debe anularse. ¿Cómo restablecer la electricidad, cómo comprar y producir los medicamentos si hay que pagar miles de millones de dólares al FMI? ¿Cómo asegurar el abastecimiento si los recursos del país sirven para llenar las cajas fuertes del FMI?
El presidente y el primer ministro tuvieron que renunciar. Y en todos lados desde Washington hasta Colombo, en los círculos del poder, buscan asegurar la sobrevivencia de las instituciones que han permitido el desarrollo de la corrupción y que han autorizado el saqueo del país. Un militante que prepara la conferencia mundial por la Internacional obrera afirma: “El presidente se ha ido. Que las instituciones en las cuales él era el centro se vayan con él. El pueblo fue capaz de desafiar a las fuerzas de represión. Tiene la capacidad de tomar en sus manos los destinos del país. El tiempo ha llegado de construir instituciones que permitan asegurar realmente la soberanía nacional. Es tiempo de que una Asamblea Constituyente se reúna apoyada en la formidable movilización del pueblo, en los comités de barrio y en las organizaciones sindicales para definir libremente los destinos del país.”
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Olivier Doriane