LAS RESISTENCIAS DE BC VS LA CORRUPCIÓN
Por Roger Ilich
Mire desde una transmisión en vivo desde el día viernes como los camaradas de las resistencias intentaban de nuevo entrar al congreso para evitar la aprobación de los dictámenes 94 y 95 referente a las APP’s, y la aprobación del endeudamiento del CI5 (por más de 82 mil millones, una deuda pública de más de 30 años).
Desde muy temprano el congreso estaba lleno de acarreados, gente de las colonias más pobres reclutada por los militantes del PAN o del PRI para llenar la sala del congreso para darle legitimidad a su sesión e impedir que la oposición se presentará. La presión de los compañeros logró detener la sesión y los diputados decidieron tomar un receso y poder salir (o escapar) del congreso.
No había hora o día programada por los diputados para reanudar la sesión. Las horas transcurrían y el congreso fue ocupado pacíficamente por los compañeros de la resistencia. Por la noche saliendo del trabajo me dirigí a acompañarlos y mostrar la solidaridad con la lucha. Pasada la medianoche regrese a mi casa, dejando el congreso ocupado por esa gente maravillosa e incansable.
El día sábado por la noche de igual forma saliendo de mi trabajo fui al congreso… los compañeros se organizaban, se ponían de acuerdo, analizaban; ¿que va a pasar? ¿cuando van a sesiónar? ¿que pasa si nos reprimen con la Policía? ¿y los abogados donde están? ¿que nos orienten, que hacemos? ¿como detenemos estas leyes? ¿quien se va? ¿quien se queda? Me recordó aquellas noches frías de enero y febrero cuando recién se tomaron las instalaciones.
Pasada la organización los manifestantes limpiaron la sala del congreso, barrieron y trapearon (olía a cítricos un aroma más agradable que aquel que despide la falta de ética, moral de los Diputados que legislan leyes en perjuicio de los pobres). El tiempo se iba “volando” entre pláticas formales y de análisis, así como de bromas y risas. Esa noche estaba abrazado por el calor de la gente pobre, honesta, luchadora, ese calor de familia, de fraternidad y solidaridad.
Pasan las horas, ya es de madrugada 4:10 am. A lo lejos luces rojo-azules iluminaron la plaza. Llegaba la policía con escudos y toletes en mano. Corrieron hacia el congreso. Un camarada, toma el micrófono y da la señal de alerta, “viene la Policía, entremos al congreso”. La gente se levanto del suelo donde dormía. Nos dirigimos a la sala del congreso ( la casa del pueblo).
Eramos poco más de 20 personas dentro niños, adolescentes, jóvenes, mujeres y personas de la tercera edad. Entró la Policía gritando y empujando, ¡salgan de inmediato!
Una compañera abogada exigía la orden de desalojo, demandaba la presencia del oficial a cargo nadie se hizo responsable, jamás mostraron la orden. Gritamos consignas ¡queremos estar en la sesión, queremos sesionar! Intentamos razonar con ellos, explicar porqué estábamos allí. No se podía, traían una orden y es que no puede haber uso de la razón y la libertad para las personas educadas para recibir órdenes.
(Afuera se escuchaban golpes y gritos los camaradas que estaban custodiando la salida querían entrar, la Policía no los dejo les arrojaron gas pimienta, más ruido y golpes se escuchaban afuera.
Nosotros adentro nos negábamos. Y por la fuerza algunas mujeres uniformadas jalonearon a las compañeras, incluso llegaron a golpearlas. cuando se acercaron a mí para sacarme a empujones note el desagradable aliento alcohólico que traían algunos oficiales de la policía, no fui el único en notarlo. Estaban bajo influjo del alcohol.
Algunos decidimos salir sin violencia no queríamos detenidos o que se llevarán a los menores a la Procuraduría porque esa fue la amenaza de los policías. Sin embargo, aun compañero sometido por la fuerza lo metieron a una sala aislada logramos darnos cuenta que nos faltaba uno y gritamos su nombre, ¡lo tienen en otra sala!¡liberen a nuestro compañero! Al hacer más ruido logramos que lo sacaran y trajeran con nosotros.
Salimos del edificio y los policías siguieron empujandonos y enfrentándose con nuestros compañeros (as) lo hicieron hasta que nos sacaron incluso del estacionamiento. No nos retiramos seguimos alrededor. Nos reagrupamos para contarnos y que no faltara ninguno.
Nos quedamos hasta que amaneció. Sin ningún otro percance por lo menos hasta que me retire.
La medida fue inadecuada, excesiva por parte del presidente del congreso Benjamin Gómez respaldado por los demás diputados y el gobernador Francisco Vega. El congreso estaba abierto, la toma era pacífica esperando que reanudarán la sesión y estar presentes para decir incansablemente ¡No al endeudamiento público!¡ No a la Asociación Público- Privada! ¡No a la privatización del agua!
Fue una medida urgente para aprobar una ley que endeuda al Estado por 83 mil millones de pesos, dinero que será usado para financiar el enriquecimiento de los empresarios involucrados que son los jefes que ordenan las legislaciones, quienes formulan las leyes para favorecerse del dinero público.
La deuda de 83 mil millones no es para salvar la educación pública, no es para rescatar el campo, no es para mejorar los hospitales públicos, no es para quienes no tienen techo, no es para acabar el hambre, no es para desarrollar la industria pública, la deuda no es para favorecer a los pobres, y son los pobres los que la van a pagar . Así como se endeudo en el pasado al pueblo para salvar los bancos privados con el fobaproa; hoy la deuda es para enriquecer a empresarios socios de los diputados y del gobernador, ahora bajo el esquema de las «Asociaciones Público-Privadas».